LA MOVILIZACION SOCIAL EN EL JUICIO

28 jun 2010

El camino al infierno.

JOHN M. ACKERMAN
Es difícil exagerar la importancia de la decisión que están por tomar los cinco ministros de la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el caso de los presos de Atenco. Este miércoles la Corte no solamente decidirá sobre el destino de los 12 integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra injustamente encarcelados desde hace cuatro años, sino también definirá el futuro político del país. La decisión de los ministros será incluso más trascendental que los resultados de las 14 elecciones estatales que se celebran el próximo 4 de julio.
Con este fallo, la primera sala definirá por muchos años en el futuro la posición del Estado mexicano respecto de la crítica y la movilización social. Lo que está en juego es si se mantiene el enfoque autoritario que se parapeta en la razón de Estado y la supuesta infalibilidad de las instituciones públicas frente a demandas y acciones desmedidas de la sociedad, o si, por el contrario, imperará una lógica democrática de tutelar los derechos de los desprotegidos frente a los abusos de gobernantes y poderes fácticos.
¿A quién protege la justicia mexicana? ¿A los ricos y poderosos o a quienes sufren la injusticia de la pobreza y la marginación cotidianas? ¿El Poder Judicial es lo suficientemente maduro e independiente como para entrar de lleno en la modernidad o se siente todavía inseguro como para necesitar utilizar las prácticas de la complicidad y simulación del pasado? Éstas serán las preguntas centrales que pasado mañana resolverán los ministros Jesús Gudiño Pelayo, José Ramón Cossío, Arturo Zaldívar, Juan Silva Meza y Olga Sánchez Cordero.
Habría que celebrar que en los hechos yace muerta la tesis decimonónica del ministro porfirista Ignacio L. Vallarta en favor de que los jueces se encierran en una torre de marfil para evitar la desnaturalización de la justicia por la política. Desde la reforma judicial de 1994 que introdujo las figuras de la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional, la Corte se ha erigido en un verdadero tribunal constitucional que constantemente tiene que resolver casos con alta carga política. La reciente disposición de la Corte de ejercer su facultad de investigar violaciones graves a las garantías individuales en casos como la guardería ABC, la represión policiaca en Atenco y las acciones del gobernador Ulises Ruiz también revela que la mayoría de los ministros se niegan a esconder la cabeza frente a los asuntos políticos. La decisión de atraer los casos de los presos de Acteal, de las indígenas Teresa y Alberta, y de los presos de Atenco también son muestra de un sano rencuentro de la Corte con los temas medulares de hoy.
Sin embargo, los ministros navegan sin brújula en los nuevos mares de una justicia al servicio de la sociedad y de los principios constitucionales. Ahora que tienen agarrado el toro por los cuernos no saben qué hacer con él. Su indecisión y su displicencia con las formas de interpretación y de actuación del pasado no les permite terminar de ganar la corrida de la modernidad. Ante la debilidad de las herramientas que han desarrollado para enfrentar la nueva coyuntura de la justicia mexicana, los ministros se exponen a hundirse en alta mar. La insatisfactoria y socialmente condenable conclusión de la investigación del caso ABC es apenas el ejemplo más reciente de los tumbos sumamente peligrosos de la Corte hoy en día.
Este miércoles, los ministros de la primera sala tendrán una oportunidad de oro para retomar el rumbo. Pero se engañan si creen que será suficiente liberar únicamente los 10 presos que fueron detenidos arbitrariamente por los policías de Enrique Peña Nieto por el solo hecho de encontrarse cerca del conflicto en Atenco los pasados 3 y 4 de mayo de 2006. Ello sería la típica salida fácil de la justicia autoritaria en la que la Corte buscaría quedar bien simultáneamente con Dios y el diablo. En este caso podría cacarear su gran compromiso social al liberar un gran número de presos políticos, y simultáneamente cerrarle el ojo a Peña Nieto y sus huestes al mantener tras las rejas (por 112 y 67 años, respectivamente) a los principales dirigentes del movimiento, Ignacio del Valle y Felipe Álvarez. Asimismo, sin duda seguirían en pie las nuevas órdenes de aprensión contra estas mismas figuras y otros dirigentes, como la valiente joven América del Valle.
Lo que hace falta no es una decisión salomónica de esta naturaleza, sino una clara muestra pública de la Corte de que en los tiempos actuales de construcción democrática simplemente no se vale la utilización de la ley para reprimir la crítica y la protesta social. La figura de secuestro equiparado, plasmada en el artículo 259 del Código Penal del estado de México, viola garantías constitucionales básicas y no tiene otro fin que controlar y amedrentar a los ciudadanos que participan en movimientos sociales. Asimismo, la decisión de la Procuraduría de Justicia del Estado de México de perseguir este delito en los casos de los dirigentes, así como la aparente fabricación y manipulación de las pruebas que se detecta en los expedientes, responde a evidentes motivos políticos. El ex ministro Genaro Góngora ya ha señalado que la actuación de las autoridades mexiquenses evidencia una clara sed de venganza política contra los pobladores de Atenco.
Llama la atención, por ejemplo, que mientras en el caso de Diego Fernández de Cevallos la procuración de justicia del país haya decidido cerrar el caso en aras de proteger la vida del político panista, en el caso actual el Estado ha hecho todo lo posible para encarcelar a dos dirigentes sociales que no hicieron más que utilizar las únicas estrategias disponibles para hacer escuchar su voz haciendo uso de su libertad de expresión y de los derechos de petición y de reunión consagrados en la Constitución. También es obligada la comparación con el también sospechoso e inverosímil caso Paulette que, en contraste con el caso actual, terminó con una negativa a ejercer la acción penal.
El riesgo de un retorno al autoritarismo en los próximos años no solamente se encuentra en la arena electoral, sino también en el seno de nuestras instituciones judiciales. Si no expulsamos el demonio hoy que todavía existe una pequeña ventana de oportunidad, todos podríamos terminar en el infierno. Como sabemos, el camino hacia ese lugar está sembrado no solamente de buenas intenciones, sino también de medias tintas en momentos de definición histórica, como el actual.
Astillero
Siguen las patadas
Bicentenario sánduich
Cambiar la historia
Cochinero electoral
JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ
Los verdaderos festejos oficiales del bicentenario y el centenario culminaron ayer en Sudáfrica con un resultado futbolero que devolvió al país a su maltrecha realidad. Las cúpulas unidas de México, en especial la sección empresarial cuya marca en litigio ha sido Los Pinos, pretendieron confeccionar un discurso histórico alternativo, de presuntos cambios nacionales que habrían de darse a partir de las armas del pensamiento positivo, las buenas vibras, el fraseo optimista, las iniciativas telepromovidas, el Paseo de la Reforma sin tráfico, el Ángel de la Independencia como tribuna, un director técnico con aires de Javier Aguirre y Costilla y la receta épica de hacer sánduiches. ¿Para qué hacer guerras y revoluciones, independencias y levantamientos armados, si todo se puede cambiar a partir del voluntarismo, de la buena actitud, del kalimanismo elevado a doctrina de Estado? En 1810, el Grito de Dolores; en 1910, el Plan de San Luis; en 2010, el anuncio televisivo de Aguirre: Independencia, Revolución y Quinto Partido e incluso finales futboleras, tal sería la continuidad del libreto histórico de las gestas nacionales.
Pero no hubo tal: del sí se puede del fatalismo esperanzado de siempre al fallido sí se pudo que acabó en mexicanísimo ya ni pedo. Del Aguirre de los anuncios mentirosos de la televisión al gestualmente desertor Aguirre que pertrechándose tras una cachucha se negaba a dar la cara a la prensa un día antes del partido en que se según eso se confirmaría su tesis peregrina de que se estaría cambiando la historia a partir de ciertas patadas tácticamente bien colocadas que, desde luego, no se dieron frente a la selección argentina, estadística y evidentemente mejor armada en lo físico, lo futbolístico y lo anímico.
Al hacer ese indeseado mutis, la selección sanduichera tiene el mal gusto de dejar al descubierto los feos detalles del escenario político mexicano y permitir que la atención retorne a lo cotidiano, a la crisis y el horror. Por ejemplo, al cochinero electoral generalizado que entre violencia, amenazas, grabaciones cisénicas, dinero público y contribuciones tóxicas tiene en jaque los procesos cívicos en varias entidades, ya desde ahora encaminados al tutelaje bajo sospecha del Ejército y la Policía Federal, sembrados de perversiones teóricas a causa de las alianzas perreánicas, dañados en su esencia por las distorsiones de dinero y mapachería que impulsan el PAN y el PRI, convertidos los jefes del narco en nuevos factores decisorios, hundido el espíritu electoral en el desánimo, la desconfianza y el temor generalizados.
Lo único que avanza de manera imparable hacia la consolidación es la seguridad de que nunca hubo comicios locales tan manoseados y previamente descalificados. Calderón está usando los programas federales relacionados con el desarrollo social para tratar de comprometer votos en favor de las candidaturas panistas mayoritariamente fofas, con la estructura del gobierno federal convertida en promotoría electoral de blanco y azul. Peña Nieto sigue a la cabeza del cártel intervencionista, utilizando portafolios de inversión que mezclan fondos públicos aportados por gobernadores solidarios y recursos oscuros provenientes de innombrables aportadores, viento en popa el proyecto de ganar la candidatura presidencial priísta y los comicios de 2012 desde ahora, mediante la toma de gubernaturas y sus arcas que sabrán corresponder favores en el momento preciso. Precandidato copetón que parece absoluto candidato, como se vio ayer en Oaxaca, donde los priístas coreaban ¡presidente, presidente! y el acompañante de La Gaviota aseguraba que el PRI ganará 2012, pero antes debe triunfar Eviel Pérez Magaña, la propuesta de Ulises Ruiz para que esa entidad mártir siga siendo granero de votos para el tricolor aunque quienes sufraguen lo hagan por partido y candidatos distintos al PRI. López Obrador sigue adelante con su proyecto electoral 2012, mientras el petismo y el perredismo acaban rindiéndose a última hora en ciertos lugares a tentaciones pragmáticas de unirse al panismo para cerrar el paso al PRI. Y Marcelo Ebrard se mantiene atado a la doctrina de aliancismo contra natura que su gurú Camacho ha diseñado, esperanzado en que al final de esas aventuras envenenadas le quede en las manos el residuo pluripartidista que le haga candidato a Los Pinos. Por ello, optimista y por sí mismo recargado, el jefe del gobierno de la ciudad de México advierte al PRI que ni se haga ilusiones de regresar a la casa presidencial.
La guerra electoral sucia que hoy se vive en fases avanzadas tiene, entonces, pocas expectativas de ser sanamente frenada. Por el contrario, pareciera que se ha entrado a un proceso de descomposición, provocación y riesgo parecido al que en materia de narcotráfico inició Calderón en diciembre de 2006, sin saber bien a bien el tamaño del problema a enfrentar, pegando al avispero sin saber qué sucedería. Calderón está electoralmente derrotado y sólo le quedan los recursos desesperados de lo policial y lo militar; el PRI tiene poder territorial para defender sus victorias tramposas mediante gobernadores pero no tiene el poder federal de fuego ni el erario suficiente para la manipulación mediática aplastante; y López Obrador, Ebrard y la izquierda electoral no logran plantear propuestas de acción inmediata que puedan ser eficaces y unitarias.
Todo esto pudo haber quedado provisionalmente a buen resguardo visual y auditivo si hubiera continuado sobre el foro la alfombra futbolera que permitiera esconder en su parte inferior la basura acumulada. Pero el sueño inflado ha terminado y la atención pública debe volver a sus territorios de siempre. Las patadas seguirán sonando, pero ya no serán futboleras.
Y, mientras van cerrando campañas que en la mayoría de los casos solamente confirmaron la pobreza ideológica y política de los candidatos a gobernadores, ¡hasta mañana, con el anuncio de que México ocupará la presidencia del G-20 en 2012!

CARTA A JAVIER AGUIRRE.
Desde el correo del blog RMX nos llega el siguiente mensaje de "Armando Ortiz"

Señor Aguirre, soy Armando Ortiz y no amo a México; al menos no a este México de su Iniciativa.

Señor Aguirre en respuesta a su spot sobre Iniciativa México debo decirle que trato de entender a este país y me detengo en su historia y me parece que, como dijo José Alfredo Jiménez, nada nos han enseñado los años, siempre caemos en los mismos errores. Nos han hecho creer que las revoluciones las hemos logrado los mexicanos, pero no, México cuando lucha no es México, es un grupo de hombres de poder que viendo afectado su patrimonio le da machetes, palos y piedras a sus peones para que se levanten en armas y vayan a luchar contra el enemigo, contra su enemigo. Si no fuera así, después de un 1810 no se hubiera necesitado un 1910 y hoy día es tan urgente una revolución en 2010 para equilibrar tanta injusticia, tanta corrupción, tanta mentira, tanto cinismo, tanta involución.

Señor Aguirre, no somos ese país democrático que usted cree, somos un país gobernado por una oligarquía, por una plutocracia que no va a dejar el poder en manos de este pinche pueblo jodido, como usted calificó en una entrevista en España; la democracia en México es una utopía, es decir, no hay tal lugar.

Señor Aguirre, no podemos ser un gran país ni seguro ni próspero y mucho menos justo mientras esos grandes intereses estén por encima del bien común. Mientras gente como usted se preste a legitimar las intenciones de esos grandes intereses.

Si bien usted dice que es hora de soñar, yo creo que es hora de despertar, es hora de quitarnos de encima el pie de esos que nos han estado oprimiendo desde hace muchas décadas. Tampoco somos un país de fracasados. No somos la selección nacional, ni seremos mejores si su equipo gana todos los partidos del Mundial. No somos fracasados y no necesitamos del éxito de 11 jugadores para sentirnos exitosos. Y eso es porque en cada familia hay una historia de éxito que va más allá de la sobrevivencia. El padre que logra inculcar a su hijo la honestidad y la decencia, la madre que acepta a la hija a pesar de sus tres meses de embarazo, los amigos que siguen visitando al enfermo de Sida, los hermanos que se siguen reuniendo en casa de la madre, que siguen viendo por sus padres, que no se olvidan de la educación de sus hijos. Ahí están las historias de éxito, no en los goles que la selección pueda anotar a sus adversarios.

Luchamos por sacar adelante nuestra causa, que por cierto, hace rato ha dejado de ser México, ese país que vive secuestrado; nuestra causa, que no es la suya, ni la de Televisa que le paga por dar esos mensajes, ni la del gobierno federal que lo cobijará de ahora en adelante como a un héroe; claro, a menos que la selección pierda, cosa muy posible por cierto.

Señor Aguirre no es cierto que vivamos en el país del “si se puede”, tampoco es cierto que vivamos en el país del “ya se pudo”, en realidad vivimos en el país del “no nos dejan”. No nos dejan precisamente esos que se sentaron el día lunes 7 de junio para presentar la Iniciativa México, el gran proyecto que habrá de cambiar la historia de nuestro país.

Señor Aguirre, ¿cómo espera que creamos que ellos quieren cambiar México cuando son precisamente ellos los que deberían cambiar? Ellos han hecho de nuestro país su hacienda y de los medios de comunicación una tienda de raya ideológica. Antes que pedirnos a nosotros que transformemos a este país, pida a ellos que dejen de pensar que somos parte de la herencia que les dejaron sus padres. Ahí estaba Emilio Azcárraga Jean quien apoyó con todas sus huestes el fraude electoral del 2006. Ahí estaba Mario Vázquez Raña, ¿no lo vio?, cagándose de la risa, codeando a Rogelio Azcarraga, dueño de esa ramera llamada Telefórmula, quienes ni siquiera guardaron respeto cuando estaba hablando un muchacho que con voz tartajeante intentaba definirnos lo que es la asistencia social. Ahí estaba Aguilar Camín, ese mercenario de la cultura, ahí estaba Salinas Pliego a quien en Estados Unidos lo tienen como delincuente fiscal; ahí estaba el hijo de Olegario Vázquez Raña, el amigo y socio de los hijos de Martha Sahagún; ahí estaban todos esos medios, corifeos del poder, como un séquito de putas. En realidad no somos nosotros los que debemos cambiar, son ellos los que necesitan transformarse de empresarios a personas.

Señor Aguirre, ahora, ¿quiere que creamos que con un reality show de buenas intenciones se puede cambiar al país? ¿Serán los cinco proyectos ganadores los que habrán de cambiar el rumbo de México? ¿Es esa su incipiente Revolución? ¿Usted también cree que con seis millones de pesos se van a solucionar los problemas de este país? 10 veces esa cantidad llevaban en relojes y joyas los que se sentaron a formar el Consejo Consultivo.

Para terminar señor Aguirre, quiero decirle que Iniciativa México es el equivalente a los palos, piedras y machetes que los hacendados daban a sus peones y con eso los lanzaban a la Revolución. Este país no va a hacer una revolución con esos palos y piedras ideológicas. Lo mejor sería que cada uno de esos empresarios, que dicen tener buenas intenciones, cumpla con sus obligaciones fiscales. Sólo eso sería un gran avance para este país; que esos que se disfrazan de buenas gentes pagaran sus impuestos y no anduvieran haciendo Teletones o Juguetones para conseguir dinero y con eso evadir al fisco. No necesitamos de una Iniciativa México para sacar adelante a este país, lo que se requiere es la iniciativa propia de cada uno de nosotros.

A todos los mexicanos les digo, es cierto, es tiempo de hacer historia, es nuestro año 2010. No nos dejemos engañar. Vamos a mandar a la chingada a todos esos medios que se valen de nuestra buena fe para lograr sus oscuros objetivos. Vamos a darles de una buena vez la espalda.

Y a ustedes los de Iniciativa México les digo, no nos quieran ver otra vez la cara, ya nos han chingado bastante, ahora vayan y chinguen a su madre.