LOS PUEBLOS ORIGINARIOS, PERDEDORES.

20 sep 2010

De las luchas insurgente y revolucionaria, los pueblos sólo obtuvieron retrocesos, afirma.
León-Portilla analiza el lugar de los indígenas en el país independiente
Los Acuerdos de San Andrés era la manera de compensarles lo que han hecho por la nación, dijo el historiador
A fin de año publicará Independencia, Reforma y Revolución. ¿Y los indios qué?,
ARTURO JIMÉNEZ

Periódico La Jornada
Lunes 20 de septiembre de 2010, p. a10
Los pueblos indígenas de México de principios de los siglos XIX y XX tenían muchos motivos para participar en los movimientos armados que se aproximaban, y lo hicieron, plantea el historiador Miguel León-Portilla. Sin embargo, agrega, no sólo no avanzaron en la reivindicación de sus antiguos derechos, sobre todo territoriales, ni en lograr mayores espacios de igualdad, justicia y libertad, sino que experimentaron muchos retrocesos.
La verdad, los pueblos indígenas no salieron muy bien parados tras la Independencia y la Revolución, dice en entrevista el destacado investigador y catedrático universitario, quien resalta que, de manera paradójica, integrantes de los diversos grupos étnicos del norte, centro y sur del país participaron en ambos movimientos por cientos de miles, armados con machetes, hondas, lanzas, arcos y flechas.
Por eso, León-Portilla se pregunta qué ha pasado con los indígenas en los dos siglos del México independiente, en una interrogante que formará parte del título de su nuevo libro, Independencia, Reforma y Revolución. ¿Y los indios qué?, el cual será editado por la Universidad Nacional Autónoma de México y deberá salir a la venta a finales de este año.
Sólo pérdidas
Participaron muchísimo, reitera el autor de Visión de los vencidos, y agrega: “Basta con leer las gacetas de esa época, con ver lo que dicen Alamán, Bustamante, lo que se escribió sobre Zapata y su gente. Y tuvieron motivaciones como éstas: reivindicar sus antiguos territorios, su carácter jurídico, el cual perdieron porque con las nuevas ideas republicanas de Cádiz todos eran iguales y perdían su identidad jurídica, sus repúblicas y juzgados de indios.
En poco tiempo, tras la Independencia, también perdieron la propiedad comunal. Apenas en la Constitución de 1917 se les volvió a reconocer, aunque luego, en tiempos de Salinas de Gortari, se modificó la ley agraria y volvieron a quedar otra vez sin ese derecho. Hoy los indígenas siguen muy mal.
–Entonces, ¿tendrían que desmarcarse de las celebraciones del bicentenario y del centenario?
–No, no, porque Hidalgo, Morelos y otros dirigentes se preocuparon por ellos, hicieron bandos. O sea, en ese sentido, los ideales sí fueron válidos, pero después las realidades no cuajaron.
Se le pregunta acerca del libro del historiador holandés Eric van Young, La otra rebelión: la lucha por la Independencia de México, 1810-1821, en el cual el investigador demuestra la amplia participación de los sectores populares, entre ellos los indígenas.
Conozco el libro. Van Young acude a muchos documentos y revela muchos de ellos. Creo que él admite, como yo, que hubo una enorme participación de pueblos indígenas. Hubo cientos de miles.
Acerca de su próximo libro, León-Portilla adelanta: “Tendrá en la portada un batallón de yaquis durante la Revolución. Están armados de machetes, de hondas, de lanzas. Así estaban también los que siguieron a Hidalgo, igualito. Ellos ofrecían lo que tenían, y muchos murieron. Luego, al final, ¿qué sacaron? Perdieron su personalidad jurídica.
Apenas ahora se está volviendo a luchar por eso, gracias a la reforma constitucional que en el artículo segundo reconoce que México es una nación pluricultural. Claro que eso es un poco como si usted abriera la ventana en la mañana y dijera: hay sol, ¿verdad? Es obvio que somos una nación multicultural.
–Aunque también, mediante una ley se reivindican de alguna manera las lenguas indígenas.
—Lucho mucho por eso y otros asuntos con mis amigos de la asociación de Escritores en Lenguas Indígenas: Natalio Hernández, Juan Gregorio Regino y muchos otros. Juntos vamos a grabar otro programa de televisión para el Canal 11, acerca de qué pasa con los indios vivos, que se transmitirá el día 22 de este mes.
–Pero, ¿qué pasa con otros derechos fundamentales de los pueblos indígenas de ahora, como la autonomía?
–Nada, todo se quedó en el aire. Los Acuerdos de San Andrés Larráinzar han quedado en el aire, lo cual es sumamente lamentable. Puedo defender ante quien quiera que lo que ellos solicitan es de elemental justicia.
Deuda sin saldar
–¿Entonces el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés era la manera de comenzar a pagar la deuda de México con los pueblos indígenas?
–Era la manera de compensarles todo lo que han hecho por el país y todo lo que han perdido.
León-Portilla, quien ha hablado de la necesidad de despertar la conciencia un tanto adormecida de los mexicanos, tiene una expectativa con las fiestas del bicentenario y el centenario.
“Espero que la gente tome conciencia de lo que es México, de los problemas terribles que tenemos con la inseguridad –que a diario aparece que mataron a decenas de personas– y con la desigualdad, la miseria, la pobreza extrema. México es un país grande, con gente muy valiosa antes y ahora.
Es necesario que tomemos conciencia de eso y que nos superemos; que México se encamine por lo que nos dijeron Hidalgo y Morelos: que tenemos un país soberano, que puede tener buen destino. Que los gobernantes tomen conciencia de eso y que los legisladores legislen realmente, sin tanto pleito, sobre todo pensando en México. Y que el presidente encuentre un camino, también eso. Soy optimista, si no lo fuera, me pegaría un tiro.
Acosta Chaparro, contacto de Calderón con el narco
Jorge Carrasco Araizaga

Mario Arturo Acosta Chaparro, el militar que reprimió de manera inmisericorde a la guerrilla en los años sesenta y setenta, recibió del gobierno de Felipe Calderón una encomienda: pactar con integrantes del cártel de La Familia michoacana la entrega de los “responsables” del atentado con granadas perpetrado el 15 de septiembre de 2008 en Morelia. Una fuente cercana al militar en retiro consultada por Proceso afirma lo anterior y asegura que “el general estaba construyendo puentes entre el gobierno” y varias organizaciones delictivas, “incluidos líderes de Los Zetas y del cártel de Sinaloa”.
El gobierno de Felipe Calderón echó mano del general retirado Mario Arturo Acosta Chaparro, para negociar con los jefes del cártel michoacano de La Familia la detención de los tres presuntos responsables del ataque con granadas perpetrado en Morelia el 15 de septiembre de 2008.
La noche del atentado –el primero del narco contra la población civil y que dejó ocho muertos– Acosta Chaparro realizó el primero de dos viajes a Michoacán en su condición de asesor del secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, y con la anuencia del entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.
Una fuente cercana al general retirado, reveló que en esa ocasión el militar tuvo contacto con miembros de la delincuencia organizada con el conocimiento del gobierno de Calderón. Ahora Acosta convalece de un atentado que sufrió el 18 de mayo pasado, cuando investigaba el secuestro de Diego Fernández de Cevallos.
“El general estaba construyendo puentes entre el gobierno y varios de esos grupos, incluidos líderes de Los Zetas y del cártel de Sinaloa”, comenta la fuente, que conoció la maniobra de La Familia para entregar a los supuestos responsables de los granadazos.
Según un informe de organismos de seguridad obtenido por Proceso en Morelia, las dos granadas de fragmentación utilizadas en 2008 son del tipo M67, que se fabricaban en Canadá y Estados Unidos. La última vez que se usaron en un conflicto bélico fue por parte de la Marina argentina en la guerra de Las Malvinas. Las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia Militar y de la Procuraduría General de la República (PGR) citadas en el informe precisan que el Ejército no usa ese tipo de granadas.

BdeM: 8 millones no alcanzan a cubrir sus tarjetas de crédito
Acumulan una deuda con la banca comercial por 135 mil 57 millones de pesos
Los clientes que no pagaron intereses porque cubrieron sus adeudos totales representaron 13.3% de la cartera
VÍCTOR CARDOSO

Periódico La Jornada
Lunes 20 de septiembre de 2010, p. 26
Mes con mes, más de 8 millones de mexicanos no alcanzan a cubrir suficientemente el pago de sus tarjetas de crédito y se ven obligados a pagar tasas de interés que en algunos casos llegan a 65 por ciento, informó el Banco de México (BdeM).
Siete de cada 10 usuarios de tarjetas de crédito deciden al corte de cada mes alargar el plazo de sus pagos, debido a la falta de recursos. En el medio financiero los conocen ya como los no totaleros.
Según el más reciente reporte del banco central sobre el mercado de tarjetas de crédito, en abril el número total de tarjetas de uso generalizado y la cartera de crédito continuaron mostrando una tendencia descendente, reflejando la caída en la demanda y la cautela de los bancos en el ofrecimiento del crédito.
Entre junio de 2009 y abril de 2010 el número de tarjetas se ha reducido 5.21 por ciento, mientras el monto del saldo de crédito otorgado ha caído 12.43 por ciento en términos nominales. En el mismo reporte se da cuenta de que 8 millones 65 mil 929 tarjetahabientes no cubren la totalidad de sus consumos mensuales, y acumulan adeudos con la banca comercial por 135 mil 57 millones de pesos.
De acuerdo con la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), la tarjeta de crédito es el producto de crédito más utilizado, ya que existen más de 21.9 millones de plásticos en el mercado (esto debido a que una misma cuenta puede tener dos o más tarjetas), con una clara tendencia positiva en su uso como medio de pago y sustitución de efectivo.
Debido a su extendido uso son también el producto con mayor número de consultas y reclamos, tanto en Condusef como en las unidades especializadas de los bancos. En 2009 esa comisión atendió a más de 247 mil personas que presentaron una reclamación o solicitaron orientación.
La última emisión de los indicadores básicos de tarjetas de crédito del Banco de México indica que hasta abril pasado se realizaron en el país operaciones con 11 millones 710 mil 275 tarjetas de crédito, de las cuales 69 por ciento, 8 millones 65 mil 929, fueron de los no totaleros, es decir, los clientes que representan el verdadero negocio: el cobro de intereses.
Dice el Banco de México: la tasa efectiva mediana para los clientes no totaleros resultó de 32.5 por ciento en abril de 2010; esto indica que la mitad de la cartera se otorgó a tasas de interés efectivas iguales o inferiores a la mencionada.
Por lo que respecta a los totaleros, señala: El saldo de los clientes que no pagaron intereses porque cubrieron la totalidad de su deuda antes de la fecha límite representó 13.3 por ciento de la cartera total de crédito otorgado a través de tarjetas.
Al observar en detalle la información se encuentra que, por ejemplo, los tarjetahabientes de Bancoppel tuvieron que enfrentar una tasa efectiva mediana de 65 por ciento; los de Banco Invex, de 63.6; los usuarios de BNP Paribas que no cubrieron a tiempo los adeudos tienen que pagar tasas de interés de 62.8 por ciento en promedio; los de Banco Fácil pagan 58 por ciento.
Las tasas de interés más bajas que pagan los usuarios de tarjeta de crédito, según el estudio, fueron reportadas por Ixe tarjetas, con 20.7 por ciento; BBVA Bancomer, de 22.4 por ciento; las de Banco Inbursa, 24 puntos; Banco del Bajío aplicó una tasa de 32.6; Scotiabank, de 32.8, y Santander, de 33.7 por ciento.