LAS COMPLICIDADES

2 mar 2010

Promiscuidad al gusto de Elba Esther
Álvaro Delgado

MEXICO, D.F., 1 de marzo (apro).- El escritor Carlos Fuentes ha celebrado, con peculiar exaltación, que el Partido Acción Nacional (PAN) haya perdido “la virginidad” al hacerse gobierno: “¡Y qué bueno! Yo no quiero partidos vírgenes, ¡quiero partidos que follen todos con todos muy contentos! Digo que haya una promiscuidad, en cierto modo, entre los partidos, porque así se hace la vida democrática.”
Artífice suprema de este ideal de Fuentes es Elba Esther Gordillo, su amiga y mecenas, quien hasta ahora ha resultado la principal beneficiaria de la “promiscuidad” partidaria que está en curso, no sólo entre los partidos que han forjado alianzas para combatir al PRI, sino de éste con Nueva Alianza, justamente la estructura electoral propiedad de la depredadora cacique del magisterio.
Además de las parcelas de poder en el gobierno de Felipe Calderón, que incluye la subordinación del secretario de Educación, Alonso Lujambio --que cenó en casa de ella apenas una semana después de tomar posesión para solicitar su respaldo en su aspiración presidencial--, Gordillo ya sometió a los partidos distintos al PRI para que postulen a dos de sus pupilos a cargos de gobernador.
Rafael Moreno Valle y Miguel Angel Yunes, estrechos colaboradores de Gordillo en el PRI, son ahora candidatos a gobernar Puebla y Veracruz, respectivamente, por la alianza que estableció el PAN con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y, en el primer estado, con Convergencia y del Trabajo, aunque éste prevé un deslinde.
La promiscua relación del PAN con Gordillo comenzó cuando ésta era todavía secretaria general priista, al lado de Roberto Madrazo, y ahora se sabe, por una confesión que hizo Yunes a Manuel Espino, que auxilió a Calderón para ganar la candidatura presidencial, en 2005, cuando se presentaron numerosas quejas de fraude que siguen en la impunidad.
Espino dijo al reportero, en entrevista que se publica en la revista Proceso esta semana, que Yunes le contó de esa relación poco antes de ser formalizado candidato. “Reconoció que él apoyó a Calderón desde antes de 2006, ni siquiera cuando era candidato, sino que lo apoyó para ser candidato. Fue después de una negociación que hubo entre Elba Esther y Calderón.”
--¿Elba Esther, siendo priista aún, intervino en la vida interna del PAN?
--Por supuesto. A confesión de parte. Me lo dijo Yunes el jueves 18 de febrero en la sede del Comité Nacional.
Sólo esas complicidades explican por qué Yunes, a quien Calderón acusaba de ser corrupto y represor de dirigentes políticos cuando fue secretario de Gobierno de Veracruz durante el salinato, sea ahora candidato del PAN, lo que ha humillado a los panistas que lo padecieron.
Pero Gordillo, que se parece a Carlos Salinas y Roberto Madrazo en el manejo de profusos y oscuros flujos de dinero, también teje pactos con personajes del PRI, su expartido, en particular con los gobernadores que le son afines y con los que se reunió, la noche del viernes 26 de febrero, en la residencia oficial del gobierno de Sinaloa, Jesús Aguilar Padilla.
Gordillo fue la invitada especial de los gobernadores de Durango, Ismael Hernández Deras; de Chihuahua, José Reyes Baeza; de Coahuila, Humberto Moreira, y de Hidalgo, Miguel Angel Osorio Chong, aunque también estaban invitados los de Tamaulipas, Eugenio Hernández, y de Quintana Roo, Félix González Canto.
Salvo en Coahuila, en esos estados habrá elecciones para gobernador y el “encuentro social” del viernes, como lo definió el gobernador identificado como un narcopolítico por Manuel Clouthier, anticipa que Elba Esther, alias “La maestra”, dispondrá apoyar a los candidatos del PRI frente a los de la promiscua alianza que pactó Calderón con Jesús Ortega en Durango y Oaxaca, además de Puebla y Veracruz, así como las que se procesan en Sinaloa, Quintana Roo e Hidalgo.
La única conclusión de este amasijo de alianzas es que la única ganadora es Gordillo, quien justamente este lunes comenzó --en televisión abierta-- una vasta campaña propagandística para promover al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), cuyas cuotas ella usufructúa de manera patrimonialista.
En esta “promiscuidad” que tanto fascina a Fuentes --entrevistado por Carmen Aristegui para su libro “Transición”-- encaja también El Yunque, la organización de ultraderecha asociada a Calderón y que representan en este amasijo el presidente del PAN, César Nava, y el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, quien es --no se ría-- aspirante presidencial.
Después de verlos follar “todos con todos muy contentos”, como pide Carlos Fuentes, ¿usted votaría por la alianza PAN-Chuchos y todos los cómplices de Elba Esther Gordillo? Yo tampoco.

Ruinas
JOSÉ BLANCO
Estas ruinas sobre las que escribiré una vez más, no son las que vemos como signos del esplendor de las culturas mexicanas prehispánicas, sino de las que hallan en el diccionario de sinónimos palabras desdichadas como quiebra, bancarrota, decadencia, depresión, hundimiento, insolvencia, desgracia, miseria, desastre, desolación, destrozo. Hablo, una vez más, de la educación básica de México; de esta ruina resultado de la implacable tarea de exterminio de la educación de los niños, llevada a cabo por el SNTE, con la complicidad activa del Poder Ejecutivo y del Legislativo, durante décadas, desde los años sesenta hasta la fecha.
Por primera vez un relator de la ONU especializado vino a México a mediados del mes pasado y nos descubrió el agua tibia: El problema estructural de México es que la educación está capturada por un sindicato. La educación no necesariamente se lleva con la creación de organizaciones o em-pleadores, dijo Vernor Muñoz en una conferencia. El representante de la ONU criticó que existan grandes asimetrías estructurales, como las de-sigualdades entre las zonas urbanas y las rurales, entre los estados de la Federación, entre las escuelas públicas y las privadas y entre los grupos de la población. Las poblaciones pobres reciben una educación pobre, constató el funcionario internacional. Palabras tibias como el agua que nos descubre, que obedecen al lenguaje diplomático de las instituciones internacionales.
Frente a las descripciones de Vernor, la SEP tuvo primero palabras tersas pero absurdas: vamos a leer con mucho cuidado el informe de la ONU dijo Lujambio. En los días siguientes apareció un cierto grado de irritación. Pero nadie más de la llamada clase política, acusó recibo. Como si no sólo la SEP, sino la entera clase política estuviera de mil formas atrapada en la telaraña de Elba Esther Gordillo.
¿Cuál fue la respuesta de Gordillo frente al informe de la ONU?: demandó a la SEP un incremento salarial en términos reales, retroactivo al primero de enero de este año, también un considerable aumento de la burocracia educativa, por medio de la creación de nuevas plazas o su regularización en la estructura de mandos en todos los niveles de formación básica, en particular en educación física, especial y misiones culturales. Más cabos y capitanes para la administración del ejército de soldados/zánganos/profesores, que cobran sin trabajar y que sólo para 17 entidades federativas sumaban más de ¡26 mil! en el mes de enero pasado.
Esta gigantesca máquina que sirve para hacer política con los gobernadores, los partidos políticos, los diputados y senadores, el Presidente de la República, ha hecho añicos la educación. Ha sido la vía privilegiada para el lento suicidio de la República mediante una soga que han tenido en sus manos los señores y señoras que ocupan esas posiciones políticas, importándoles un rábano la formación básica de los niños y, por supuesto, el futuro del país.
Torres Bodet, poeta prolífico, hombre polifacético, secretario de Educación Pública dos veces y director general de la (UNESCO, 1948-1952), desde la SEP promovió la Campaña Nacional contra el Analfabetismo (1944-1946), estableció el Comité Federal del Programa de Construcción de Escuelas (1944), fundó el Instituto Nacional de Capacitación del Magisterio (1945), dirigió la ejecución del Plan de Once Años para la Extensión y el Mejoramiento de la Enseñanza Primaria (1959-1964), puso en obra el sistema de los libros de texto gratuitos, instaló los primeros 30 centros de Capacitación para el Trabajo Industrial y mandó construir los edificios de la galería La lucha del pueblo mexicano por su libertad y los museos Nacional de Antropología y de Arte Moderno. ¿Alguien ha repetido una tarea semejante en la SEP?
Fueron esos los últimos capítulos de una historia republicana. Luego emergió de las cavernas Lovecraft con sus personajes de horror dirigidos desde 1949 por tres caciques sobresalientes: Robles Martínez 1949-1971; Jongitud Barrios 1972-1989; E. E. Gordillo, 1989 hasta la fecha. De la educación a los estercoleros de la política. Con estos tres personajes se maquinó la política que conformó una educación pública básica cuya brutal desigualdad atisbó apenas el visitante de la ONU. El reverso de una política republicana. A la luz del día se dio libertad en grande para una política clasista: proliferaron las buenas escuelas de educación básica para la gente decente, y se dejó morir la educación pública para el pueblo, usándola como plataforma de unos políticos que se encumbrarían con el PRI y que mejoraron con el PAN.
La SEP no puede hacer una reforma de la educación sin los profesores. Pero es extremadamente pueril confundirlos con el SNTE. Ahí están millares de profesores en un abandono por el cual se abandona a los niños, y se hace una alianza corporativa con el sindicato. Desprovistos de ojos como las lombrices, esos políticos no ven el futuro del país, pero huelen el poder como las lombrices huelen la humedad.
México vive calamidades mil que no sabemos resolver. Es imposible ver para cuándo podría resolverse la peor de ellas, llamada SNTE.

Nostalgia autoritaria
John M. Ackerman

MÉXICO, D.F., 1 de marzo.- Es una lástima que algunas figuras públicas aún no se acostumbren a vivir bajo las reglas de la democracia. Añoran el autoritarismo del pasado, cuando el Poder Legislativo servía a los intereses del partido en el poder y los legisladores se prestaban a ser meros levantadedos para aprobar las iniciativas del Presidente de la República. “No hay nada más que discutir, hay que votar y punto”, declaró Jorge Castañeda con desesperación a propósito del desplegado No a la Generación del No, que organizó junto con Héctor Aguilar Camín y Federico Reyes Heroles. “Amigos legisladores: aprueben las reformas (de Calderón)”, ordena con soberbia el puñado de exgobernantes, exfuncionarios públicos, intelectuales y periodistas abajo firmantes.
El desplegado, difundido el martes 23, afirma que durante los últimos 13 años ha existido un “bloqueo persistente al cambio por parte de las fuerzas políticas”. En palabras de Sabina Berman, distinguida colega de la revista Proceso y también firmante del documento, “todo se confunde en nuestra democracia para que sencillamente no se apruebe nada en el Congreso”.
Afortunadamente, tal apreciación es profundamente equivocada. Ya desde 1997 hemos sido testigos de una gran productividad legislativa resultado del pluralismo y dinamismo renovado del Congreso. En este periodo se han emitido 51 decretos de reforma constitucional que han modificado en total más de 100 artículos. Asimismo, la aprobación de leyes ordinarias se ha acelerado a un paso nunca antes visto en la historia de México.
Algunas reformas particularmente importantes han consistido en la creación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la dotación de autonomía plena a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la aprobación de la ley de transparencia y la reforma al artículo sexto de la Constitución, la creación del servicio civil de carrera, la reforma constitucional en materia de justicia penal, y la histórica reforma electoral de 2007-2008, entre muchas otras de gran envergadura.
Llama la atención que el desplegado feche el momento del inicio de la supuesta “parálisis” precisamente en 1997, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. El mensaje es claro: Antes, bajo el régimen del partido del Estado, el Legislativo sí dejaba “gobernar”. Hoy, bajo la pluralidad democrática, este poder se ha convertido supuestamente en un obstáculo para el avance del país.
No debería sorprender, entonces, que algunos de los firmantes más conspicuos del desplegado sean precisamente antiguos funcionarios priistas, como Ernesto Zedillo, Pedro Aspe, Jaime Serra Puche y Luis Téllez. También destaca la firma de Luis Carlos Ugalde. Sólo faltó la firma de Carlos Salinas.
De cualquier modo, no hacía falta que “el innombrable” plasmara su autógrafo, ya que su posición se encuentra más que representada por los organizadores de esta declaración pública. En su ensayo Un futuro para México, que sirve de preámbulo y contexto para el desplegado, Aguilar Camín y Castañeda aclaman los tiempos supuestamente “modernizantes” que vivimos en México durante el sexenio de Salinas. “Apenas había empezado la obertura que sustituiría al nacionalismo revolucionario, el salto a la modernidad de los noventa, cuando la triste trilogía del año 1994 –rebelión, magnicidios, crisis económica– destruyó la credibilidad del nuevo libreto”. De acuerdo con estos escritores, hoy habría que recuperar el proyecto original del “gobierno audaz e ilustrado” de Salinas.
Otro elemento que confirma el espíritu salinista del desplegado es la afirmación de que la propuesta de reforma política de Calderón constituiría “el cambio más importante en el país desde 1994”. De un plumazo, los abajo firmantes borran del mapa toda la transición política mexicana. La reforma política de 1996, la alternancia de 2000 y las docenas de reformas constitucionales que se han aprobado desde entonces simplemente no se comparan a sus ojos con las privatizaciones y reformas “audaces” que impulsó Salinas antes de 1994.
Quizás no fue mera coincidencia que el mismo día en que se divulgó el desplegado, Salinas hiciera uno de sus calculados actos de presencia en público. Durante un foro organizado por la Fundación Espinosa Iglesias, el expresidente ofreció una conferencia magistral para autoalabarse por sus esfuerzos para “modernizar el Estado” cuando era presidente.
El desplegado finge mirar hacia el futuro, pero en realidad nos invita a volver la mirada hacia una de las épocas más corruptas, opacas y autoritarias de la historia reciente de nuestro país.
Afortunadamente, los legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del PRI no hicieron caso a estos exabruptos y presentaron sus propias iniciativas de reforma política, que rebasan por mucho el alcance de las propuestas de Calderón. El PRD propone las figuras de plebiscito, referéndum y revocación de mandato, así como la participación del Congreso en la aprobación y seguimiento del Plan Nacional de Desarrollo. Asimismo, tanto el PRD como el PRI respaldan la ratificación del gabinete por el Legislativo, el fortalecimiento de las comisiones del Congreso, la dotación de autonomía plena al Ministerio Público y el fortalecimiento de la ASF.
Bienvenido el debate de estas y otras propuestas por venir. La historia demuestra que las mejores reformas siempre han sido las que primero se debaten de manera democrática y participativa. Así como existe la urgente necesidad de una renovación de nuestra clase política, también hace falta un cambio en aquellas figuras públicas que no hacen más que recurrir a las mismas estrategias chantajistas e intolerantes de siempre.