LA IGLESIA EN SU LABERINTO

6 abr 2010

Urbi et Orbi
JOSÉ BLANCO

En la misa de resurrección el pasado domingo, el Vaticano hizo rectificaciones defensivas y recibió toda clase de adhesiones en su defensa. Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo o frente a la ciudad y el mundo), el Vaticano se bate y se debate en sus propias excreciones creyendo que puede tapar el espectáculo con palabras sin credibilidad.
Como en inmensos movimientos telúricos, de los glaciares se desprenden gigantescas masas de hielo que forman los icebergs. Estas islas flotantes dejan ver una punta equivalente a un octavo de su tamaño real. Debido a las corrientes marinas estos gigantes helados son arrastrados lentamente hacia latitudes más bajas, y ahora con el calentamiento global, con más frecuencia que antes contemplamos cómo de esa punta se fracturan grandes trozos de cientos de toneladas de peso que, como en un alud, caen estrepitosamente al mar.
La analogía con la Iglesia católica es notable, el iceberg-Vaticano es arrastrado lentamente hacia sus propias catacumbas más bajas, ineluctablemente, mientras a nuestra vista, ya sin azoro alguno, se le desprenden grandes pedazos y jirones hechos de sus propias mentiras, dogmas y crímenes diversos. Es así que este iceberg pernicioso va mermándose a ojos vista de la ciudad y del mundo. Esto que el mundo ve y los medios socializan, el Estado Vaticano lo siente como un ataque al Papa. Como todos los políticos tiranos, el jefe de los miembros de este Estado sui generis, se defiende ya directamente, ya a través de interpósitas sotanas, buscando culpables. Hasta el maligno ha sido acusado de poseer a los curas pederastas mientras éstos poseían a sus víctimas.
El reservorio para engendrar nuevos jóvenes de sotana se achica velozmente, como se achica el iceberg mismo. De paso, aquí la palabra engendrar significa procreación de congéneres que incluye la procreación de engendros como a todos nos consta.
En Europa buscan nuevos candidatos hasta con lupa, y no los hallan; los africanos no son precisamente sus preferidos; los musulmanes son musulmanes; los chinos, chinos; entre los gringos hay pocos porque abundan los cristianos no católicos romanos. En América Latina hoy por hoy es donde encuentran más candidatos y es por eso que el Estado Vaticano puede ser gobernado pronto por un latinoamericano. La palabra pronto, aquí habla desde luego de una velocidad que debe adecuarse al ritmo de escarabajo con el que camina esta institución cuya vetustez la hace andar a paso senil.
Es noticia conocida que la confesión decae como práctica inventada por los curas: nadie quiere contar sus cosas íntimas a personas desconfiables.
Todo indica que la iglesia como institución está chocheando, como nos gusta decir en México. Quién no recuerda a monseñor Schulemburg poniendo en tela de juicio el asunto de Juan Diego y la Virgen de Guadalupe. No es que monseñor no estuviera diciendo una verdad, sino que estaba hablando en términos políticamente incorrectos en extremo, que hizo que el Vaticano le asestara el soplamocos correspondiente. O como el predicador de la casa pontificia, Raniero Cantalamessa, que comparó el pasado viernes los ataques al Papa y a la Iglesia católica por los abusos sexuales de clérigos a menores, con el antisemitismo. Ni tardo ni perezoso recibió una severa desautorización por parte del portavoz vaticano Federico Lombardi –la única persona que puede hablar oficialmente en nombre de la Iglesia– por el incómodo paralelismo hecho por el tal Cantalamessa. Esta mesa cantó demasiado desafinado y fue jalada por la oreja.
El próximo 19 de abril Ratzinger cumple cinco años en su cargo actual y en su programa de gobierno prometió acabar con la corrupción sexual y apartar a los encubridores, en su mayoría miembros de la propia iglesia, pero ocurre que no sólo la cascada de las denuncias es cada vez más caudalosa, sino que el mismísimo Ratzinger supo más del caso del cura pederasta alemán Peter Hullermann cuando era obispo de Munich de lo que los informes eclesiásticos han sugerido hasta ahora, según informe de The New York Times. Este medio periodístico reporta que al actual Papa le fue remitido un informe en el que se decía que Hullermann iba a volver al trabajo pastoral parroquial unos días después de empezar el tratamiento para superar su pedofilia, terapia que el propio Ratzinger había autorizado. El informe refiere también una reunión del 15 de enero de 1980, encabezada por Ratzinger, en la que se habría aprobado el traslado de Hullermann de la parroquia de Essen en la que, se dice, dio rienda suelta a sus irresistibles tentaciones por la carne de los niños.
Las cosas duran hasta que se acaban, dice con malicia un dicho popular. Eso ocurre Urbi et Orbi con la iglesia católica apostólica romana: está instalada en un tobogán inescapable. Sólo que con esta institución las cosas no ocurren en tiempos humanos, sino generacionales. Muchos no veremos su aterrizaje final de tobogán, pero llegará. Sólo es de lamentar el profundo sufrimiento que están viviendo los feligreses, menor, de todos modos, que el que han vivido las miles de víctimas de la alborotada libido de estos curas.
Chismorreos
PEDRO MIGUEL
Reconforta saber que todos esos miles de personas violadas por curas no son más que chismorreos, como los definió este domingo de Pascua Angelo Sodano, actual decano del Colegio Cardenalicio, amigo entrañable de Pinochet, secretario de Estado del Vaticano y siempre protector amantísimo del Opus Dei y de los legionarios de Cristo.
Chismorreos: a eso se reducen las denuncias por agresiones sexuales procedentes de Estados Unidos, México, Argentina, Brasil, Irlanda, Polonia, Alemania... Eso son las acusaciones contra Joseph Murphy por haber violado a unos 200 niños discapacitados, conocidas en su momento, y silenciadas, por este atribulado Benedicto XVI que hoy sufre la embestida de campañas de propaganda vulgar y que prefiere concentrarse en hablar del narcotráfico y de los terremoteados Haití y Chile.
Chismorreos han de ser las andanzas de Marcial Maciel, de Peter Hullermann, de Nicolás Aguilar, por cuya culpa monseñor Rivera ya andaba yéndose al bote en Gringolandia; habladurías, el informe presentado en 1998 por María O’Donohue y Maura McDonald –con firma de recibido de Joseph Ratzinger– acerca de las agresiones sexuales cometidas por curas, obispos y arzobispos contra centenares de monjas en 23 países; invento, la condición de esclavitud sexual a que fue sometida una monja por el nuncio Girolamo Prigione en la misma residencia de la ciudad de México en la que se hospedaba, en el curso de sus viajes pastorales, el ínclito Karol Wojtyla.
Será un mero infundio, por supuesto, la epístola secreta De delictis gravioribus, redactada en 2001 por Ratzinger y su compinche Tarcisio Bertone, en la que se desalentaba la denuncia ante autoridades seculares de delitos sexuales cometidos por integrantes del clero. Mentira, entonces, lo que enunció públicamente el propio Bertone: No tiene fundamento que un obispo, por ejemplo, sea obligado a ir a la magistratura civil para denunciar al sacerdote.
Qué bien. Reconforta saber que éstos y muchísimos otros episodios de pesadilla son meras maquinaciones de los enemigos de Cristo y de la Iglesia; no descarten que también lo sean las atrocidades perpetradas antaño por el Santo Oficio, la colaboración pasiva de Pío XII en los genocidios hitlerianos, la vinculación del Vaticano con las mafias y el narcotráfico en las postrimerías del papado de Paulo VI.
O sea que la Iglesia y su máximo dirigente están limpios de culpa. Lo dicho por Sodano es una noticia edificante, muy apropiada para un domingo de Pascua, porque eso significa que el mal no está tan extendido en el mundo como habría podido pensarse. No existen los niños, las niñas, las mujeres víctimas de abuso sexual por religiosos católicos. No hay obispos ni cardenales encubridores de pederastas. Las cerca de mil 700 investigaciones judiciales que se realizan en Brasil –sólo en Brasil– contra curas pedófilos serán sobreseídas. Todo eso es falso y el Papa es bueno. Albricias. Aleluya.
Detrás de una taza de café
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO
Si el escritor irlandés Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver, quien aseguraba que el café nos vuelve rigurosos, serios y filosóficos tiene razón, entonces los funcionarios que dirigen la Secretaría de Agricultura en México no deben haber probado siquiera una taza del aromático. Son tantas y tan profundas sus meteduras de pata a la hora de definir la política agrícola del país, que el campo mexicano es zona de desastre.
La última hazaña de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) consiste, según la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, en utilizar recursos fiscales para respaldar a la trasnacional Nestlé en su plan de incrementar la producción de café robusta en el país. La intención oficial a corto y mediano plazos es que México pase de cosechar 150 mil sacos de café robusta por ciclo a medio millón. Para lograrlo dispondrán de más de 500 millones de pesos del Programa para el Desarrollo Sustentable de la Región Sur-Sureste.
Para los productores de café, la industria cafetalera y el país, esa medida es absurda y contraproducente. Para la trasnacional y sus aliados en el gobierno es un magnífico negocio.
¿Por qué es contraproducente? Porque deteriora la calidad del café nacional. El robusta es una variedad de mala calidad y bajo precio, un grano mediocre que puede ser utilizado en la fabricación de café soluble. Tres caracteres deben ser considerados para apreciar un buen café: cuerpo, acidez y aroma. Aunque los robusta tienen cuerpo, carecen de acidez y aroma afinado.
México es un país que cultiva café de buena calidad. Sería mucho más conveniente ejercer los 530 millones de pesos del Programa de Fomento Productivo y Mejoramiento del Café –recursos que ahora retiene la Federación, pues hay un subejercicio de 330 millones desde 2009– en apoyar a los productores de aromáticos de buena calidad y promover el consumo nacional de café molido y tostado que destinarlos a la producción de robustas.
Según la carta del director ejecutivo de la Organización Internacional del Café, los precios de los robusta descendieron 15.4 por ciento entre febrero de 2009 y febrero de 2010, mientras los precios de los otros tres grupos de café aumentaron. Hoy existe sobreproducción de este grano en el ámbito mundial, y sus precios se han desplomado hasta llegar a 70 dólares las 100 libras. La diferencia entre los robusta y los otros suaves aumentó y pasó de 49 centavos de dólar la libra a 89.98 centavos.
Para defender al gobierno federal y a Nestlé, el coordinador ejecutivo de la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café, Rodolfo Trampe, declaró que los mercados de cafés especiales no tienen futuro porque están saturados, lo cual es un absurdo insostenible. Los nichos de mercados de aromático orgánico, justo y de calidad, siguen ampliándose. En Estados Unidos –principal mercado de exportación de México– crecen las importaciones de variedades arábigas lavadas de alta calidad.
La producción de robusta, casi inexistente en el siglo XIX, creció enormemente, sobre todo en las antiguas colonias francesas, bajo la demanda de precios menores y la expansión del consumo de café instantáneo. Los tostadores se encargaron de incorporar robusta en las mezclas corrientes y en las marcas nuevas y baratas, para bajar los precios a costa de la calidad. Se demostró así que, tal como decía un asistente a la Convención Nacional de Café en 1959, no existe casi nada que el hombre no pueda hacer un poco peor y venderlo un poco más barato.
El cultivo de robusta tiene una ventaja: mientras sus árboles tardan dos años desde que son plantados hasta el momento de la recolección y producen más, los cafetos de arábica dan fruto después de cuatro años de sembrados.
México es uno de los países exportadores del aromático donde se consume menos café. En 2008, según cifras de la OIC, se tomaron sólo 1.22 kilos por persona al año, contra 5.48 kilos que se beben en Brasil. No obstante, el consumo nacional ha venido creciendo poco a poco: en 2004 era de tan sólo 860 gramos por habitante.
Alrededor de 65 por ciento del café que se toma en México es soluble. Literalmente, Nestlé hegemoniza el consumo del aromático en el mercado nacional. Si bien muchos jóvenes lo que beben en realidad son cocteles de café, se ha puesto de moda una renovada búsqueda de calidad. No obstante, hay en el consumidor nacional un gusto por el café pálido, de poso manchado, que hace o hacen aparecer como agua sucia hervida. De cualquier manera, lo más común en muchos hogares y restaurantes sigue siendo tomar Nescafé. Se prefiere sacrificar la calidad a cambio de la comodidad y la rapidez en la preparación de la bebida.
Aunque otros reclaman su invención, George Washington, un belga que vivía en Guatemala, fue el primero en concebir la idea de refinar cristales de café a partir del aromático elaborado. En 1910 comenzó a comercializar su Café Refinado G. Washington. La Primera Guerra Mundial proporcionó un impulso importante a los solubles. La industria del café instantáneo creció después de la segunda conflagración mundial. Sin embargo, fue en 1950, a raíz de que se disparó el precio del café tostado en el mundo, cuando se incrementó la demanda de café soluble. No obstante que su producción requiere una cuantiosa inversión original, su elaboración cuesta menos que un café normal.
El café –se leía en el New York Times en noviembre de 1949– es un aglutinante social, ayuda a soltar la lengua, a serenar la mente, a estimular el ingenio y, si así lo desea, a eliminar el sueño. Desde la jarra de viaje hasta la clásica y elegante taza, es el demócrata perfecto.
Desgraciadamente, la Sagarpa parece no darse cuenta de ello y se empeña en acorrientar la caficultura nacional. El subsidio al cultivo de la variedad más barata y corriente de café para beneficio de una empresa trasnacional es una canallada contra la industria y los caficultores nacionales, muchos de los cuales son pequeños cultivadores indígenas.