UN CONGRESO DEMOCRATICO QUE DISCUTE

23 feb 2009

Primeros acuerdos del congreso de la APPO.
Jesús OLMEDO
Sábado 21 de Febrero de 2009 17:07
Durante el segundo día de actividades del Congreso Estatal de la APPO, los concejales dieron a conocer el primer acuerdo, en el cual expresan que el movimiento magisterial popular demostrará nuevamente que tienen la capacidad para reorganizar al pueblo y responder ante la embestida de un gobierno asesino y represor que encabeza Ulises Ruiz.Además mencionaron que la APPO tiene la capacidad para lograr que el pueblo de Oaxaca sea la punta de lanza en la liberación de los pueblos y lo ha demostrado, "razón por la cual hoy todos y cada uno de nosotros debemos reflexionar sobre nuestro actuar mismo y ver que es lo que cada uno de nosotros es capaz de hacer y dar para lograr un cambio real de nuestro pueblo. Es momento de dejar a un lado los discursos y plasmarlo en hechos, de lo contrario estaremos repitiendo lo que tanto odiamos y combatimos".En este sentido los delgados de la APPO y el Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos “Hasta Encontrarlos” se pronunciaron a favor de la presentación con vida Edmundo Reyes Amaya, Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Lauro Juárez.
"Exijimos su presentación con vida desde hace ya mas de un año. El gobierno Estatal y Federal durante todo este tiempo se ha burlado y ha jugado con el dolor de nuestras familias y no sólo eso sino que también sigue cometiendo estas prácticas de Desaparición Forzada sin que nadie se lo impida"."El Estado podrá intimidar y hacer caso omiso de las exigencias de los individuos por separado, pero no podrá hacerlo en contra de todo un pueblo unido y organizado que luche y defienda sus derechos. Por eso les pedimos hacer suya nuestra lucha que también es su lucha".

La APPO, ¿de nuevo?
Gustavo Esteva
El cinismo y falta de dignidad de Ulises Ruiz se combinaron en 2006 con la irresponsabilidad, ceguera e incompetencia de las clases políticas locales y nacionales para transformar una revuelta popular, un estallido de descontento, en un movimiento social y político de gran alcance y envergadura.
La campaña de represión y cooptación desatada el 25 de noviembre de 2006, que se mantiene hasta ahora, provocó la fragmentación y desarticulación del movimiento, pero al mismo tiempo le dio mayor sentido, profundidad y perspectiva. Es cierto que intimidó a mucha gente, que hasta hoy se encuentra paralizada, con miedo legítimo. Otro grupo no se paralizó por miedo, sino por frustración, por una sensación de impotencia. Aparentemente, de nada habría servido la más grande movilización de la historia de Oaxaca.
De las filas de ese grupo salió otro que llegó a la conclusión de que no había más opción que la violencia. Algunos retomaron lo que hace años se llamaba la vía armada, como camino para tomar el poder. Otros simplemente trataron de prepararse para la siguiente confrontación en gran escala con la policía, que sienten próxima.
Un grupo significativo ratificó su convicción electorera, que no había podido desahogar en el seno de la APPO. Buscan posiciones en el Congreso local y federal, para impulsar desde ahí reivindicaciones populares e intentar en su momento la conquista de la gubernatura y la presidencia de la República.
Gran parte de quienes participaron en el movimiento en 2006, acaso la mayoría, ha tomado un camino muy distinto. Se han radicalizado: vuelven a la raíz, se mantienen a ras de tierra, con la gente, en los barrios y en los pueblos. Se han hecho cada vez más conscientemente anticapitalistas. No escapan de la realidad: se saben expuestos a la dominación del capitalismo. Pero saben también que desde su vientre pueden empezar a tejer nuevas relaciones sociales, más allá de toda forma de explotación económica, en la autonomía. Se radicalizan al animarse a desafiar con lucidez el régimen político dominante. Nada esperan ya de los partidos políticos y el gobierno. Saben ya, por dolorosa experiencia, lo que no pueden dar. Y se radicalizan porque en vista de todo eso se muestran decididos a reorganizar la sociedad desde su base, con imaginación e iniciativa. Crean así, paso a paso, la fuerza política capaz de desmontar el régimen político y económico dominante desde abajo y a la izquierda, como dicen los zapatistas.
No rehuyen la lucha. Son militantes de la transformación. Pero hacen cuanto pueden para dar a su rabia sentido constructivo y evitar la violencia. Saben que da pretexto a las autoridades para la represión y reconocen su esterilidad. Si uno es el fuerte, resulta innecesaria; si es el débil, puede ser suicida, contraproducente o inútil.
El desafío actual de la APPO consiste en respetar el carácter del impulso que la define, que estaba en el origen del movimiento y determina su destino posible.
Necesita superar las tensiones y contradicciones que provocaron en su interior quienes intentaron imponerle sus propias agendas políticas. Sea cual fuere su validez y legitimidad, nunca fueron compartidas por la mayoría. Lo son ahora menos que nunca. Deben hacerse a un lado, para perseguir sus propósitos en otros espacios, o sumarse al empeño colectivo sin afán proselitista, para propósitos puntuales.
Aún más difícil es el desafío organizativo. Por aquellas agendas y otros factores, se manifestó en la APPO la tradición organizativa vertical de algunas de las organizaciones que la formaron. Se necesita hoy conseguir lo que no se logró en 2006: crear una estructura organizativa auténticamente horizontal, ajustada a la naturaleza del movimiento, capaz de respetar la autonomía de sus núcleos y al mismo tiempo de concertar su interacción y facilitar el continuo ejercicio de mutua solidaridad.
Se trata de forjar mecanismos descentralizados: ser red cuando estamos separados y asamblea cuando estamos juntos, como se dice en el Congreso Nacional Indígena, en vez de pretender que somos asamblea en todo momento o que lo es un grupo de supuestos representantes o delegados.
El riesgo que corre la APPO en su congreso extraordinario, cuyas deliberaciones prosiguen mientras escribo estas notas, es literalmente mortal: si no supera aquellos desafíos podría desaparecer. Languidecería por un tiempo, reducida a mero cascarón ritual, carente de sentido y de fuerza, con marchas cada vez más ralas.
El movimiento no se detendría. Quizás nada pueda detenerlo. Tras una fase de confusión y desconcierto, se articularía de nuevo, bajo nuevas formas, desde abajo y a la izquierda.

Piden nacionalizar los fondos de retiro.
Sayra Cruz.
Mientras los mexicanos y oaxaqueños están perdiendo sus ahorros depositados en las Administradoras para los Fondos para el Retiro (AFORE), los legisladores carecen de una propuesta para la protección de las cuentas. Así, mientras el Partido de la Revolución Democrática (PRD) considera como una opción el nacionalizar este fondo, para acabar con la usura en perjuicio de la clase trabajadora en que han derivado las Afores, Acción Nacional lo rechaza y justifica que no sería una opción. Entrevistados por separado, el coordinador de la fracción parlamentaria del PRD, Jesús Romero López, sostuvo que es un error que las acciones dependan del mercado internacional, pues representa gran incertidumbre. Por ello, urgió que las acciones del Gobierno Federal se inscriban en este concepto a fin de evitar pérdidas y planear las estrategias para garantizar este sistema de retiro que manejan diferentes instancias y entidades. “Esto se puede hacer por medio de los seguros, que pueden proteger la pérdida de liquidez de las Afores, se requiere una política federal que instrumenten las medias de protección para todas aquellas personas que cuentan con un sistema de ese tipo”, dijo. En este sentido, consideró como grave que el tener dinero de los mexicanos esté a expensas de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) al estar como acciones. Por ello, conminó a que se protejan en inversiones que fructifiquen a nivel nacional, particularmente. Romero López abundó que el PRD a nivel nacional hizo una propuesta a fin de que estos recursos se vean garantizados. En un panorama adverso, “seremos los oaxaqueños, quienes pagaríamos el rescate financiero ante la pérdida total de los ahorros, porque no será el gobierno quien lo restituya sino el pueblo oaxaqueño”. Dijo que el gobierno federal debe instrumentar medidas viables.