OTROS AL DESCUBIERTO
12 mar 2010
Los acuerdos
LUIS JAVIER GARRIDO
El último acuerdo secreto, pero escrito, entre PRI y PAN, negado y luego reconocido, se ha tornado contra panistas y priístas, pero en particular contra César Nava (presidente nacional del PAN) y contra su jefe, Felipe Calderón Hinojosa (titular espurio del Ejecutivo), que han quedado no sólo como mentirosos, sino ineptos, generando un escándalo político pocas veces visto, que ha desnudado a la clase política y puesto en evidencia la gravedad de la situación nacional.
1. La crítica situación actual no puede desvincularse de la involución que se produjo en el régimen político desde 1988, cuando empezó a ser gobernado, al llegar a Los Pinos de manera fraudulenta Carlos Salinas de Gortari, por una serie de acuerdos entre el PRI y el PAN, efectuados a espaldas y en contra del pueblo mexicano, los que se tornaron en una alianza en 2000 al producirse la alternancia en la Presidencia de la República.
2. La historia del cogobierno PRI-PAN que ha tenido México en estos últimos 22 años es, desde 1988, la historia de componendas, arreglos, cochupos, cambalaches, concertacesiones y trueques ilegales, efectuados a espaldas y en contra del pueblo por estas dos fuerzas políticas, que hasta ahora empiezan a entenderse en toda su gravedad, pues han permitido a una mafia enquistarse en el poder e ir entregando los recursos estratégicos del país al gran capital trasnacional y el manejo de las políticas del Estado mexicano a agencias de Estados Unidos.
3. La historia del México reciente ha estado marcada por esas componendas que fueron actos de traición a la nación mexicana: el pacto de Luis H. Álvarez y la cúpula panista con Salinas para convalidar el fraude electoral de 1988 a cambio de acceder gradualmente al poder, las concertacesiones electorales de Carlos Castillo Peraza y Diego Fernández de Cevallos con el gobierno salinista en los años 90, los cientos de pactos legislativos entre panistas y priístas para desmantelar a la nación cancelándole derechos al pueblo mexicano y entregando anticonstitucionalmente las riquezas de México al capital extranjero, el acuerdo de Zedillo con el gobierno de Clinton en 1995 para el rescate financiero de México a cambio de entregar la Presidencia al PAN en 2000, los arreglos de Salinas y el PAN para imponer a Calderón por la vía del fraude e impedir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2006, los pactos de Calderón con Elba Esther Gordillo para que le ayudase a instrumentar el fraude: el entendimiento entre la cúpula del PAN y los tecnócratas neoliberales del PRI para sostener a una oligarquía corrupta y enriquecerse.
4. ¿Por qué tendría que causar tal escándalo la filtración a la prensa (probablemente por el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto), a finales de febrero, del acuerdo suscrito en Gobernación el 30 de octubre de 2009, entre César Nava y Beatriz Paredes con el aval, como testigos de honor, de Fernando Gómez Mont y el secretario de Gobierno del estado de México, por el que los panistas se comprometieron a no hacer alianzas con otros partidos en los comicios de 2011?
5. La primera respuesta es muy obvia, porque el vodevil del desencuentro entre el gobierno del PAN y los priístas-salinistas hizo aparecer a Felipe Calderón no sólo como el irresponsable titular de un gobierno inepto y corrupto, y carente de capacidad para cumplir con sus acuerdos, sino como un mentiroso, por más que intente culpar de todo a Nava, quien no es otra cosa que su empleado. La debacle del gobierno panista-yunquista es absoluta y la reflejaron los gritos de los legisladores del PRI en la Cámara de Diputados en la histórica sesión del miércoles 10 de marzo en la que al unísono le gritaron ¡espurio! ¡espurio!, ¡espurio!, luego de que una diputada del PRI exigió que además del polígrafo se sujete también a Nava y Calderón a la prueba del alcoholímetro (La Jornada, 11/3/10).
6. Beatriz Paredes había enunciado la profundidad del desacuerdo cuando una semana atrás en la ceremonia del 81 aniversario de la fundación del Institucional recordó a Calderón que él no había ganado la elección presidencial de 2006 y que había llegado gracias al PRI, que había actuado entonces buscando la estabilidad del país. Mismo argumento de la estabilidad que esgrimió el miércoles 10 Gómez Mont para justificar los acuerdos del escándalo. Esto es: cerrar el camino a una verdadera alternancia que le quite el poder a la actual mafia gobernante es buscar la estabilidad del país.
7. En los mismos días en que brigadas de trabajadores y estudiantes recorren las calles de las principales ciudades difundiendo información sobre la huelga política nacional convocada para el martes 16 de marzo por el SME, el SNTMMRM, la CNTE y la UNT, así como por múltiples otras organizaciones, y exigen la renuncia inmediata de Calderón, éste, que se ostenta aún como Presidente en funciones, pide se soslaye el escándalo y se dedica a promover su contrarreforma electoral que tiende a dar derechos electorales a las corporaciones multinacionales y a ampliar las prerrogativas despóticas del Ejecutivo. En Estados Unidos, el entonces presidente Richard M. Nixon fue obligado a renunciar en 1974, no tan sólo por organizar el espionaje electoral de Watergate, sino por mentir al pueblo estadunidense sobre su papel en el escándalo y las grabaciones que destruyó, y aquí Calderón en una situación similar no quiere darse por enterado y ha hecho de la mentira en todos los terrenos su práctica preferida.
8. El escándalo ha adquirido enormes proporciones porque deja al descubierto la gravedad de la situación nacional cuando dos sectores de la mafia gobernante se disputan el poder como un botín más de dos años antes de las elecciones generales, con profundo desprecio al pueblo. La crisis institucional no es más que consecuencia de la corrupción generalizada de una clase política envilecida y de espaldas al pueblo.
9. El segundo motivo del escándalo se debe a que éste pone al descubierto que la obsesión de Calderón por conservar para su partido la Presidencia de la República en 2012 está llevándolo a una disputa anticipada con Salinas y el PRI: no a quebrar acuerdos secundarios, sino a poner en riesgo la alianza estratégica entre los dos partidos. Calderón no parece entender que el fracaso absoluto de su gobierno ilegítimo llevó desde hace un año a integrantes de la mafia en el poder a impulsar una candidatura presidencial del PRI en 2012 (lo que se creía descartado desde 2000) y para oponerse a los panistas filosalinistas (Diego, Gómez Mont) en su obcecación ha ido a las alianzas en elecciones locales con la cúpula del PRD, señalada como corrupta por los militantes de ese partido, y que no puede conducir a ningún triunfo electoral, y sí evidencia lo que esos perredistas denuncian: la colusión de Jesús Ortega con Calderón tratando infructuosamente de cerrar el camino a López Obrador en 2012.
10. El espectáculo bochornoso que están dando Calderón y sus colaboradores, entrañando con ellos a toda la clase política, no es por todo esto más que el anuncio del fin de una era, planteándose una vez más la necesidad de un cambio profundo para México.
LUIS JAVIER GARRIDO
El último acuerdo secreto, pero escrito, entre PRI y PAN, negado y luego reconocido, se ha tornado contra panistas y priístas, pero en particular contra César Nava (presidente nacional del PAN) y contra su jefe, Felipe Calderón Hinojosa (titular espurio del Ejecutivo), que han quedado no sólo como mentirosos, sino ineptos, generando un escándalo político pocas veces visto, que ha desnudado a la clase política y puesto en evidencia la gravedad de la situación nacional.
1. La crítica situación actual no puede desvincularse de la involución que se produjo en el régimen político desde 1988, cuando empezó a ser gobernado, al llegar a Los Pinos de manera fraudulenta Carlos Salinas de Gortari, por una serie de acuerdos entre el PRI y el PAN, efectuados a espaldas y en contra del pueblo mexicano, los que se tornaron en una alianza en 2000 al producirse la alternancia en la Presidencia de la República.
2. La historia del cogobierno PRI-PAN que ha tenido México en estos últimos 22 años es, desde 1988, la historia de componendas, arreglos, cochupos, cambalaches, concertacesiones y trueques ilegales, efectuados a espaldas y en contra del pueblo por estas dos fuerzas políticas, que hasta ahora empiezan a entenderse en toda su gravedad, pues han permitido a una mafia enquistarse en el poder e ir entregando los recursos estratégicos del país al gran capital trasnacional y el manejo de las políticas del Estado mexicano a agencias de Estados Unidos.
3. La historia del México reciente ha estado marcada por esas componendas que fueron actos de traición a la nación mexicana: el pacto de Luis H. Álvarez y la cúpula panista con Salinas para convalidar el fraude electoral de 1988 a cambio de acceder gradualmente al poder, las concertacesiones electorales de Carlos Castillo Peraza y Diego Fernández de Cevallos con el gobierno salinista en los años 90, los cientos de pactos legislativos entre panistas y priístas para desmantelar a la nación cancelándole derechos al pueblo mexicano y entregando anticonstitucionalmente las riquezas de México al capital extranjero, el acuerdo de Zedillo con el gobierno de Clinton en 1995 para el rescate financiero de México a cambio de entregar la Presidencia al PAN en 2000, los arreglos de Salinas y el PAN para imponer a Calderón por la vía del fraude e impedir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2006, los pactos de Calderón con Elba Esther Gordillo para que le ayudase a instrumentar el fraude: el entendimiento entre la cúpula del PAN y los tecnócratas neoliberales del PRI para sostener a una oligarquía corrupta y enriquecerse.
4. ¿Por qué tendría que causar tal escándalo la filtración a la prensa (probablemente por el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto), a finales de febrero, del acuerdo suscrito en Gobernación el 30 de octubre de 2009, entre César Nava y Beatriz Paredes con el aval, como testigos de honor, de Fernando Gómez Mont y el secretario de Gobierno del estado de México, por el que los panistas se comprometieron a no hacer alianzas con otros partidos en los comicios de 2011?
5. La primera respuesta es muy obvia, porque el vodevil del desencuentro entre el gobierno del PAN y los priístas-salinistas hizo aparecer a Felipe Calderón no sólo como el irresponsable titular de un gobierno inepto y corrupto, y carente de capacidad para cumplir con sus acuerdos, sino como un mentiroso, por más que intente culpar de todo a Nava, quien no es otra cosa que su empleado. La debacle del gobierno panista-yunquista es absoluta y la reflejaron los gritos de los legisladores del PRI en la Cámara de Diputados en la histórica sesión del miércoles 10 de marzo en la que al unísono le gritaron ¡espurio! ¡espurio!, ¡espurio!, luego de que una diputada del PRI exigió que además del polígrafo se sujete también a Nava y Calderón a la prueba del alcoholímetro (La Jornada, 11/3/10).
6. Beatriz Paredes había enunciado la profundidad del desacuerdo cuando una semana atrás en la ceremonia del 81 aniversario de la fundación del Institucional recordó a Calderón que él no había ganado la elección presidencial de 2006 y que había llegado gracias al PRI, que había actuado entonces buscando la estabilidad del país. Mismo argumento de la estabilidad que esgrimió el miércoles 10 Gómez Mont para justificar los acuerdos del escándalo. Esto es: cerrar el camino a una verdadera alternancia que le quite el poder a la actual mafia gobernante es buscar la estabilidad del país.
7. En los mismos días en que brigadas de trabajadores y estudiantes recorren las calles de las principales ciudades difundiendo información sobre la huelga política nacional convocada para el martes 16 de marzo por el SME, el SNTMMRM, la CNTE y la UNT, así como por múltiples otras organizaciones, y exigen la renuncia inmediata de Calderón, éste, que se ostenta aún como Presidente en funciones, pide se soslaye el escándalo y se dedica a promover su contrarreforma electoral que tiende a dar derechos electorales a las corporaciones multinacionales y a ampliar las prerrogativas despóticas del Ejecutivo. En Estados Unidos, el entonces presidente Richard M. Nixon fue obligado a renunciar en 1974, no tan sólo por organizar el espionaje electoral de Watergate, sino por mentir al pueblo estadunidense sobre su papel en el escándalo y las grabaciones que destruyó, y aquí Calderón en una situación similar no quiere darse por enterado y ha hecho de la mentira en todos los terrenos su práctica preferida.
8. El escándalo ha adquirido enormes proporciones porque deja al descubierto la gravedad de la situación nacional cuando dos sectores de la mafia gobernante se disputan el poder como un botín más de dos años antes de las elecciones generales, con profundo desprecio al pueblo. La crisis institucional no es más que consecuencia de la corrupción generalizada de una clase política envilecida y de espaldas al pueblo.
9. El segundo motivo del escándalo se debe a que éste pone al descubierto que la obsesión de Calderón por conservar para su partido la Presidencia de la República en 2012 está llevándolo a una disputa anticipada con Salinas y el PRI: no a quebrar acuerdos secundarios, sino a poner en riesgo la alianza estratégica entre los dos partidos. Calderón no parece entender que el fracaso absoluto de su gobierno ilegítimo llevó desde hace un año a integrantes de la mafia en el poder a impulsar una candidatura presidencial del PRI en 2012 (lo que se creía descartado desde 2000) y para oponerse a los panistas filosalinistas (Diego, Gómez Mont) en su obcecación ha ido a las alianzas en elecciones locales con la cúpula del PRD, señalada como corrupta por los militantes de ese partido, y que no puede conducir a ningún triunfo electoral, y sí evidencia lo que esos perredistas denuncian: la colusión de Jesús Ortega con Calderón tratando infructuosamente de cerrar el camino a López Obrador en 2012.
10. El espectáculo bochornoso que están dando Calderón y sus colaboradores, entrañando con ellos a toda la clase política, no es por todo esto más que el anuncio del fin de una era, planteándose una vez más la necesidad de un cambio profundo para México.
Las mujeres políticas de siempre
Sara Lovera.
MÉXICO, D.F., 11 de marzo (apro).- El materialismo dialéctico es un método de pensamiento y de análisis de la realidad, que nos enseñó a tomar de los acontecimientos sus experiencias para no repetir errores, para trascender y atarse a una espiral ascendente.
Hace una década, una destacada analista feminista mexicana me dijo que el espacio intocado, donde las mujeres no pueden entrar, es el espacio del poder real, porque ese es de los hombres, su infinita postura conservadora y patriarcal, sus intereses y sus modos de hacer.
Durante años escuché que las mujeres podríamos, juntas, hacer otro tipo de política. Por ello, durante momentos importantes y coyunturas precisas desde finales de los años 30, con el Frente Pro Derechos de la Mujer, las mexicanas iniciamos un largo proceso de convergencias, varias para acordar estrategias comunes en pos de nuestras necesidades y por la emancipación de todas las mujeres.
Recuerdo al menos ocho o 10 en los últimos 40 años: Coalición de Mujeres Feministas; Frente por la Liberación y los Derechos de la Mujer; Red de Feministas; Coordinadora Feminista del Distrito Federal; Coordinadora Benita Galeana; Asamblea Nacional de Mujeres, que derivó en el Parlamento de Mujeres; Avancemos un Trecho Más; Constituyente Feminista por la Reforma del Estado; Grupo De la A a la Z; Grupo Plural Pro Víctimas, y otros intentos.
Como resultado de estas experiencias, producto de acontecimientos y acciones de la vida nacional, se elaboró un Plan de Igualdad, que recibieron los candidatos en el proceso electoral de 1994. En el 2000, con serios intentos plurales, se reunieron mujeres libres, mujeres políticas, legisladoras y grupos feministas, en diferentes iniciativas.
Así, en el tiempo se obtuvieron cambios en muchas leyes, algunas no poco importantes, políticas públicas e instituciones.
No obstante, el lugar de la política, siempre excluyente y masculina, nos expulsó una y otra vez. Tal vez por eso en 1998-99, un puñado de mujeres decidió crear un partido político teñido de política feminista: México Posible. Más tarde, esas mismas mujeres que perdieron su registro en el año 2000 insistieron y crearon el Partido Alternativa Social Demócrata, y varias agrupaciones políticas nacionales nacieron cuando ello fue posible y legal.
La demanda y la lucha no han cesado. Recientemente, ante el embate conservador, nació el Pacto por la Vida, la Libertad y los Derechos de las Mujeres, de mirada profunda y altiva frente a un proceso que atenta con generar y mantener una tremenda regresión a los avances que parecían reales, legales, libertarios y democráticos.
Los dos ensayos de partidos políticos con mirada feminista fueron tremendamente derrotados porque, como dice una de sus liderezas, se tuvo que enfrentar a los políticos de siempre.
Las mujeres quieren estar en política, sin duda, no importa lo que ello signifique en principios, incluso posponiendo programas y horizontes.
Hay mujeres políticas, muchas aliadas de estas miradas de largo aliento que se quedan en el espacio masculino y lo intentan, una y otra vez. No obstante, no se ha podido materializar eso que se llama hacer política de otra manera.
En el centenario del 8 de marzo, una emblemática fecha que coincide con el bicentenario nacional de independencia y el centenario de la revolución, nuevamente hay quienes intentan caminar los senderos ya probados, con las mismas tácticas, llevando a cuestas métodos patriarcales y la misma mirada, la que concede, la que calla y omite el tamaño de nuestro momento, donde se yergue un inmenso dique a todas las antiguas agendas o programas.
En esta hora no se puede ocultar el significado de vivir con un gobierno autoritario y semi militarizado ni las cifras ominosas del feminicidio que superan a las 2 mil caídas anualmente.
Hoy, la avalancha fundamentalista criminaliza lo mismo la protesta social con el encarcelamiento y persecución de sus dirigentes femeninas, que a las indígenas totonacas de Veracruz o las campesinas de Guanajuato por interrumpirse un embarazo legalmente.
Los partidos y sus dirigentes, los aparatos electorales, las reformas de papel, son elementos de un sistema que parece cerrar todas sus puertas a intentos legítimos de colocarse en la elite del poder.
Por ello, llama poderosamente la atención el relanzamiento de tres políticas que en nombre de las mujeres anuncian un movimiento en la coyuntura de la nueva Reforma Política, opaca y poco creíble, sin hondura y armada desde el poder. Poder que no deja avanzar la emancipación de las mujeres.
Llama la atención el discurso de antaño, de conmiseración por las mujeres pobres, sin importar el control de su cuerpo y de sus vidas por el Estado, no por su marido únicamente.
Llama la atención el llamado de Las Insurgentes por la independencia femenina, un juego de palabras del bicentenario, sin mujeres, porque las mujeres en México, a pesar de todo, no hemos logrado conformar una masa crítica vigorosa y real ni un conglomerado capaz de defender los derechos inscritos en las numerosas legislaciones.
Llama la atención la oportunidad electoral o electorera de la nueva iniciativa, mientras continúa el avance del oprobio y la minusvalía de las mujeres, desde las acciones del gobierno actual y de numerosos gobiernos locales, de diputados y diputadas sin vergüenza y fundamentalistas, de los que no hablan.
Mientras, se pisotea el Estado laico y se conspira contra la democracia. No hallé una sola mención a estos problemas en la invitación a unirse a Las Insurgentes, cuya carta de presentación es por lo menos inocua.
A cien años del llamado transformador y potente de Clara Zetkin, algo tendríamos que aprender de las experiencias, de los acontecimientos, del contexto nacional donde podrían moverse las experimentadas mujeres que tantos ensayos han hecho para llegar al poder y revisar críticamente su propia actuación.
Ahora toca sacar a las presas de las cárceles, difundir qué significa ser presa de conciencia, defender los derechos humanos fundamentales de las mujeres, oponerse con todas sus palabras a la represión sistemática y buscar que las almas y las cabezas de las mujeres realmente se transformen.
Toca otra cosa, no convivir de nueva cuenta, como diría aquella amiga, con los políticos y las mujeres políticas de siempre.
Sara Lovera.
MÉXICO, D.F., 11 de marzo (apro).- El materialismo dialéctico es un método de pensamiento y de análisis de la realidad, que nos enseñó a tomar de los acontecimientos sus experiencias para no repetir errores, para trascender y atarse a una espiral ascendente.
Hace una década, una destacada analista feminista mexicana me dijo que el espacio intocado, donde las mujeres no pueden entrar, es el espacio del poder real, porque ese es de los hombres, su infinita postura conservadora y patriarcal, sus intereses y sus modos de hacer.
Durante años escuché que las mujeres podríamos, juntas, hacer otro tipo de política. Por ello, durante momentos importantes y coyunturas precisas desde finales de los años 30, con el Frente Pro Derechos de la Mujer, las mexicanas iniciamos un largo proceso de convergencias, varias para acordar estrategias comunes en pos de nuestras necesidades y por la emancipación de todas las mujeres.
Recuerdo al menos ocho o 10 en los últimos 40 años: Coalición de Mujeres Feministas; Frente por la Liberación y los Derechos de la Mujer; Red de Feministas; Coordinadora Feminista del Distrito Federal; Coordinadora Benita Galeana; Asamblea Nacional de Mujeres, que derivó en el Parlamento de Mujeres; Avancemos un Trecho Más; Constituyente Feminista por la Reforma del Estado; Grupo De la A a la Z; Grupo Plural Pro Víctimas, y otros intentos.
Como resultado de estas experiencias, producto de acontecimientos y acciones de la vida nacional, se elaboró un Plan de Igualdad, que recibieron los candidatos en el proceso electoral de 1994. En el 2000, con serios intentos plurales, se reunieron mujeres libres, mujeres políticas, legisladoras y grupos feministas, en diferentes iniciativas.
Así, en el tiempo se obtuvieron cambios en muchas leyes, algunas no poco importantes, políticas públicas e instituciones.
No obstante, el lugar de la política, siempre excluyente y masculina, nos expulsó una y otra vez. Tal vez por eso en 1998-99, un puñado de mujeres decidió crear un partido político teñido de política feminista: México Posible. Más tarde, esas mismas mujeres que perdieron su registro en el año 2000 insistieron y crearon el Partido Alternativa Social Demócrata, y varias agrupaciones políticas nacionales nacieron cuando ello fue posible y legal.
La demanda y la lucha no han cesado. Recientemente, ante el embate conservador, nació el Pacto por la Vida, la Libertad y los Derechos de las Mujeres, de mirada profunda y altiva frente a un proceso que atenta con generar y mantener una tremenda regresión a los avances que parecían reales, legales, libertarios y democráticos.
Los dos ensayos de partidos políticos con mirada feminista fueron tremendamente derrotados porque, como dice una de sus liderezas, se tuvo que enfrentar a los políticos de siempre.
Las mujeres quieren estar en política, sin duda, no importa lo que ello signifique en principios, incluso posponiendo programas y horizontes.
Hay mujeres políticas, muchas aliadas de estas miradas de largo aliento que se quedan en el espacio masculino y lo intentan, una y otra vez. No obstante, no se ha podido materializar eso que se llama hacer política de otra manera.
En el centenario del 8 de marzo, una emblemática fecha que coincide con el bicentenario nacional de independencia y el centenario de la revolución, nuevamente hay quienes intentan caminar los senderos ya probados, con las mismas tácticas, llevando a cuestas métodos patriarcales y la misma mirada, la que concede, la que calla y omite el tamaño de nuestro momento, donde se yergue un inmenso dique a todas las antiguas agendas o programas.
En esta hora no se puede ocultar el significado de vivir con un gobierno autoritario y semi militarizado ni las cifras ominosas del feminicidio que superan a las 2 mil caídas anualmente.
Hoy, la avalancha fundamentalista criminaliza lo mismo la protesta social con el encarcelamiento y persecución de sus dirigentes femeninas, que a las indígenas totonacas de Veracruz o las campesinas de Guanajuato por interrumpirse un embarazo legalmente.
Los partidos y sus dirigentes, los aparatos electorales, las reformas de papel, son elementos de un sistema que parece cerrar todas sus puertas a intentos legítimos de colocarse en la elite del poder.
Por ello, llama poderosamente la atención el relanzamiento de tres políticas que en nombre de las mujeres anuncian un movimiento en la coyuntura de la nueva Reforma Política, opaca y poco creíble, sin hondura y armada desde el poder. Poder que no deja avanzar la emancipación de las mujeres.
Llama la atención el discurso de antaño, de conmiseración por las mujeres pobres, sin importar el control de su cuerpo y de sus vidas por el Estado, no por su marido únicamente.
Llama la atención el llamado de Las Insurgentes por la independencia femenina, un juego de palabras del bicentenario, sin mujeres, porque las mujeres en México, a pesar de todo, no hemos logrado conformar una masa crítica vigorosa y real ni un conglomerado capaz de defender los derechos inscritos en las numerosas legislaciones.
Llama la atención la oportunidad electoral o electorera de la nueva iniciativa, mientras continúa el avance del oprobio y la minusvalía de las mujeres, desde las acciones del gobierno actual y de numerosos gobiernos locales, de diputados y diputadas sin vergüenza y fundamentalistas, de los que no hablan.
Mientras, se pisotea el Estado laico y se conspira contra la democracia. No hallé una sola mención a estos problemas en la invitación a unirse a Las Insurgentes, cuya carta de presentación es por lo menos inocua.
A cien años del llamado transformador y potente de Clara Zetkin, algo tendríamos que aprender de las experiencias, de los acontecimientos, del contexto nacional donde podrían moverse las experimentadas mujeres que tantos ensayos han hecho para llegar al poder y revisar críticamente su propia actuación.
Ahora toca sacar a las presas de las cárceles, difundir qué significa ser presa de conciencia, defender los derechos humanos fundamentales de las mujeres, oponerse con todas sus palabras a la represión sistemática y buscar que las almas y las cabezas de las mujeres realmente se transformen.
Toca otra cosa, no convivir de nueva cuenta, como diría aquella amiga, con los políticos y las mujeres políticas de siempre.