OJALA SE CUMPLA

30 ago 2010

No albergo la menor duda que habrá en México grandes cambios
CARMEN LIRA SAADE
Dime, dime, ¿qué tanto está diciendo la mafia de todo lo que escribí?
–No es sólo la mafia, ¿eh? Son más los desconcertados con esas Reflexiones, comandante. Ya ni qué decir del disgusto que le propinó al gobierno mexicano.
–No tenia ningún interés de criticar al gobierno… ¿Para qué me iba a meter con el gobierno? ¿Por gusto? Si yo me dedicara a meterme con los gobiernos, a decir las cosas malas o equivocadas que considero que han hecho, Cuba no tendría relaciones.
–Se dice que con sus elogios y reconocimiento abiertos, lo que usted dio a Andrés Manuel López Obrador fue el beso del diablo… y se preguntan por qué hasta ahora hace públicos tanto las declaraciones de Carlos Ahumada a la justicia cubana como detalles de su singular relación con Carlos Salinas de Gortari. Sospechan que habría una intención oculta.
–No, no, no. Yo tuve la suerte de encontrarme con el libro de Andrés Manuel. Alguien me lo dio al final de la sesión de la Asamblea. Lo leí rápido y su lectura me inspiró a escribir lo que escribí.
–¿Qué lo inspiró?
–Enterarme de lo que han hecho con la tierra, con las minas; de lo que han hecho con el petróleo… Enterarme del robo, del saqueo que ha sufrido ese gran país; de la barbaridad ésa que han cometido, y que (hoy tiene a México como lo tiene)...
–Hay desconfiados de uno y otro bando que insisten en que detrás de su carambola hay otros propósitos.
–No. Yo no tenía planeado escribir lo que escribí; no estaba en mis planes. Yo tengo agenda libre.
–Pues levantó una gran polvareda, le aviso. Lo acusan de haber desatado todo un escándalo político y le llueven las críticas porque dicen que ya sea para bien o para mal, usted, comandante, se ha metido en el proceso electoral mexicano…
–¡Ah! ¿Sí? –pregunta muy animado–. ¿Así que hay críticas contra mí? ¡Qué bueno, qué bueno! ¡Mándamelas! ¿Y de quién son las críticas?
–De muchos, menos de uno. El único –de los involucrados– que no ha dicho una sola palabra es Carlos Salinas…
–Porque es el más inteligente, siempre lo fue, además de más hábil –dice exhibiendo una sonrisa maliciosa… Por su expresión, pareciera que ya está esperando la respuesta de Salinas. A lo mejor, hasta en un libro.
Luego, pasa a repetir algunos pasajes de sus Reflexiones: que si Salinas había sido solidario con Cuba, que si cuando (1994) actuó de mediador (designado por Clinton) entre Estados Unidos y la isla “se portó bien y fungió realmente como mediador y no como aliado de Estados Unidos…”
Cuenta que cuando Salinas obtuvo del gobierno cubano la aceptación para refugiarse en ese país y hasta adquirir legalmente una casa se veían con determinada frecuencia e intercambiaban puntos de vista, etcétera.
–Llegué a pensar que él nunca trató de engañarme –dice socarronamente.
–¿De veras? –pregunto. ¿Acaso Salinas comentó o consultó con él la decisión de su gobierno de abrirse a la relación con organizaciones terroristas declaradas, como era el caso de la Fundación Nacional Cubano Americana creada con el exclusivo propósito de derrocar al régimen castrista y asesinar a su presidente, Fidel Castro?
Por primera vez en la historia de las relaciones entre los dos países, un gobierno de México abría las puertas de la casa presidencial a Jorge Mas Canosa, a la sazón presidente de esa organización paramilitar, vieja enemiga de la Revolución cubana.
Lo que usted trajo a esta casa fue a un asesino, le dije a Carlos Salinas en aquella ocasión, durante una entrevista con La Jornada. Salinas asintió con la cabeza, concediéndome razón. Pero de inmediato se justificó diciendo que lo que buscaba su gobierno era participar, con la pluralidad cubana, en el diálogo que se estaba realizando para acercar a las partes.
Quiero decirle que México es sumamente respetuoso de los procesos internos que decidan los cubanos, aseguró entonces.
Pero lo que suceda a Cuba no va a ser ajeno a los mexicanos; los mexicanos no podemos estar ausentes de las transformaciones que se den en ese país porque repercutirán en México, en toda Latinoamérica. Tenemos que mantener esta comunicación con todo el abanico de opiniones... (La Jornada, agosto de 1992).
–¿Opiniones? ¿México necesitaba la opinión de un criminal para enriquecer su diálogo con los países vecinos? –inquiero ahora.
Fidel ha bajado la cabeza y pregunta como para sí mismo:
–¿Por qué nos hizo eso? “Él se había portado como amigo de Cuba. Con él se arreglaban los asuntos políticos o económicos pendientes, en fin... Daba la impresión de que no tenía problemas con nosotros.
¿Por qué demonios tenía que recibir al bandido ése?, se pregunta un tanto desconcertado.
Pero no quiere manifestarse más. Hace rato que había dado vuelta a la página o la había reservado para el momento en que –tras el balance obligado– decidiera hacer del conocimiento público la terminación de su relación con el ex presidente mexicano, como ocurrió con su Reflexión El gigante de las siete leguas.
–Cuba nunca quizo entregar la documentación filmada que probaba el complot contra López Obrador, como se lo demandó en su momento el PRD.
–En eso no los podíamos complacer –explica–. Enviamos toda la documentación a la autoridad que solicitó la extradición (la cancillería mexicana). Otra actitud no habría sido seria –subraya.
Luego, Fidel enfermó gravemente y ese asunto, como muchos otros, habría tenido que esperar.
–¿Por qué la mención a López Obrador en estos momentos casi prelectorales?
–Porque yo tenía una deuda con él. Yo quería decirle que (aunque no accedió a entregarle la documentación que solicitó) no estábamos en ningún complot en su contra, ni (estuvimos) ni estamos coaligados con nadie para hacerle daño. Que como dije en mi escrito, me honro en compartir sus puntos de vista.
–Ahí es precisamente donde dicen que le dio el beso del diablo, comandante.
–Así que ni hablar de invitarlo a visitar Cuba, ¿verdad? –dice sonriendo pícaramente–. Estaría arriesgando mucho, ¿no es así? Le caería encima toda la pandilla ésa, para desacreditarlo y quitarle votos.
–Como hace 50 años, en los primeros tiempos de la Revolución, en que viajar a Cuba era toda una osadía. Una foto en llegadas o salidas del aeropuerto de México hacia La Habana podía costar persecución, golpes, cárcel...
Fidel mantiene su risita ésa, y aconseja:
No se preocupen tanto ustedes los mexicanos por estas cosas. Todo eso va a cambiar. No albergo la menor duda de que más pronto de lo que imaginan habrá en México grandes cambios.

Las alianzas, ¿para qué?
VÍCTOR FLORES OLEA
Un fin domina en los partidos políticos que participan en las alianzas electorales (especialmente en el PAN y el PRD): impedir que el PRI regrese a Los Pinos en 2012. Tal es su idea fija y obsesión: lo que ocurre es que, por el PAN, el sueño de Vicente Fox de echar al PRI de Los Pinos ha tenido, como no podía ser de otro modo, escuálidos resultados. Para decir lo menos, los dos sexenios del PAN han sido dramáticos hasta en su soberano ridículo.
Dirán algunos que de todos modos se avanzó en la democracia, puesto que el centro del poder supremo se desplazó en alguna medida de la Presidencia al Legislativo (y a los gobernadores de los estados). Pero si lo analizamos con detenimiento, lo que ha sido indecente en esta última década es el modo en que el poder real, político y económico, se desplazó de la política a la economía, de las alturas institucionales (presidenciales) a las elites económicas (a las mafias en el poder).
Claro que el fenómeno había comenzado antes, con los últimos gobiernos del PRI (el de Miguel de la Madrid como transición), significando claramente los de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo que las decisiones fundamentales de México estuvieron ya en manos de los más ricos y fuertes grupos, lo cual se consagró en su extremo con los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón. Y tal cosa destruye cualquier pretensión de avance democrático: de ahí el gran fracaso de la llamada transición, que fue en verdad una transición para que los grandes intereses económicos tomaran las riendas del poder en México, las decisiones que en verdad cuentan, los rumbos nacionales que en verdad importan.
El gran problema ahora es que un fin que simplemente busca impedir que el PRI retorne a Los Pinos es demasiado pobre, sin ideas, además de que resulta altamente engañoso: el PRI en Los Pinos no alteraría un ápice el desplazamiento del poder de la política a la economía, y menos con Peña Nieto a la cabeza, que más bien se entregaría con los brazos abiertos a culminar la tarea de sus predecesores. El fenómeno central no se corregiría, sino que se fortalecería y ahondaría. Es por eso que los grupos económicos más poderosos y sus capitanes ven con bastante displicencia el alboroto político de las alianzas, sin preocuparse demasiado.
El único que ha venido a romper este panorama de jauja es Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con un programa político de cambio del país que altera el destino manifiesto que algunos sienten ya encarnar, y que aspira a transformar a México. De ahí que los oportunistas, o quienes únicamente piensan en el relevo de personas en los puestos, estén con las alianzas: de ahí que haya surgido el conflicto entre AMLO y la actual cúpula dirigente del PRD (o del DIA). Contradicción que será resuelta por los hechos cuando el movimiento de AMLO se presente incontenible en los procesos electorales.
Otra cuestión central: las alianzas electorales han sido en el fondo avaladas y dirigidas por Felipe Calderón y el PAN, que han sido, eso sí, presentadas como apetitosas a la cúpula del PRD. ¿Qué persigue Calderón? Es obvio que su meta hoy es perpetuar en el poder al PAN y perpetuarse él mismo como su jefe nato, lo cual pasa por dos momentos imprescindibles: impedir que el PRI regrese a Los Pinos, y lograr suficiente respaldo electoral, que parece menos que imposible, pero que ocupa los días y noches de Calderón (en efecto, habiendo renunciado a la Presidencia de la República para encabezar al PAN), según aguda observación de Claudio X. González, el de Fundación Televisa.
Su tema de fondo es el indicado: perpetuarse en el poder contando con una importante plataforma electoral, incluida eventualmente una porción del PRD, y no simplemente ponerle piedras en el camino a tal o cual gobernador. El drama es que le ha visto la cara a una izquierda que se ha tragado la rueda de molino de que el objetivo central hoy se reduce a impedir que el PRI regrese a Los Pinos. Ninguna propuesta programática, sino simplemente ascender a los puestos y, en último caso, compartir con el mismísimo PAN el poder, lo cual sería una mayúscula catástrofe para los partidos que un día se ostentaron como cabeza de la izquierda mexicana.
Al final del día, resulta claro que el único candidato que postula un programa de izquierda, en que la igualdad y el derecho sean en beneficio del pueblo, es Andrés Manuel López Obrador, programa, por cierto, que todavía está abierto a la discusión para perfeccionarlo, corregirlo y aumentarlo si hiciera falta.
También resultará innegable que la gran mayoría del pueblo de México, la izquierda en perspectiva social e histórica, se sumará a la candidatura de AMLO, denunciando ya rotundamente que con las alianzas se desemboca a uno de los varios esquemas de la derecha (la permanencia del PAN o el regreso del PRI a Los Pinos). Por supuesto, la masa ciudadana está contra ese objetivo oportunista e interesado ya que su fin consiste en refundar una nueva República justa y honesta, que nos rescate del abatimiento antidemocrático y de la pobreza a que nos han sometido las corporaciones.

La disputa por la Cámara y el cobro de facturas
Jesusa Cervantes

MÉXICO, D.F., 27 de agosto (apro).- La disputa entre el PRI y el PRD por la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados parece ser hoy parte de las consecuencias de la alianza electoral que establecieron PRD y PAN en las pasadas elecciones del 4 de julio, donde le arrebataron al PRI las gubernaturas de Oaxaca, Sinaloa y Puebla.
La factura seguramente fue calculada por quien se considera fue uno de los operadores de dicha alianza, el expriista Manuel Camacho Solís; pero del otro lado, la corriente del PRD, encabezada por Nueva Izquierda y la cual tiene hoy la presidencia de ese partido, se resiste a pagarla, seguramente porque del lado del PRD está la ley.
De acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso general, modificada el 13 de septiembre de 2006, el segundo y tercer año de la presidencia de la Mesa Directiva debe recaer, “en orden decreciente”, en uno de los integrantes de los dos grupos parlamentarios con mayor número de diputados que no la hayan ejercido; es decir, en el PAN o en el PRD.
Además del citado articulo, el 17 en su numeral séptimo, está el número ocho, que establece claramente que “en ningún caso la presidencia de la Mesa Directiva recaerá en el mismo año legislativo en un diputado que pertenezca al grupo parlamentario que presida la Junta de Coordinación Política”.
Como dicha presidencia de la Jucopo esta aún en el PRI, entonces éste partido no puede continuar ahí, pero tampoco el PAN, a menos que le corresponda la mesa al PRI en este segundo año. De ser así, el tercer año, al PRD le tendría que corresponder tanto la presidencia de la Junta como de la Mesa, pues hasta ese momento no habría contado con ninguna de las dos. Sin embargo, como la ley, modificada el 13 de septiembre de 2006, impide que ambos órganos sean presididos por un mismo partido, pues sólo queda una forma de solucionar este vericueto legal: que el PRD tenga hoy la presidencia de la Mesa Directiva.
Pero el PRI se resiste a ello, la razón es simple: le está cobrando el “pecado” de haberse aliado con el PAN en las pasadas elecciones y, con ello, el haberle arrebatado las tres gubernaturas antes mencionadas.
Y aunque legalmente la Mesa le corresponde al PRD, parece que hoy al PRI no le interesa respetar la ley, sino más bien cobrarles la pifia a los llamados “chuchos”.
El pleito entre el PRI y el PRD no parará en la designación de la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Será un asunto que se extenderá seguramente a la discusión del paquete económico para el próximo año y que empezará a discutirse a partir del próximo 9 de septiembre, un día después de que el Ejecutivo federal lo entregue a la Cámara.
Me explico: el PRI cuenta con 237 legisladores más los 21 del Partido Verde Ecologista de México, lo que suma 258 diputados, suficientes para condicionar la entrega de los recursos que el próximo año utilizarán las 32 entidades federativas.
Esto significa que el endurecimiento del PRI influirá notablemente a la hora de autorizar el presupuesto para Oaxaca, Sinaloa y Puebla, entidades que el PRD y el PAN tratarán de impulsar con un buen número de recursos. a la vez que pretenderán una disminución para el estado de México.
La razón de esto último es porque el PRI se cobrará con ello la audacia del PRD de haber hecho alianza con su enemigo político histórico: el PAN. A la vez que los “chuchos” y los 143 diputados del partido del Ejecutivo federal intentarán frenar los millonarios recursos para el Edomex, entidad que tendrá comicios para renovar la gubernatura.
En el ámbito político siempre se ha considerado la gubernatura del Edomex como “la corona” de todas las elecciones, debido a que es la entidad con el mayor número de votantes.
En 2011 quien gane el Edomex podrá llegar mejor posicionado a la elección presidencial. El PRI desea mantener dicha entidad, en tanto que el PRD ya anunció que probablemente se alié nuevamente con el PAN para quitársela al PRI.
Como sea, los frutos de la alianza PRD-PAN en las pasadas elecciones y la futura en el Edomex, serán sin duda lo que haga al partido tricolor imponérsele al PRD.
Quizá entregue a los “chuchos” la presidencia de la Mesa Directiva, pero lo que de ninguna manera hará será darles todos los recursos que pidan para los tres estados antes mencionados y, por supuesto, para el Distrito Federal, entidad que, por cierto, hoy más que nunca, el PRI considera que puede recuperar en 2012 ante el desprestigio político en que se ha sumido el PRD desde la llegada de “los chuchos” a la presidencia, según opinan hasta los propios perredistas.
Pero regresando a la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en caso de no haber acuerdo entre el PRI y el PRD para el 31 de agosto, deberá ser la Mesa de Decanos la que dirija los trabajos los cinco primeros días de septiembre y, por ende, ser ellos quien reciban el cuarto informe del Ejecutivo federal.
El secretario de Gobernación, Francisco Blake, ya anunció que Felipe Calderón no irá al Congreso, por lo que puede ser que el propio secretario únicamente entregue a la Oficialía de Partes el documento y no sea ni el PRD ni la Mesa de Decanos quien lo reciba.
El resultado del endurecimiento del PRI lo veremos el 31 de agosto, pero serán sin duda los siguientes meses, octubre y noviembre momentos de la verdadera disputa, porque no sólo estarán en juego los millonarios recursos presupuestales para los estados y la federación; también se habrá de discutir la Ley Nacional de Seguridad que al Ejecutivo federal tanto interesa para seguir “su” guerra contra el narcotráfico, sino que también están en puerta las modificaciones en materia de derechos humanos.
Puede ser que el PRI evite seguir dándole más herramientas al Ejecutivo federal para atacar al crimen organizado pues, hasta la fecha, a pesar de todas las leyes que le ha aprobado, no ha habido avance en ello, sino que, por el contrario, la violencia y el aumento de pérdida de vidas no ha parado.
Pero también puede ser que el PRI haga uso de toda su fuerza para aplastar no sólo al PAN, sino también al PRD, ya sea de los “chuchos” o al PRD simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, porque el premio que buscan en todo esto es solo uno: la presidencia de la República en 2012.