DISPUTA OLIGARCA

5 nov 2010

El aniquilamiento
LUIS JAVIER GARRIDO
La disputa entre PRI y PAN por el 2012, que divide cada vez más a los grupos oligárquicos, se traduce en un desastre institucional, pero no ha detenido el desmantelamiento de la nación y de cancelación de los derechos sociales de los mexicanos, en el que los dos partidos están de acuerdo, por su afán de servir a los intereses de las trasnacionales, como a los suyos propios, ya que para ambas formaciones políticas el poder es un botín.
1. Las divergencias entre el gobierno de facto de Felipe Calderón y el PRI, que aliados usurparon el poder en 2006, y ahora se hallan distanciados porque los panistas, tras dos periodos en Los Pinos, no quieren aceptar el principio de la alternancia política; sus diferencias no son en torno al proyecto de gobierno, porque ninguno lo tiene, sino sobre quién (de entre ellos) va a ocuparse del gobierno en esos seis años y disponer de los negocios que está dejando la privatización de la nación impuesta por grupos del exterior. El PRI tiene su candidato en Enrique Peña Nieto, y Calderón, aunque no lo tiene y conoce el repudio que hay en todo el país a que Acción Nacional siga en el poder, pretende imponer a cualquiera y crear las condiciones que se lo permitan. De ahí las disputas con los priístas por las elecciones locales, el Presupuesto de Egresos y para llenar las tres vacantes del Consejo General del IFE.
2. La designación de los nuevos consejeros electorales, que ha evidenciado la discordia entre panistas y priístas, ha mostrado también que el IFE es un botín de los partidos y que las elecciones de 2012 no van a ser democráticas, porque quien controle su Consejo General va a tener amplias posibilidades de influir en el resultado final, enviando al país una señal muy clara de lo que viene. Los consejeros van a ser por el principio de cuotas, porque los que aún están en la lista son gente de confianza los partidos, y ello no va a desprestigiar al instituto porque ya está muy desprestigiado: desde su nacimiento en 1990 ha tenido innumerables fallas.
3. La falta de acuerdo en torno a estas designaciones no es asunto menor, pues es reveladora de lo que acontece, ya que PRI y PAN están con su querella (aunque sea temporal) violando el marco legal al no haber hecho el nombramiento conforme al mandamiento que tienen, y al margen de cualquier ficción legislativa de que la sesión se puede prolongar eternamente. Por mucho que los priístas pretendan desdramatizar lo que acontece y simular que no hay un desencuentro en algo fundamental, sí lo hay, y es la disputa por el poder en 2012: tanto el PAN como el PRI quieren controlar el órgano responsable del proceso electoral de ese año.
4. La tesis que Calderón ha hecho suya, que le han vendido los halcones republicanos de Estados Unidos y sus consejeros del Partido Popular de España, es que el proceso mexicano de transición (no a la democracia, sino al neoliberalismo salvaje) tiene un obstáculo: la subsistencia del PRI como partido político (por el potencial nacionalismo que creen ver en él), y que no sólo es necesario impedir que regrese a Los Pinos, sino que es menester destruirlo para instaurar un bipartidismo, teniendo frente al PAN a una organización socialdemócrata (tipo europeo, es decir, de extrema derecha) que le suceda tras una refundación o fusión con lo que quede del PRD tras el próximo enfrentamiento.
5. Esta tesis del aniquilamiento del PRI la hizo suya también otro aspirante a llegar a Los Pinos, el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien se pronunció desde Madrid por acabar con el PRI, al que consideró un anacronismo (no se sabe si más que el PAN neofranquista), con el que preconiza se hagan alianzas, o que el PRD de los Chuchos (que no es otra cosa que una redición del PFCRN o ferrocarril de Rafael Aguilar Talamantes de los años 80, aliado al partido del gobierno). Ebrard insistió, sin embargo, en esa misma tesis: el PRI es una neblina que debe despejarse.
6. En esa tesitura de estar actuando como jefe de partido y no de lo que pretende ser como habitante de Los Pinos, Calderón es eco de la pretensión de otros grupos y juega con la posibilidad de que el PAN, ante la flacura de la caballada blanquiazul, postule para 2012, en alianza con el PRD, al ex rector Juan Ramón de la Fuente, quien ha estado en permanente campaña, y con tal de satisfacer sus ambiciones parece decidido a prestarse a cualquier cosa, para lo que ha abandonado su militancia priísta. Eso explica el absurdo que personificaron ambos el miércoles 3, que parece extraído de una obra de Ionesco, pues Calderón premió a De la Fuente con una presea inexistente por méritos también inexistentes y lo elogió por hechos acaecidos hace 11 años en los que le atribuyó virtudes inexistentes.
7. Vale la pena recordar estos hechos por lo que se dice. El movimiento estudiantil de 1999-2000, encabezado por el CGH, se opuso a la privatización de la UNAM, pretendida por el entonces rector Barnés, y De la Fuente, colaborador de Zedillo, quien fue designado, a finales de 1999 en la Rectoría, tras romper sin razón el diálogo que estudiantes y autoridades llevaban a cabo en el Palacio de Minería, lanzó a la entonces Policía Federal Preventiva contra los estudiantes, encarcelando a cientos, para después terminar dándoles la razón: echando abajo el plan de Barnés y cediendo en el pliego petitorio. La comunidad universitaria, a la que alude con ignorancia Calderón, reproduciendo las mentiras de la prensa de la época, había dado poco antes la espalda al plebiscito del rector, el que fue respaldado por poco más de 40 por ciento de académicos, a pesar de las presiones que se ejercieron sobre de ellos, lo que contribuyó al triunfo histórico de la huelga del CGH.
8. El fracaso del gobierno de facto de Calderón ha sido absoluto en cuanto a mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, y ello hace inverosímil la pretensión de los panistas de quedarse otros seis años, con candidato suyo o prestado, que para el caso sería lo mismo, pretendiendo engañar a los mexicanos seis años más.
9. Las cuentas positivas que el gobierno panista de facto pretende pasar a los consorcios trasnacionales por la aplicación de los programas de los manuales neoliberales requieren del aval del PRI: lo mismo para culminar la destrucción de Pemex o del IMSS que para imponer la contrarreforma laboral que cancelaría todo el derecho colectivo del trabajo. El desmantelamiento del Estado mexicano, en el que se ha empeñado Calderón con su supuesta guerra contra el narcotráfico y la cesión de las riquezas estratégicas al capital extranjero, no parece suficiente para garantizarle un respaldo desde el exterior para 2012, en particular tras la derrota de Obama en las pasadas elecciones legislativas que abren un escenario incierto en Estados Unidos, y ello le ha llevado a extremar la maniobrería política interna.
10. El gobierno actual busca perpetuarse en el poder, a pesar de su carácter depredador, y requiere exterminar al PRI y acabar con el movimiento de Andrés Manuel López Obrador que se perfila como principal alternativa política para 2012, y esa ambición parece mucha cosa para un grupo de tan poca importancia.
Mujeres asesinadas
Sara Lovera

MÉXICO, D.F., 4 de noviembre (apro).- Desde el día 2 y más allá del 25 de noviembre, en todo el mundo se hacen balances y recuentos sobre la violencia contra las mujeres.
Las heladas cifras y la estadística deshumanizada son un mapa y también un referente para estos balances que cada año confirman, desgraciadamente, que la violencia contra las mujeres realmente existe y está ligada de manera directa a la discriminación.
Hasta ahora, en ningún país del mundo ha desaparecido la desigualdad entre los hombres y las mujeres, a pesar del desarrollo y la inmensa cantidad de disposiciones legales, acciones sociales y lo que se llama políticas públicas, pero en realidad es la voluntad de los gobiernos la que debe contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres, ya que el desequilibrio es la fuente originaria de esa violencia definida como de género, porque actúa contra las víctimas por el sólo hecho de ser mujeres.
Se dirá que exagero, así que voy a la estadística. Sólo entre el 1 de enero y el 30 de octubre pasado, 650 mujeres fueron ejecutadas en los campos de violencia que abrió el señor Felipe Calderón en México, es decir, los órganos oficiales y los observatorios civiles señalan que entre 2007 y 2010 creció 600% el asesinato de mujeres.
A esta cuenta, proveniente del Gabinete de Seguridad Nacional, hay que agregar la desaparición de mujeres en Ciudad Juárez y las muertes por aborto clandestino e inseguro, que son como 500 al año; además, la muerte de mujeres productivas y bellas, madres y trabajadoras, por los cánceres femeninos (de útero y de mama), que suman alrededor de 3 mil al año. Y también la muerte de mujeres productivas en atropellamientos callejeros, carreteros y de caminos, que sólo en el Estado de Veracruz constantemente cobran vidas femeninas.
Por lo menos la muerte materna y por cánceres femeninos es una responsabilidad gubernamental. La demagogia dice que hay servicios médicos dentro o fuera de la seguridad social. Lo cierto es que se necesitan hasta tres meses para obtener un servicio y se expulsa a las mujeres del IMSS, contra la ley, a pesar de tener un cáncer agresivo.
En fin, que hacerse cargo plenamente del significado de la violencia contra las mujeres nos revela el grado de autoritarismo feroz con que se pretenden resolver los conflictos; el atraso gigante de los órganos de justicia y la incapacidad para reconocer que no es con las armas como se puede atemperar la situación actual de crimen organizado.
Me preocupan dos cosas: hay una ola mediática tremenda para fijar una situación que no por real, no debe ser parte de la atomización de la lucha social. Ahora algunas mentes sagaces le llaman “juvenicidio”, por la lamentable suma de homicidios entre personas de 14 a 26 años.
Y nunca vi, en los últimos casi 20 años, tan tremenda indignación, de tirios y troyanos, pero tampoco veo sumadas miles de voces que se indignen por el feminicidio que, según esos datos, es grave e inaceptable: asesinadas o ejecutadas por el crimen organizado sumaron 73 en 2006, cuando Felipe Calderón todavía no lanzaba su irresponsable “guerra”; otras 93 fueron asesinadas en 2007; 106, en 2008; 341, en 2009, y 650 en los primeros 10 meses de este año.
Por supuesto que la Secretaría de la Defensa Nacional habla de menos muertes, pero reconoce que ha habido un aumento de 100% en el asesinato de mujeres por parte de criminales (de esa guerra).
También el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) estima que el asesinato de mujeres en campos, carreteras, lugares de enfrentamientos, donde hay policías, soldados y sicarios, entre otros, es el 1.9% de todas las ejecuciones, lo que significaría que de esas 30 mil ejecuciones, 600 corresponden a mujeres.
Apenas el pasado 28 de octubre, al balear un autobús de personas que trabajan en las empresas maquiladoras de exportación en Ciudad Juárez, resultaron asesinadas cinco trabajadoras; una mujer en la calle con su hijo o hija en Coahuila, apenas la semana última, y las mujeres caídas en la fiesta juvenil de Horizontes en la misma ciudad, el 23 de octubre.
Por tanto, las reflexiones de noviembre no pueden ser la repetición atomizada, los eufemismos que compartimentalizan la violencia contra las mujeres. Ningún modelo de atención o de prevención tiene sentido si no existe un estado democrático capaz de parar el autoritarismo que viene de Los Pinos, para aplastar la posibilidad de cambiar las cosas.
Más de un centenario de la revolución educativa
GABRIELA RODRÍGUEZ
En este mes poco se habla de la revolución educativa, del movimiento cultural que se inició con Benito Juárez en 1856 y fue construido durante décadas hasta que estalló la revolución armada.
En aquellos tiempos –nos ilustra la historiadora Josefina Zoraida Vázquez– los constituyentes se habían formado durante la guerra de Independencia y tenían una visión educativa de altas miras: valoraban la instrucción pública como medio prioritario para superar las desigualdades y extender las libertades. Más de 80 por ciento de la población era analfabeta, la responsabilidad de la nueva nación apostaba a tomar el papel que había sido desempeñado por el clero; el artículo 3º de la Constitución de 1857 afirmaba que la enseñanza es libre, y el Estado no tendría que asumir un papel vigilante. Ignacio Ramírez, El Nigromante, fue un elocuente defensor de la libertad de enseñanza como derecho natural y se mostró enemigo de cualquier interferencia. No debía limitarse y si quedaba algún temor, la única forma de superarlo y de vencer al clero sería mejorando nuestras escuelas y multiplicándolas, si los católicos tienen una, nosotros tengamos 10.
Pero la condena implacable del papa Pío IX radicalizó las posiciones; se llegó a interpretar que el motivo principal de la guerra por las Leyes de Reforma fue promovida y sostenida por el clero para sustraerse de la dependencia a la autoridad civil. Sin posibilidad de coexistencia, el dilema parecía ser: o el Estado o la Iglesia. Después del triunfo de Juárez, el 2 de diciembre de 1867 se redactaba la Ley Orgánica de Instrucción Pública, la cual establecía la educación primaria gratuita y obligatoria para los pobres. La enseñanza religiosa desapareció del plan de estudios. Los liberales dieron gran impulso a la educación femenina, aunque otorgaban mayor influencia a la masculina.
En 1873, Sebastián Lerdo de Tejada incorporó las Leyes de Reforma a la Constitución; establecía el laicismo en todo el país mediante un decreto que expresaba que la instrucción religiosa y las prácticas oficiales de cualquier culto quedaban prohibidas en todos los establecimientos de la Federación, de los estados y de los municipios. Se enseñará la moral en los que por la naturaleza de su institución, lo permitan, aunque sin referencia a ningún culto. La infracción sería castigada con multa gubernamental de 25 a 200 pesos, y con la destitución de los culpables, en caso de reincidencia. Con la llegada de Porfirio Díaz a la presidencia, los ministros de Justicia e Instrucción Pública continuaron su firme tarea de extender la educación y reformar la enseñanza para hacer mejores ciudadanos para el futuro.
Hacia 1880 el diputado Justo Sierra logró adicionar a la ley que los estados adoptarán para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, popular y la enseñanza primaria, laica, general, gratuita y obligatoria. Se buscaba uniformar la instrucción de todo el país y se formaron escuelas normales y preparatorias, se incorporaron las Bellas Artes a la Secretaría de Instrucción Pública. Para 1908, Justo Sierra concebía la tarea educativa como medio de integración nacional, por ello debía ser educativa más que instructiva: La educación primaria que imparta el Ejecutivo de la Unión será nacional, esto es, se propondrá que en todos los educandos se desarrolle el amor a la patria mexicana y a sus instituciones, será integral, es decir, tenderá a producir simultáneamente el desenvolvimiento moral, físico, intelectual y estético de los escolares; será laica o, lo que es lo mismo, neutral respecto a todas las creencias religiosas, y se abstendrá en consecuencia de enseñar o atacar ninguna de ellas; será además gratuita. Justo Sierra pasó a ser un escéptico después de haber sido defensor a ultranza del positivismo, fue dejando la visión que valoraba el método experimental como único criterio de verdad para admitir otros métodos científicos para el estudio del hombre y la cultura. En 1910 coronó sus ideales educativos con la creación de la Escuela Nacional de Altos Estudios y de la Universidad Nacional de México. (Josefina Zoraida V., Nacionalismo y educación en México. El Colegio de México, 1970.)
No sabemos hasta qué punto la instrucción pública de esos tiempos contribuyó al descontento de las clases populares y de un sector de la clase media, pero no hay duda de que los maestros jugaron un papel crucial en el movimiento armado. La educación laica y la enseñanza libre fueron logros irreversibles que sustentaron la exigibilidad de los derechos ciudadanos y el avance cultural de México. El proyecto no retrocedió, sino que fue confirmado al término de la Revolución y caminó hacia adelante varias décadas, tema que retomaré en mi próxima colaboración. Lo indignante es que 100 años después, la educación se deteriorara tanto, que la Iglesia esté recuperando una influencia decisiva en las políticas de algunas entidades, que los cardenales hayan concentrado tanta riqueza, lujos y sirvientas (o servidumbre, como llama Sandoval Íñiguez a las religiosas que lo atienden) y pretendan erigirse en árbitros de los procesos electorales, junto con las televisoras.