RIDICULO Y CURSI

29 sep 2010

Peña Nieto-La Gaviota: La otra cara del romance pactado
Jenaro Villamil

MÉXICO, D.F., 28 de septiembre (apro).- Algo tienen los publicistas de Enrique Peña Nieto que no contrastan las versiones que pretenden difundir en revistas del corazón como Caras, de Televisa, o la española Hola! o Quién, del Grupo Expansión, sobre el “romance genuino” entre el gobernador mexiquense y la actriz de Televisa, Angélica Rivera.
Ahora ambos aparecen en la portada de la revista de socialités de la empresa de Emilio Acárraga Jean. El despliegue es delirante: 25 páginas para informarnos que se casarán el 27 de noviembre y que su amor no es un spot ni un infomercial a cuenta del erario del gobierno del estado de México. Por supuesto, con la difusión de esta entrevista pretenden desviar el interés sobre las reformas electorales en el estado de México que representan un retroceso democrático de dos décadas.
La entrevista busca “aclarar” lo que tanto se ha señalado sobre el reality. En el segundo párrafo del publirreportaje se pretende desmentir lo que ha ganado en la percepción pública: que esta relación forma parte del montaje publicitario para “vender” una imagen adecuada para un precandidato presidencial sin luces propias ni mucha trayectoria.
“Como figuras públicas que son, mucho se ha dicho acerca de su romance de dos años. Comentarios desde que es estrategia de mercadotecnia para hacer una precampaña presidencial para 2012, que la relación es un montaje, que obligan a sus hijos a aparentar que se quieren y que todo es idea de Televisa, son algunos de los argumentos sin fundamentos que han circulado en los medios de comunicación en relación con su romance”, advierte la nota firmada por Lucía Alarcón Zamacona.
Sin embargo, las incongruencias son claras en la “versión rosa” de una relación que debería estar en el ámbito privado, pero que tanto Peña Nieto como Televisa y Angélica Rivera han insistido en ventilar como si fuera un asunto digno de paparazzis.
En la revista Caras, Angélica Rivera y Peña Nieto dan una versión distinta a la que promovieron en la revista Hola!, en su edición del 30 de diciembre de 2009. En ambas aparecen como pareja de portada promoviendo el único tema que se les viene en mente: su futura boda.
El texto del publirreportaje de Hola! (donde pagaron 12 páginas para difundir la visita de Peña Nieto y Rivera a El Vaticano y su “boda inminente”) relata esta versión de su romance:
“Superados los momentos difíciles y con los papeles que la declaraban soltera de nuevo en la mano, Angélica encontró un año más tarde nuevamente el amor en el atractivo político Enrique Peña Nieto, cuando él la buscó para que fuera la imagen de la campaña del estado de México (subrayado propio) ‘Los 300 Compromisos Cumplidos’. Así se conocieron y, poco después, se enamoraron”.
El guionista de este reality amoroso no leyó esta versión. En la última edición de la revista Caras, Rivera relata que así fue su incorporación al proyecto publicitario de Peña Nieto:
“Pasaron como dos años, me puse a trabajar, terminé la telenovela Destilando Amor y, de repente, me hablaron para que fuera la comunicadora del estado de México. Todo fue muy rápido, me llamaron de Televisa porque querían que estuviera en el proyecto; ‘hola, con mucho gusto’, se va a hacer esto y hasta ahí quedó. Hice los comerciales y la comunicación; y nos fue muy bien. El me habló por teléfono para darme las gracias y para invitarme a cenar. Yo no salía con nadie, estaba dedicada a mi casa, no tuve ese tiempo de una mujer soltera que iba a conocer a alguien”.
¿Quién la mandó a llamar: Peña Nieto o Televisa? ¿Son lo mismo? Las contradicciones se relacionan con una historia poco conocida: en realidad, el artífice de que Angélica Rivera llegara a la campaña promocional del gobierno del estado de México fue el publicista Juan Carlos Limón García, de la empresa ByPower, que no pertenece a Televisa.
A recomendación de un amigo de Limón García, Angélica Rivera acudió en abril de 2008 a ByPower para pactar una cita con Enrique Peña Nieto. El quería tomar el control de su campaña publicitaria. Al enterarse, Televisa alegó que Angélica Rivera tenía un “contrato de exclusividad” con la empresa. Por tanto, ellos son dueños de su imagen y, si conviene, de sus relaciones amorosas, especialmente si se trata del gobernador priista, principal cliente de la televisora.
Más allá del montaje, lo que resulta grotesco es que Peña Nieto exhiba su vida privada como si él fuera un personaje de la farándula y que él mismo permita esta intrusión a algo íntimo. Además de Caras y de Hola!, el gobernador priista también apareció el 6 de febrero de 2009 en la portada de la revista Quién!, abrazado de “La Gaviota”. Se autopromovió como “la pareja más atractiva de México”. Ni más ni menos.
Los obispos y la estabilidad social
BERNARDO BARRANCO V.
¿Qué les pasa a los cardenales, quieren dinamitar el país? Es muy notorio el endurecimiento de sus discursos y críticas que rebasan la querella con la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Marcelo Ebrard por las bodas gays. Hay enojo y encono. No nos referimos solamente a los planteamientos del cardenal Juan Sandoval Íñiguez, quien comparó al gobierno capitalino con una dictadura “por aprobar sin el consenso de las mayorías y contra la ley natural, el aborto, la píldora del día después, los matrimonios del mismo sexo y la posibilidad de que esas parejas adopten niños”. También en las últimas semanas el cardenal Rivera ha estado incisivo. Ante la matanza de migrantes en Tamaulipas, Rivera sentenció tajante que nos hemos convertido en un pueblo corrupto y asesino. ¿Todos los mexicanos? Justo en el marco de los festejos del bicentenario, en la presentación de un libro, el cardenal reprocha la falta de reconocimiento histórico de 170 religiosos que lucharon contra la corona y sentenció a la clase política que es necesario conocer la historia y las raíces de México antes de generar un nuevo proyecto de nación, y no sacárselo de la manga, como algunos políticos andan pregonando (La Jornada, 24/09/2010).
En días recientes, la cerrazón. Tanto el cardenal Rivera como el sacerdote Hugo Valdemar se negaron a conciliar ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), donde fueron denunciados por discriminación. Argumentaron la irreductibilidad de sus posturas respecto al matrimonio y adopción entre personas del mismo sexo, ya que no son conciliables mediante una audiencia, en razón de que nuestra postura emana de nuestro credo religioso, es decir, de nuestra conciencia. ¿Dónde queda el diálogo en un tema tan controvertido? Las actitudes de los cardenales han sido favorecidas por la actitud pasiva y anémica del gobierno federal. Al parecer el gobierno del presidente Felipe Calderón no está dispuesto a abrir nuevos frentes de confrontación con la jerarquía católica. Sin embargo, su aparente indulgencia genera vacíos, puede ser interpretada también como debilidad frente a un sector que presume aliado.
Con sus actitudes y confrontaciones, es un hecho que los cardenales Rivera y Sandoval actúan con rebeldía al orden jurídico y social existente en el país. Pareciera que ponen en cuestión el llamado modus vivendi, acuerdo por el cual el país alcanzó a finales de la década de 1930 una deseada estabilidad social. Al final de la guerra cristera y aún con los ánimos caldeados, se pacta un nuevo modo de vivir entre los funcionarios gubernamentales que se comprometen a no aplicar las leyes anticlericales que contiene la Constitución a cambio de que las autoridades eclesiásticas cedan no disputar de manera pública las condiciones y la conducción política del poder. Hoy sería ingenuo, políticamente, pensar que estamos sólo ante arrebatos y berrinches descomunales de la alta jerarquía. La historia nos ha mostrado la capacidad de la jerarquía, en el México moderno, para insertar sus demandas y negociar con ventaja en los momentos de mayor debilidad del sistema político. Nos referimos a que justo en las coyunturas electorales y en las circunstancias de crisis la jerarquía ha logrado alcanzar sus demandas. Por ejemplo, lograron las reformas de 1992, en las que se conjuga la debilidad del sistema político del gobierno de Miguel de la Madrid y los dudosos resultados electorales que llevan a Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia a fines de los años ochenta. ¿Estamos en un escenario de debilidad política en que la jerarquía prepara el terreno para una segunda generación de reformas constitucionales? Si bien las reformas en materia religiosa intentaban poner fin a la relación de simulación entre la Iglesia y el Estado, a partir del gobierno de Vicente Fox se percibió un mayor soplo confesional en lo político. Dicho tufo se ha extendido a casi todos los partidos políticos y sin duda jugarán diferentes ofertas en el proceso electoral de 2012, que ya se avecina.
Como sabemos, la Iglesia aspira a obtener la modificación de los artículos 130 y 24 constitucionales, a fin de obtener la libertad religiosa plena, detentar medios electrónicos de comunicación; lograr presencia catequética en la educación pública y participar de un porcentaje de los impuestos que percibe el Estado, como en Europa, para destinarlos a actividades religiosas. Sin embargo, por su actitud beligerante, los cardenales parecen apostar por debilitar las formas de gobierno. Dada la delicada circunstancia de violencia que México vive, las provocaciones clericales pueden escalar peligrosamente con altos costos sociales para la estabilidad del país. A pesar de que los estilos y contenidos son muy diferentes en el episcopado mexicano, la actitud beligerante de los cardenales puede ser complementaria a la posición más mesurada y negociadora de la estructura del episcopado, encabezada por Carlos Aguiar Retes. La jerarquía intuye el advenimiento de cambios en el país, se prepara para diferentes panoramas. Resurgirán de sus cenizas los viejos obispos priístas; algunos actuales se desmarcan ya del Partido Acción Nacional (PAN), porque la debilidad del gobierno y la debacle del partido también afecta a la Iglesia, así lo reconoció José Trinidad González, obispo auxiliar de Guadalajara, al declarar: es “urgente separar la imagen del PAN de la Iglesia católica. De acuerdo con el análisis, el factor político aleja a muchas personas, porque “creen que la Iglesia apoya al blanquiazul en la capital jalisciense y en muchas entidades
Si la Iglesia optó por la estabilidad social con el modus vivendi, la jerarquía católica hace justo una década se inclina por la transición democrática desde la alternancia. Los obispos en el documento Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos en el 2000, hacen una opción preferencial por la democracia. Penosamente las condiciones se han degradado. Así como los obispos sentencian que la mayor amenaza al Estado laico es el viejo laicismo, yo complementaría que el neoclericalismo político es hoy una seria amenaza a la democracia mexicana.