EN EL FONDO, ESA ES LA GUERRA

13 abr 2010

Guerra contra las libertades
MARCO RASCÓN
Aunque Osama Bin Laden es un producto netamente estadunidense, el ataque del 11 de septiembre sirvió para hacer girar las armas contra Irak… pero también contra los derechos de los ciudadanos de Estados Unidos.
Gracias a la guerra contra el terrorismo, la presidencia de ese país pasó de la ineptitud a la arrogancia; del cuestionamiento a los poderes excepcionales. Todo el Congreso se subordinó a las prioridades militares fijadas en la declaración de guerra de George W. Bush, quien, surgido del fraude en Florida, se convirtió junto con Rudolph Giuliani en el símbolo de la defensa patriótica y los valores occidentales. Bush pasó del discurso defensivo al ofensivo, a la guerra del bien contra el mal, y si no estabas con ellos estabas contra ellos.
Derivado de esto, los medios fueron censurados y autocensurados; la crítica fue reglamentada y declarada complicidad con el enemigo: la mediocridad tomó el poder en el mundo. El arte, el cine, la cultura, todo fue afectado. Las alertas, las amenazas de virus, ataques con ántrax, muros en la frontera sur, resurgimiento del racismo y poderes extraordinarios de las policías para espiar, allanar domicilios y torturar se legitimaron. Del miedo infundido surgió el patriotismo para movilizar la industria de la guerra y hacer de los más pobres, los indocumentados, maras y pandilleros de los suburbios, una nueva versión de los soldados mercenarios a cambio de obtener estatus de ciudadanía y pensiones. Mientras se negaba y restringía el acceso a la seguridad social, el ejército ofrecía todo a los soldados de la fortuna.
George W. Bush dijo al mundo que su objetivo era detener a Saddam Hussein y liberar a Irak de su dictador. El resultado significó en la realidad la destrucción del país; no encontraron las armas atómicas ni biológicas que sirvieron de justificación para la invasión, y sí bombardearon pueblos y ciudades; deshicieron su economía, y en uno de los pocos estados laicos, donde convivían en su parlamento chiítas, sunitas y kurdos, se fomentó de nuevo el odio separatista y religioso. Mediante una misión policiaca para detener a uno se usaron recursos de guerra contra todos los iraquíes.
La invasión a Irak dejó de preocuparnos al resto del mundo, pues fueron prohibidas las imágenes cruentas para evitar otro Vietnam, dados los efectos del napalm y el comportamiento de los soldados estadunidenses.
La guerra contra el terrorismo tomó como rehén a un país con petróleo, porque los objetivos no eran la seguridad de nadie, sino la defensa de los grandes intereses económicos de los países participantes en la rapiña.
El asunto no se ha terminado, porque siguen tirando bombas y torturando en Guantánamo (leer los testimonios recientes sobre Anita); la diferencia es que ahora han vuelto la vista al sur, donde hay condiciones de exportar la guerra y llevarla a Colombia, Venezuela o Cuba.
México es también un mercado de guerra y el flujo de armas no cesa. La guerra contra el crimen con su violencia gradual, planificada, de intensidad crónica, expande su economía y contrae la nuestra. La violencia en espiral y sin explicaciones destruye la unión federal y el que era nuestro próspero norte ahora se remata. ¿Quién lo está comprando? ¿Qué mejor muro que la violencia en la frontera sur? ¿Qué mejor justificación para criminalizar a los indocumentados?
Una vez desestabilizada la población rural por el abandono, las opciones para miles de jóvenes campesinos es la migración o el sicariato. En tres años, miles de mexicanos han matado a otros miles y eso deja una huella profunda entre gobierno y sociedad, en cada pueblo, barrio y regiones enteras, que será difícil cerrar en años. ¿Quién declarará el final de la guerra? ¿Cuando acabe el narcotráfico?
Por otro lado, el modelo Bush es excelente para contener y desarticular todo ascenso de masas por libertades democráticas y derechos. La guerra contra el crimen organizado ha metido en cintura al Poder Legislativo, al Judicial, al Ejército, a las empresas telefónicas, a los medios de comunicación, a las minorías y mayorías, a las fuerzas vivas, al empresariado, a los sindicatos.
La guerra gubernamental se ha convertido ya en una ofensiva contra las libertades ciudadanas y no hay oposición coherente contra este proceso en marcha. No hay buenos y malos, sólo fuego cruzado y una sociedad civil que busca refugiarse en la neutralidad. La histeria y el miedo van en ascenso; es encontrarnos con un país violento, lleno de retenes, y mientras los marinos andan en tierra, el país se ahoga cancelando sus demandas por libertades, derechos, reformas sociales y economía justa.
Los medios ya no reportan luchas sociales, sino forman en cada mexicano un policía que investiga quién es el asesino. Son clases masivas, didácticas y mediáticas mientras se va controlando el derecho a la radio y televisión comunitarias, al uso de la Internet y la telefonía celular.
La guerra gubernamental es fundamentalmente contra las aspiraciones de transformación del pueblo mexicano.

Scherer por Scherer
Álvaro Delgado
MEXICO, D.F., 12 de abril (apro).- “La modestia es moneda falsa en nuestro trabajo. No existe periodista sin su sueño de cabecera: La noticia o el reportaje que lleve a la historia. Así somos todos.”
Así, rotundo, Julio Scherer García, fundador del semanario Proceso, define el motor del trabajo del periodista, un aserto que no riñe con su comportamiento ajeno a la exhibición de su imagen y que, excepcionalmente, depuso en el “encuentro insólito” que tuvo con el narcotraficante Ismael El Mayo Zambada.
El mismo Scherer explicó la razón en la crónica que escribió para Proceso: Cuando El Mayo le pidió ser fotografiados juntos, “sentí un calor interno, absolutamente explicable. La foto probaba la veracidad del encuentro con el capo”.
Por eso, más que un arrebato de vanidad, Scherer pensó en el rigor informativo: “Al periodista lo avalan los hechos. Sin ellos está perdido.”
A los 84 años de edad, que cumplió el pasado miércoles 7, Scherer dio una muestra más de arrojo profesional, temple físico y acabada prosa, en un encuentro originado por su reputación: “La suerte es una urdimbre tejida con paciencia.”
Es decir, fruto de décadas de trabajo periodístico disciplinado: “La obsesión es un círculo, la voluntad una línea recta que rompe el círculo o se degrada.”
En todos sus libros, Scherer acredita su concepción del periodismo y en ellos suelen despuntar definiciones sobre esta profesión y auténticos aforismos.
Un ejemplo: “En nuestro oficio sabemos que no hay manera de resistir un suceso. Es el vacío que se abre. Se traga al reportero, al cartonista, al escritor hecho en la tinta de la información.”
Otro: “El periodista escudriña, busca el diálogo, apela al testimonio.”
Uno más: “La cirugía y el periodismo remueven lo que encuentran. El periodismo ha de ser exacto, como el bisturí.”
Postula Scherer: “No hay abrigo para la mentira. Tarde o temprano manos hábiles la desnudan.”
El periodismo cabal no se explica sin la libertad, pero Scherer aclara: “La libertad es una lumbre que necesita de muchas lumbres para ser lumbre verdadera.”
Es decir, “no existe la libertad en solitario. La libertad es de algunos, o de muchos, o es caricatura, desairada ficción”… “Permanece el periodismo en los seres que viven y en las cosas que son. Su grandeza es la del hombre. Su poesía es el agua que corre sin agotarse.”
El 28 de noviembre de 2005, al recibir el doctorado honoris causa de la Universidad de Guadalajara, de cuyo discurso tomé el párrafo de la “entrada” de este artículo, Scherer García expuso:
“Suele decirse que Proceso nació para la estridencia. Ciertamente no somos moderados, pero el país no está para la crítica prudente a la que muchos se acomodan.”
Diagnosticó: “La impunidad tomó partido y la zozobra domina la vida cotidiana: Los robos y los crímenes por la mañana, los atracos y secuestros por la tarde, los asaltos a mano armada por la noche y la corrupción a toda hora.”
Era el ocaso del gobierno de Vicente Fox. Con Felipe Calderón, está muy claro, México avanza al precipicio…
Antes, el 7 de mayo de 2002, al recibir el Premio Nacional de Periodismo --el primero que se otorgó sin la intervención del gobierno--, Scherer García sentenció: “El mundo se ha endurecido y pienso que el periodismo habrá de endurecerse para mantenerse fiel a la realidad, su espejo insobornable”.
Es decir, “si los ríos se enrojecen y se extienden los valles de cadáveres víctimas del hambre y la enfermedad, así habrá que contarlo con la imagen y la palabra.”
Apuntes
El reportero, a nombre de sus compañeros, preguntó a Calderón:
--Nos gustaría tener una opinión con respecto a la aparición de El Mayo Zambada en la revista Proceso, con Julio Scherer.
--No haré un comentario específico del tema --fue la respuesta del individuo.

La última carcajada de Francisco Franco
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO
El de la voz declara, en pleno uso de sus facultades mentales, que es mexicano por nacimiento, hijo de exiliados republicanos, y que carece de pasaporte español, pero que, muy probablemente, debido a que a lo largo de su vida escolar cantó durante años, cada lunes por la mañana, el Himno de Riego y saludó la bandera de la República española, con los colores rojo, amarillo y morado, junto a la mexicana verde, blanco y rojo, le parece que es una canallada la pretensión de proceder judicialmente contra el juez Baltasar Garzón por el delito de prevaricación en su intento de juzgar los crímenes del franquismo.
Asimismo reconoce, para que nadie se llame a engaño, que el 20 de noviembre de 1975, junto con sus compañeros, amigos y familiares, descorchó jubiloso las botellas de cava que llevaban varios días enfriándose para celebrar la muerte del generalísimo. Que durante su juventud escuchó cómo los dedos índices de varios refugiados disminuían paulatinamente de tamaño de tanto golpear la mesa asegurando que este año se muere Franco. Que en esa fecha había motivos suficientes para festejar no obstante que el chacal murió en la cama, pues su régimen había entrado en declive desde el ajusticiamiento de Carrero Blanco y las luchas por la democracia en las calles y las fábricas. Que le dio enorme risa enterarse de que a las 10 de la mañana de ese día un lloroso Carlos Arias Navarro leyó en televisión española el testamento del dictador, en el que advertía: No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización están alerta. Y que nunca sintió nostalgia de una patria que no era la suya, sino de una causa a la que todavía no le llega la hora porque en su lugar se instaló una monarquía: la restauración de la República española.
El declarante asegura que la figura de Baltasar Garzón le resulta incómoda y ambigua, pero que no puede dejar de reconocer positivamente la intención del juez de dar satisfacción, desde el ejercicio jurisdiccional, a familiares víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura de Francisco Franco que no aceptan que los restos de sus ancestros sigan sin identificar en fosas comunes. En España –no se puede olvidar– hay más de 120 mil desaparecidos.
Se le complica evaluar la trayectoria del togado porque, mientras para unos es un desinteresado luchador contra la injusticia y el terrorismo que merece recibir el Premio Nobel de la Paz, para otros viola derechos humanos elementales y realiza su labor con exhibicionismo y de manera sesgada, particularmente en el caso del País Vasco. Los defensores de ambos puntos de vista han presentado evidencias que apuntalan su dicho.
Al de la voz le parece una amarga ironía que, a casi 35 años de la muerte del caudillo de España por la gracia de Dios, la Falange –el partido fascista–, el sindicato ultraderechista Manos Limpias y la organización Libertad e Identidad hayan sentado en el banquillo de los acusados al magistrado que intentó que se juzgara a las autoridades responsables de los enormes crímenes cometidos por el régimen dictatorial de Francisco Franco; al único juez que se ha atrevido a cuestionar la Ley de Amnistía, norma que Naciones Unidas ha pedido derogar. Los herederos del franquismo y los defensores de su memoria están de manteles largos.
Al declarante le provoca enorme suspicacia que –como ha documentado Vicenç Navarro– el Tribunal Supremo que ha puesto a Garzón contra las cuerdas esté presidido por un juez que en su día juró lealtad al movimiento fascista, y que el togado que dio luz verde al proceso sea el magistrado Adolfo Prego, patrono de honor de la fundación de ultraderecha Defensa de la Nación Española, quien será el que redactará la sentencia final.
En el reino de España hubo una amnesia sobre el pasado franquista que obsequió una amnistía a los criminales que detentaron el poder durante décadas. La clase política y una parte del mundo intelectual renunció a mirar hacia atrás y optó por sólo ver hacia adelante. Mientras, los rojos se volvieron rosas, los franquistas se transformaron en demócratas, los falangistas se convirtieron en empresarios y los conservadores se disfrazaron de progesistas sin remordimiento alguno. Rectificar es cosa de cuerdos/si te he visto no me acuerdo, cantaba Joaquín Sabina. Pero hoy resulta evidente: el pasado negado se ha apersonado en la sociedad y la política española para reclamar justicia, y la impunidad ha respondido exigiendo su continuidad en el timón de mando.
Probablemente porque era ya una momia aún en vida, el entierro de Franco estuvo lleno de absurdos: hicieron falta varios días de ensayos para poder conducir las pompas fúnebres; uno de los dolientes cayó a la tumba y quedó inconsciente; salvo Augusto Pinochet, ningún jefe de Estado importante acudió al funeral; los funcionarios del Valle de los Caídos sudaron la gota gorda para encontrar una lápida que estuviera a la altura de la que cubría la tumba de José Antonio. Por ello, el de la voz cree que, ante la desmesura del caso Garzón, a 35 años de distancia de su muerte, el caudillo, en un acto de venganza, se ríe a carcajadas desde su sepulcro: la justicia del reino de España no castiga a los responsables de las desapariciones criminales, sino a quien las investiga. Señal de que es hora de volver a restaurar la República.

Astillero
Ventanillas abiertas. Falso fuego cruzado. Seguimiento de móviles. Otro amago a Contralínea
JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ
Crece la justa indignación por el asesinato de dos menores de edad en Nuevo Laredo a manos de soldados que dispararon contra una familia en uno de los varios episodios de terror criminal que se han producido en los inconstitucionales retenes militares que a cuenta de la triste y fallida guerra calderonista contra el narcotráfico se han instalado en todo el país.
La narración detallada que ha hecho la madre de esos pequeños deja testimonio de los niveles de violencia salvaje que el gobierno federal ha instalado, pero también exhibe la falsedad con que suelen conducirse las máximas autoridades formales del país, ya fuese el propio Felipe Calderón calificando de pandilleros en riña a los jóvenes estudiantes masacrados en la heroica Ciudad Juárez, que ahora ha sido convertida en conejillo de indias de García Luna Productions, o las autoridades militares de Nuevo León al tratar de clasificar como mafiosos beligerantes a los alumnos de posgrado del Tec de Monterrey acribillados de manera hasta ahora insuficientemente explicada, apenas esbozada mediante versiones esperanzadas en que el paso del tiempo y la actitud de colaborador apaciguamiento del rector Rangel Sostmann ayuden a ir olvidando el caso, o, en el tema de los dos pequeñitos de Nuevo Laredo, con el secretario de Gobernación desplegando nuevamente sus artes de mendacidad al afirmar, sin pruebas a la vista, que el asesinato del par de niños se produjo en medio del ya rutinario expediente del fuego cruzado que se utilizó en el Tec y en incidentes similares.
El reino de la discrecionalidad vuelve a mostrar a los rejegos súbditos que toda ley es de rigurosa observancia obligatoria siempre y cuando no haya arreglos por debajo de la mesa, intereses elitistas insatisfechos o enredos sin salida fácil. En ese mundillo del acomodo de la letra legal a los requerimientos del momento ha aparecido el presidente de la Cofetel, Héctor Osuna, para anunciar con absoluto desparpajo que la ventanilla electrónica para registro de usuarios de telefonía móvil sigue abierta y los interesados pueden aprovecharla, aun cuando días atrás se aseguraba con aires implacables que con el primer minuto del domingo reciente caería la guillotina tecnológica sobre los herejes que no se hubiesen anotado en las desairadas páginas electrónicas del malamente famoso Renaut. Osuna proclama alegremente que quien no se haya registrado aún puede hacerlo, colocándose en fila de los presuntos millones de interesados que habrían intentado cumplir con el requisito pero por exceso de solicitudes no pudieron tener respuesta, aunque por medio de algún artificio tecnológico habrían quedado en una especie de fila que lentamente va dejando entrar a los rezagados, no porque se hubiera dado una prórroga en los hechos sino, según eso, porque se están procesando los millones de datos almacenados más, bueno, aprovechando el viaje, los que se vayan inscribiendo en estos días, al amparo de esa política falsaria de las ventanillas abiertas.
Otro usuario de la laxitud ciudadana, de la indolencia y la disponibilidad a la manipulación es el gobernador de injusticia del estado de México, Enrique Peña Peña Bazbaz, que ha salido en defensa del procurador de Interlomas, Alberto Vieneviene, en el asunto de la niña Paulette y su colchón desalmado. Para confirmar que son de su absoluta responsabilidad las decisiones tomadas en este doloroso expediente de protección clasista, impericias intencionales, zigzagueos declarativos y engañifas insostenibles, el precandidato a la presidencia de la Tremenda Corte (tresgaviotas, en lugar de trespatines) ha salido en defensa de la desastrosa actuación de su inexperto y tembloroso procurador Peluche y ha tenido la impudicia de reprochar que en las críticas al manejo dado al expediente Gebara Farah haya componentes de interés político que pretenden descalificar tan preclaro, ejemplar, lineal y meritorio comportamiento de la PJEM con tal de... ganar ventaja política. Vaya descaro con casa de lujo en campo de golf (las enseñanzas del tío y maestro, Arturo Montiel, no se olvidan).
Astillas
Claro que es posible dar seguimiento a través de su teléfono celular a los movimientos que realice una persona: Antonio Neme, profesor-investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, comparte un artículo de la revista Nature (http://bit.ly/aOnZ5j), de junio de 2008, en el que se analizan las trayectorias desarrolladas por 100 mil usuarios anónimos de teléfonos móviles durante medio año en Boston. A partir de esos datos se elaboraron pautas para entender la movilidad humana individual...
La revista Contralínea ha vuelto a sufrir allanamiento y robo en sus oficinas. Los peculiares ladrones se llevaron equipo de cómputo y telefonía móvil pero, además, documentación contable y periodística, según la denuncia hecha ayer por los directivos de esa publicación que ha sufrido continuos embates, de autoridades en lo público y de oportunos delincuentes en lo privado. Al frente de las revistas Contralínea y Fortuna, el periodista Miguel Badillo ha sido amenazado, detenido y sometido a juicio, al igual que Ana Lilia Pérez, autora del libro Camisas azules, manos negras, que entre otras cosas documenta el paso defraudador de César Nava por Pemex. En esas mismas revistas también se dio información pionera sobre las maniobras de enriquecimiento ilícito de la familia Mouriño, en especial del entonces secretario de gobernación y primer consentido de Los Pinos, el ya fallecido Juan Camilo...
Por cierto, en http://bit.ly/a8ZW2N puede verse la conversación que en el canal de Internet del gobierno capitalino tuvieron tres periodistas de gran experiencia, Rogelio Hernández López, Roberto Rodríguez Baños y José Reveles, sobre agravios y asesinatos de miembros del gremio...
Y, mientras Lujambio demuestra por computadoras portátiles que tiene habilidades para ser candidato presidencial gordillista, ¡hasta mañana, en esta columna que nunca se ha tragado el gran engaño del Seguro Popular!