CALDERON Y SU GUERRA

29 mar 2010

Balaceras en NL antes, durante y después de la marcha; siete muertos.
Atacan en Santa Catarina a militares que atendían una denuncia
Emboscan al convoy militar que trasladaba a un presunto narcotraficante
DAVID CARRIZALES
Corresponsal
Periódico La Jornada
Monterrey, NL, 28 de marzo. Antes, durante y después de la marcha por la paz Nuevo León Unido, convocada por el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz para protestar contra la inseguridad, hubo una serie de hechos violentos atribuidos a la delincuencia organizada que dejaron siete muertos, entre ellos un policía del municipio de Ciénega de Flores.
A las 10:45 horas, 15 minutos antes de la marcha, en el municipio de Santa Catarina y a la altura del kilómetro 2 de la carretera libre a García, fuerzas castrenses que atendían una denuncia ciudadana y realizaban tareas de inteligencia fueron atacadas a balazos; al responder el fuego dieron muerte a cinco presuntos pistoleros, informó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) por medio de la comandancia de la séptima Zona Militar
Empero, según testigos, el tiroteo tuvo lugar en un motel a orillas de la carretera a Saltillo, y los tres hombres y dos mujeres que perdieron la vida se alojaban en la habitación 216.
Entre los muertos –indicó la Sedena– figura un sujeto apodado El Boxer, que presuntamente participó en el ataque del 4 de noviembre de 2009 contra el secretario de seguridad pública de García, general Juan Arturo Esparza, quien perdió la vida junto con cuatro de sus escoltas.
Después de la marcha, a las 14:45 horas, en Gonzalitos y Bernardo Reyes, sicarios atacaron el convoy militar que trasladaba al presunto narco sinaloense Indalecio Monárrez Pérez, detenido la noche del sábado en la colonia Del Valle de San Pedro Garza García, cuando portaba 13 kilos de cocaína.
Sedena culpó a los policías municipales de San Pedro, que encabezaban el convoy en la patrulla 313, de conducir a los militares a una emboscada para lograr la fuga de Monárrez Pérez, e indicó que en el ataque con granadas y balazos dos efectivos y un civil resultaron heridos.
Al circular por Gonzalitos, entre las avenidas Fidel Velázquez y Bernardo Reyes, colonia Ferrocarrilera, el conductor de la patrulla hizo señas con la mano y cambió de luces. Acto seguido se dio a la fuga y comenzó el ataque desde distintos ángulos, mientras la camioneta blindada donde iba el detenido se salió de la formación y bloqueó el convoy, detalló la dependencia.
Los militares respondieron el embate y frustraron el escape de Monárrez y los cuatro civiles que lo acompañaban, quienes se identificaron como agentes de la recién depurada policía de San Pedro.
Al término del enfrentamiento, que según testigos duró una hora, el personal castrense inspeccionó la zona y localizó dos fusiles de asalto AR-15 y uno AK-47, con sus respectivos cargadores y municiones; mientras tanto, el detenido, la droga incautada y los policías de San Pedro fueron puestos a disposición del agente del Ministerio Público Federal en la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) en Escobedo, señaló la Sedena.
Desde la madrugada de ayer, varios incidentes precedieron a la marcha por la paz. En Internet circuló un video donde la Nueva Federación y el cártel del Golfo instan al gobernador Medina de la Cruz a “dejarse de shows”, y advierten de inminentes atentados de sus adversarios Zetas.
En la carretera a Nuevo Laredo, sujetos armados atacaron una patrulla de Ciénega de Flores, que comenzó a incendiarse con dos oficiales dentro, uno de los cuales murió calcinado mientras el otro pudo escapar; en el municipio General Treviño apareció el cadáver de un hombre baleado y maniatado.
Además, pese a las medidas de seguridad iniciadas por los gobiernos de Nuevo León y Tamaulipas, a las 21 horas del sábado sujetos armados asaltaron a los pasajeros de un autobús de la línea Zima Real, procedente de Dallas, Texas, que salía de Nuevo Laredo con destino a Celaya.
Monterrey: civiles o sicarios, da igual
Luciano Campos Garza. Proceso
MONTERREY, NL., 27 de marzo (Proceso).- Ante la indignación social por las muertes de ciudadanos inocentes en medio de los operativos militares, el gobernador nuevoleonés Rodrigo Medina trata de ocultar su inoperancia con llamados “a la unidad”, artificiosos desplegados de prensa y marchas “por la paz”. A su vez el Ejército, enfrascado en enfrentamientos reactivos por todo el estado y sin autoridad que le imponga respeto al marco legal, tacha a todos los caídos de “sicarios” –como hizo con los dos estudiantes del Tec– y considera “narcocampaña” cualquier crítica.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, el rector del Tec de Monterrey y familiares de las personas muertas en el fuego cruzado entre elementos de las Fuerzas Armadas y la delincuencia organizada exigen que los responsables de estos asesinatos sean llevados ante la justicia.
En Nuevo León hay por lo menos cinco de esos casos documentados. Ante los reproches por los daños “colaterales” en los enfrentamientos, el comandante de la cuarta región militar, general Guillermo Moreno Serrano, declaró al periódico El Norte que el Ejército no ha cometido homicidios: “Seríamos una horda de salvajes. Por eso tenemos disciplina, entrenamiento, adiestramiento, leyes y un código militar. No somos asesinos”.
En cuanto al gobernador, durante su campaña el priista Rodrigo Medina exclamaba en un spot de televisión: “¡Por Nuevo León daré mi vida!”. Ahora, no sabe para dónde voltear.
En Anáhuac, municipio ubicado en el extremo norte de Nuevo León, el miércoles 3 se enfrentaron a balazos miembros de la delincuencia organizada y el Ejército. La Secretaría de la Defensa Nacional señala que “hubo ocho delincuentes muertos”.
Se explica que durante el enfrentamiento un auto de los agresores chocó con un vehículo militar, momento que aprovecharon los delincuentes para sacar a cuatro de sus muertos, subirlos a otra camioneta y darse a la fuga. “En el lugar de los hechos perdió la vida un elemento de tropa y uno más resultó herido, mismo que durante su traslado para su atención médica lamentablemente murió”.
No se aclaró oficialmente la identidad de los civiles muertos. Sin embargo, en fotografías que tiene la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C. (CADHAC), se aprecia a varios de éstos tirados y con armas de fuego en las manos. Sin embargo, entre ellos han sido reconocidos los esposos Juan Carlos Peña Chavarría y Rocío Romely Elías Garza, ambos de 29 años.
Sus familiares presentaron el jueves 11, ante la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León, una denuncia en contra de miembros del Ejército Mexicano y “quienes resulten responsables” de los asesinatos (averiguación previa 580/10).
A las 12:20 horas del miércoles 3 –refieren en su demanda–, escucharon detonaciones que se prolongaron durante 10 minutos. Fueron a la casa de la pareja y preguntaron por ella, pero fue hasta las 19:30 cuando se enteraron en la televisión de una balacera entre sicarios y militares. Se dijo que en el lugar murió una delincuente conocida como La Gata.
Poco después llegó el alcalde Santos Javier Garza García para notificarle a un hermano de Rocío: “Es muy duro, pero les tocó. Hubo dos bajas aquí, y son tu hermana y tu cuñado”. Dejaron huérfanas a dos niñas.
El narcomenudista asesinado se quedó en el Hospital Universitario: Murrieta Maya
Ahí ya no supe más de él, afirma el jefe policiaco de Santa Catarina
DAVID CARRIZALES
Corresponsal
Periódico La Jornada
Monterrey, NL., 28 de marzo. Luis Eduardo Murrieta Maya, director de la policía municipal de Santa Catarina, declaró ante el Ministerio Público que en el Hospital Universitario perdió contacto con José Humberto Márquez Compeán, el presunto narcomenudista que un día después de ser detenido por policías de esa localidad y trasladado al nosocomio en un helicóptero de la Secretaría de Marina (Semar) apareció muerto en San Nicolás de los Garza.
Según fuentes de la Procuraduría de Justicia de Nuevo León, en la declaración ministerial que rindió el viernes Murrieta Maya afirmó que después de dejar en el hospital a los heridos y detenidos el helicóptero de la Marina se fue, pero minutos después regresó.
En la aeronave lo trasladaron a él y al otro presunto narcomenudista, José Adrián o Marcelo Adrián Lucio Barajas, al cuartel del instituto armado en el municipio de San Nicolás de los Garza, lo cual contradice la versión de la Semar de que se limitó a dejarlos en el nosocomio.
Sin embargo, de acuerdo con Murrieta Maya, cuando lo subieron a él y a Lucio Barajas al helicóptero para llevarlos al cuartel de la Semar Márquez Compeán ya no estaba en la aeronave y ahí perdió contacto con el detenido. También dijo desconocer qué ocurrió con Lucio Barajas pues, aseguró, lo separaron en el cuartel de la Marina.
La Semar ha sostenido que en todo momento los detenidos estuvieron bajo la custodia del director de la Policía Municipal de Santa Catarina, Luis Eduardo Murrieta Maya, y que sus elementos sólo participaron en el traslado de los supuestos vendedores de droga y los lesionados durante la balacera al Hospital Universitario.
Todo comenzó el pasado 21 de marzo, cuando escoltas del secretario de seguridad pública de Santa Catarina, René Castillo Sánchez, aprehendieron a los presuntos vendedores de drogas José Humberto Márquez Compeán y José Adrián o Marcelo Adrián Lucio Barajas.
Rescate o intento de asesinato, la duda
Cuando los trasladaban a las instalaciones policiacas, el convoy de Castillo Sánchez fue atacado por un grupo de pistoleros, con saldo de dos agentes y un civil muertos. Las autoridades investigan si se trató de un intento de rescate o si el objetivo era atentar contra la vida del jefe policiaco de Santa Catarina.
Márquez Compeán y Lucio Barajas fueron trasladados en un helicóptero de la Semar para recibir atención médica y ser consignados al Ministerio Público. En la aeronave también iban Murrieta Maya; el director de tránsito de Santa Catarina, Antonio Marroquín Márquez –quien resultó lesionado en el ataque–, y otro policía de ese municipio que quedó herido y más tarde murió.
Sin embargo, un día después Márquez Compeán apareció muerto en un lote baldío de San Nicolás de los Garza, cuando debió haber sido puesto a disposición del Ministerio Público; el presunto narcomenudista Lucio Barajas tampoco fue llevado a la fiscalía.
Sus familiares lo reportaron desaparecido y al día siguiente se conoció que estaba en casa de otros parientes. Lucio Barajas pidió el apoyo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), pues temía por su vida.
Intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos
Representantes de la comisión entablaron pláticas con funcionarios de la Procuraduría de Justicia de Nuevo León para que se garantizara el respeto a sus garantías individuales, y el pasado viernes rindió su declaración y en ella coincidió con lo dicho por Murrieta Maya, quien aseguró que el helicóptero de la Semar hizo dos traslados.
Finalmente, Murrieta Maya, quien en un principio se presumió estaba prófugo de la justicia, permanecía bajo resguardo en el cuartel de la Secretaría de Marina, desde el mismo 21 de marzo, cuando ocurrió la detención y traslado de los presuntos narcomenudistas al Hospital Civil, pues, según un comunicado del instituto armado, pidió protección porque temía por su vida.
Maciel: Vocación perversa
Rodrigo Vera. Proceso.
MÉXICO, D.F., 27 de marzo (Proceso).- Pese a la revuelta cristera y al “absolutismo religioso” en el que transcurrió su niñez, Marcial Maciel fue un niño perverso que con los años, bajo la protección de la jerarquía eclesiástica, se convertiría en el “pederasta impune más connotado del mundo católico”, quien hizo del sexo el “artefacto multifuncional” que le serviría para “recaudar dinero y lograr el poder”, escribe Alejandro Espinosa Alcalá, sobrino del fundador de la Legión de Cristo y autor del libro El ilusionista Marcial Maciel. Biografía no autorizada.
La profesión sacerdotal fue la única vía que encontró Marcial Maciel para mantener impunes sus perversiones sexuales, que empezaron a manifestarse desde que era un mozalbete y aún vivía en su natal Cotija, Michoacán, donde le decían “la niña bonita” por sus finos rasgos y sus escarceos sexuales con compañeros de juego, animales y rudos campesinos de la región.
El viernes 26, los Legionarios de Cristo por fin reconocieron de manera oficial que el fundador de esta congregación abusó sexualmente de seminaristas. Mediante un comunicado, también aceptaron que Maciel tuvo una hija con una mujer y otros dos varones con otra, y piden perdón a “todos los que han sido perjudicados, heridos o escandalizados por su reprobable actuación”.
Autor del libro El ilusionista Marcial Maciel. Biografía no autorizada, Alejandro Espinosa Alcalá, sobrino y víctima del fundador de los Legionarios de Cristo, señala que su obra se apoya en testimonios que durante años recogió del propio Maciel y de sus allegados.
Relata:
“Durante 13 años –de 1950 a 1962–, Maciel solía contarme pasajes de su vida con la intención de que yo escribiera su biografía. Él quería convertirme en una especie de evangelista suyo. Pero muy lejos de la santidad que quería aparentar, me di cuenta de que fue un gran embaucador durante toda su vida, como esos ilusionistas que hacen ver visiones irreales. Por eso le puse a mi libro El ilusionista, creo que es el término que mejor lo define”.
–Su libro revela una etapa hasta hoy desconocida de Maciel; su infancia y primera juventud –plantea el reportero.
–Efectivamente. Él siempre ocultó la etapa de su infancia. Sin embargo, llegó a revelarme algunas anécdotas de ella, que yo complementé con otros testimonios de quienes lo conocieron en esa época. Todos aseguran que Maciel era un enfant terrible por sus perversiones sexuales.
“Para mi investigación, tuve además la ventaja de que fui sobrino suyo. El padre de Marcial, don Francisco Maciel, era hermano de mi abuela paterna, doña Trinidad Maciel. También crecimos en la misma zona de Michoacán; Marcial en Cotija y yo en Chavinda”.