AL DESNUDO

10 dic 2010

Filtraciones y lealtades patrióticas

GILBERTO LÓPEZ Y RIVAS
Los comprometedores cables de las representaciones diplomáticas de Estados Unidos en el ámbito global, hechos públicos por Wikileaks, han tratado de ser minimizados por los gobiernos colaboracionistas, incluido el de México (más papista que el Papa), que han salido a la defensa de sus patrones con la obsecuencia y torpeza que les caracteriza. La secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, por ejemplo, mostró su celo proestadunidense con penosas declaraciones muy acordes con las inclinaciones de su jefe, el encargado de facto del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, quien también condenó a los mensajeros sin tomar en cuenta los mensajes. Por su parte, el presidente en turno de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, el priísta Jorge Carlos Ramírez, pretendió –con elocuencia cantinflesca– disminuir la importancia de lo trascendido, afirmando que no hay nada que no se supiera.

Incluso, algunos analistas de la izquierda latinoamericana especulan sobre las verdaderas motivaciones de quienes han expuesto las desnudas formas y contenidos de la diplomacia imperialista frente a enemigos y aliados, afirmando que se trata de una maniobra concertada de contrainformación y restando valor a las revelaciones. No obstante, por las reacciones iracundas de la clase política de ese país y las medidas abiertas y encubiertas tomadas por Washington y sus asociados subalternos contra Wikileaks –incluyendo guerra cibernética, acoso económico, cargos legales extraterritoriales, amenazas de secuestros, ejecuciones extrajudiciales y hasta una sospechosa acusación de violación contra su principal fundador y vocero, Julian Assange–, es evidente que las filtraciones constituyen un golpe a los intereses estadunidenses.

Algunos comentaristas arguyen que entregar los documentos para su difusión mayor a cuatro medios de metrópolis europeas, como The Guardian, El País, Le Monde, la revista Der Spegiel y al periódico New York Times, del propio Estados Unidos, constituye un acto controvertido y sospechoso, y aluden al supuesto sometimiento de los mismos a las limitaciones que impone Washington para la publicación de algunos o de parte de otros documentos. En este sentido, sería muy conveniente que, en lo sucesivo, Wikileaks tomara en cuenta diarios de reconocida solvencia moral e inmunes a cualquier tipo de presión del gobierno de Estados Unidos, o de las propias autoridades locales. Pero aun este argumento queda sin fundamento al poder leer innumerables documentos hechos públicos por esos medios, cuyo contenido es altamente dañino para la política estadunidense en el ámbito planetario y que también compromete y expone a quienes mantienen relaciones con funcionarios de ese país y hacen confidencias comprometedoras en privado, muy contrastantes con su discurso público.

Ejemplo de esta situación lamentable lo constituyen los planes y preocupaciones de Felipe Calderón externados nada menos que al director nacional de inteligencia de Estados Unidos, Dennis Blair, sobre la cooperación e integración entre los dos países en el tema de inteligencia y seguridad, incluyendo la creación de fuerzas conjuntas (joint strike force); en torno al papel y las supuestas intromisiones del presidente Hugo Chávez en México y en América Latina, y la utilización del Grupo de Río –por el gobierno de México– para aislarlo, así como su solicitud urgente de que nuestro buen vecino incremente su eficiencia diplomática y se involucre aún más en las políticas de la región, incluyendo las elecciones clave que se aproximaban (octubre de 2009), como las de Honduras y Brasil, y afirmando que: Estados Unidos necesita ser observado como un actor crucial. (ID 231175, Secret section 01 of 02 México 003061). Estas mentalidades confirman el dicho de Carlos Monsiváis sobre esta primera generación de estadunidenses nacidos en México y explican las motivaciones internas de acciones rituales, como la ofrenda floral depositada por Calderón el 20 de mayo de este año en el cementerio militar de Arlington, donde están los restos de los soldados que invadieron nuestro país en múltiples ocasiones. Es verdad, los actuales gobernantes son leales a su patria…Estados Unidos.

También, estas filtraciones masivas de documentos marcados con distintos niveles de secrecía han dejado al descubierto que el Big Brother no está funcionando pese a la alta tecnología, los expertos a disposición y los inagotables recursos destinados a proteger la vida clandestina y los trapos sucios del gran imperio. El gigante del norte se muestra tan vulnerable como esa banana republic que tan a menudo proyecta Hollywood en sus películas cargadas de racismo y estereotipos étnicos y nacionales. Es así porque, al igual que en Vietnam, los estrategas imperialistas no toman en cuenta el factor humano con todos sus heroísmos y profundidades. Basta que un joven soldado de la más baja graduación en las fuerzas armadas considere moralmente necesario divulgar o filtrar más de 250 mil documentos que caben en una memoria no mayor de un dedo para que la potencia hegemónica quede al descubierto y los ciudadanos del mundo entero puedan leer sus entretelones diplomáticos.

Independientemente del valor que quiera darse a los cables expuestos, el asunto central es que no es personal de Wikileaks el que tuvo acceso a los materiales clasificados y decide darlos a conocer: se trata de estadunidenses con otra concepción de patriotismo que desde dentro del aparato militar o diplomático consideran necesario, a riesgo de su libertad y sus vidas, exhibir la sordidez e ilegalidad de su gobierno, junto a los verdaderos designios y tramas de un imperio.

Las filtraciones de Wikileaks

LUIS JAVIER GARRIDO

Los papeles del Departamento de Estado sobre México revelados por Wikileaks abren una crisis política de enormes dimensiones, aunque nadie se atreva por el momento a reconocerlo.

1. La histórica filtración de documentos hecha este diciembre de 2010 por el portal de Wikileaks incluyó un número significativo de documentos sobre México que aún no acaban de ser divulgados plenamente por los medios y que son difíciles de consultar, en particular por la guerra cibernética que el gobierno estadunidense ha desatado en su contra, pero que hasta ahora ponen en grave entredicho al gobierno panista, a la clase política mexicana en su conjunto, a las fuerzas armadas y muy en especial a Felipe Calderón, quien aparece en ellos como un individuo que ha atentado contra los intereses fundamentales de México, y que de existir en el país un régimen de derecho, de inmediato sería separado del cargo.

2. Las revelaciones de Wikileaks no hacen más que confirmar en torno a la supuesta “guerra contra el narco” de Calderón lo que durante meses hemos sostenido en esta columna, y en particular que desde los inicios de su gobierno de facto, ansioso de alcanzar una legitimidad y un control material sobre el territorio y la población, el panista pidió a Washington su ayuda e intervención para enfrentar la situación; que la extrema violencia que se manifiesta en el país fue deliberadamente buscada por el gobierno calderonista, bajo la dirección de las agencias de seguridad estadunidense, en la mira de crear un clima de terror en la República, y que la consecuencia de todo esto no es sólo que las fuerzas armadas mexicanas se hayan sometido al control estadunidense, sino que éste asuma que es la única fuerza capaz de enfrentar desde México a los cárteles del narcotráfico, que constituyen una amenaza para sus fronteras.

3. Las filtraciones –de las que dio cuenta La Jornada el 3, 4 y 5 de diciembre– van en buena medida a caracterizar al Ejército Mexicano con señalamientos tanto de funcionarios estadunidenses como de los propios panistas, diciéndose que es torpe y con aversión al riesgo, que sus miembros no están capacitados para ejercer tareas policiales domésticas ni mucho menos labores de inteligencia y, lo que es de enorme gravedad, que al no tener posibilidad de actuar en un marco de respeto a los derechos individuales, solicitaron que se expidiera una ley de suspensión de garantías individuales en términos del artículo 29 constitucional, como en 1943, lo que les fue negado, para, siguiendo el ejemplo de la Secretaría de Marina, solicitar sus mandos a los agentes estadunidenses que se les diera una mejor capacitación.

4. Los documentos del Departamento de Estado hablan de un sinnúmero de reuniones –entre 2008 y 2010– en las que los funcionarios calderonistas, carentes de cualquier noción de soberanía nacional, se dedicaron a demandar en todos los términos la ayuda de Estados Unidos, a sabiendas de que esta actitud no podía dejar más que una salida. Las revelaciones de estas reuniones bilaterales no conducen más que a demostrar cómo la subordinación del Ejército y de la Marina Nacional a Washington fue buscada de manera deliberada por el gobierno de Felipe Calderón, a sabiendas de que iba a conducir a un escenario en el que el Departamento de Estado asumiera que ante la incapacidad de las fuerzas de seguridad de nuestro país para controlar la situación, la única seguridad para sus fronteras, desde México, era la que las propias fuerzas estadounidenses le propiciaran.

5. Los documentos muestran, en todo caso, no la falta de dignidad de la diplomacia mexicana, sino la inexistencia misma de una diplomacia mexicana y, sobre todo, el desastre interno del gobierno calderonista de facto que ha hecho perder por completo el rumbo al país. ¿Con quién acuerda Genaro García Luna?, se preguntaba hace días el diputado Porfirio Muñoz Ledo. ¿Con Felipe Calderón o con Carlos Pascual? (La Jornada, 4/12/10)

6. La caracterización que hacen los agentes diplomáticos estadunidenses del gobierno de Calderón es, a pesar suyo, en extremo crítica, pues señalan que éste solicitó la ayuda de Washington porque estimó hallarse en peligro de perder el control de varias zonas conflictivas, como les reiteró durante más de dos años la Secretaría de Gobernación, reconociendo que no es eficaz el aparato de inteligencia del gobierno mexicano, a lo que se agrega otro elemento: las pugnas en el interior del gobierno de Calderón, que según los agentes estadunidenses obstaculizaron en estos años toda labor.

7. Las mentiras continuas de Calderón y la descalificación permanente que hizo en estos años de las fuerzas de oposición mexicana ante los agentes estadunidenses son objeto también de múltiples documentos que llevaron a una decisión. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ordenó un informe sobre el perfil sicológico e íntimo de Calderón, sobre sus costumbres y sobre las relaciones y disputas de su grupo cercano.

8. El desconcierto del gobierno panista ante el golpe recibido lo está demostrando su incapacidad de respuesta a pesar del malestar creciente que hay por las revelaciones en las fuerzas armadas y otros sectores. La cancillería se limitó a señalar que son divulgaciones parciales e inexactas (La Jornada, 2/12/10) y la Sedena a difundir un texto de militares retirados que señalan que el Ejército ha servido a los gobiernos panistas con la misma lealtad que hizo con los del PRI, pero en el que afirman se busca desprestigiar y destruir al Ejército al hacerlo entrar en competencia desleal con otra fuerza armada, que es la Marina (Milenio Diario, 8/12/10), todo ello mientras en Los Pinos se están dedicando a buscar que los medios reduzcan y minimicen las informaciones filtradas y den prioridad a hablar de ecología.

9. La reacción más acorde con la gravedad de lo revelado fue la del embajador de Estdos Unidos en México, Carlos Pascual, puesto en una situación comprometida, pues las filtraciones provienen en lo esencial tanto de funcionarios de la embajada como de las múltiples agencias gubernamentales dependientes de él, por lo que al ser entrevistado por Televisa –el miércoles 8– expresó su deseo de que lo acontecido no afecte las relaciones entre los dos países, lo que ya no cabe duda de que no va a ocurrir. Calderón y los panistas, que por su reacción de azoro aparentan desconocer el doble discurso diplomático, van a reaccionar como hasta ahora lo han hecho: con profundo servilismo e indignidad. El problema para Washington se halla en las demás fuerzas políticas, que si tenían alguna duda sobre las dimensiones del desastre en que Calderón y las políticas estadunidenses han hundido a México, ahora tienen que actuar en consecuencia. Y, desde luego, en el pueblo mexicano que no quiere esta guerra impuesta ni este tipo de relaciones con Estados Unidos.

10. La saga de Julian Assange y de Wikileaks sigue evidenciando la dificultad que existe hoy en día para informarse de lo que en realidad acontece. Las revelaciones de este portal abren una nueva época en las relaciones entre los pueblos y el poder económico y político que asfixia al mundo, en particular en América latina y en México constituyen una nueva señal de alerta sobre la naturaleza totalitaria del proyecto que se pretende imponer al continente.

El canal de los linchamientos

Jenaro Villamil

MÉXICO, D.F., 6 de diciembre (Proceso).- “Eso no se vale. Yo estoy de acuerdo en que hagan todo lo posible por defenderse Televisa y TV Azteca, pero el poder no se utiliza así”, exclamó Miguel Alemán Velasco en enero de 2007 al referirse a la campaña de linchamiento que ambas televisoras encabezaron contra el empresario Isaac Saba a fin de frenar su participación en la sociedad con NBC-Universal para ir por la tercera cadena televisiva en México.

Los noticiarios de los canales 2 y 13 se unificaron para acusar al Grupo Casa Saba de ser responsable de “miles de muertes” (por su condición de distribuidor de medicamentos); Morir sin remedio, titularon a los reportajes que nunca hicieron explícito que Saba era un posible competidor.

Televisa y TV Azteca intimidaron al Grupo Casa Saba, que se retiró de la inversión anunciada con NBC-Universal y le canceló la posibilidad de tener un socio mexicano para una tercera cadena comercial de televisión.

Alemán se quejó de los excesos de los conductores de noticias, del uso y abuso de la pantalla para litigar intereses comerciales: “Los noticiarios no son solamente nota roja. Y el conductor no debe ser juez y parte, menos fiscal o verdugo. Eso se prohíbe en otras partes del mundo. Aquí desgraciadamente la opinión cuenta más que la información. Es decir, estamos opinando en vez de informando, y basta y sobra con que nos caiga mal alguien para que lo hagamos polvo. Y más con el poder de la edición. Eso no se vale” (Proceso 1578).

Tres años después de aquella queja de Alemán, Televisa ha arreciado sus campañas contra adversarios comerciales y exsocios en empresas de representación artística –como en el caso de Simón Charaf, accionista de Imagen y Talento–, medios impresos que han criticado la “ganga” de la Licitación 21 –como Reforma–, empresarios de la industria farmacéutica que son sus adversarios y recientemente contra Proceso, bajo el pretexto de un video con declaraciones de Sergio Villarreal, El Grande.



Bar-Bar



“¡Mataron a Cabañas, mataron a Cabañas!”

Ese fue el grito que escucharon varios asistentes al Bar-Bar hacia las cinco de la mañana del 25 de enero de este año. Una detonación seca se escuchó en los sanitarios. El agresor, Juan José Balderas Garza, el JJ, amigo del delantero paraguayo, salió del bar sin que lo detuvieran.

No mataron a Salvador Cabañas, jugador del América, pero estaba herido. Con la ambulancia y las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del DF llegaron también las cámaras de Televisa. En la emisión Primero Noticias, conducida por Carlos Loret de Mola, comenzó una cobertura exhaustiva que se convirtió pronto en un escándalo mediático.

Televisa trató de inculpar a los trabajadores del Bar-Bar –“ese oscuro antro”, dijeron los comentaristas de la televisora– y a su dueño, Simón Charaf.

El 28 de enero Primero Noticias difundió una fotografía en la que mostraba al supuesto agresor de Cabañas al lado de Simón Charaf. Éste le reclamó en un correo electrónico a Emilio Azcárraga Jean:

“Con toda honestidad me ha sorprendido que en la misma cobertura de los medios que tú presides, el trato que hemos recibido muestra una culpa del Bar-Bar que no existe.

“(…) El mejor ejemplo de lo anterior fue el grave error cometido por Carlos Loret de Mola en Primero Noticias el día de hoy, en donde se muestra una fotografía en la que asevera que aparece el agresor de Salvador Cabañas conmigo a su lado. Por fortuna, Iván Puentes, quien es la persona que aparece en la fotografía junto a mí, llamó a la producción del noticiero y se logró corregir el error antes de que terminara la transmisión.

“(…) Creo que lo menos que puede hacer Carlos Loret es ofrecer una disculpa pública en su espacio noticioso por la afectación a mi persona”.

Ni la disculpa ni la réplica se dieron. Por el contrario, se agudizó el linchamiento.

En marzo de 2010 Charaf decidió contraatacar. Reveló en entrevista con Gloria Leticia Díaz (Proceso 1743) que el trasfondo de la agresión de Azcárraga era su intento de apropiarse por completo de la empresa Imagen y Talento Internacional (ITI), donde Charaf tenía 49% de las acciones, y Televisa, 51%.

Charaf afirmó que mes y medio antes de la agresión contra Cabañas se reunió con Alejandro Benítez, funcionario de Televisa, quien lo amenazó con iniciar ataques contra sus empresas si no vendía sus acciones de ITI.

El vínculo entre Televisa y el Bar-Bar fue más allá de la sociedad en ITI. En 2006 fue escenario del reality show El Bar Provoca, producido por Televisa y Endemol México y conducido por Roberto Palazuelos.

Charaf sostiene que la animadversión en su contra tiene como finalidad evitar el pago que le corresponde por las utilidades de la contratación de actores como imágenes de gobiernos de los estados o de campañas electorales, como el caso de Angélica Rivera en el Estado de México o de Mayté Perroni y Raúl Araiza para el Partido Verde.

Ataque a Grupo Reforma

De manera casi imperceptible, el 30 de agosto en El Noticiero de Joaquín López Dóriga se inició una campaña contra Alejandro Junco, propietario del Grupo Reforma, editor de El Norte, Reforma y Mural, entre otros impresos.

López Dóriga aludió a un mensaje enviado en Twitter por el empresario regiomontano Lorenzo Zambrano, quien convocó a los hombres de negocios a mantenerse en la entidad. “Quien se va de Monterrey es un cobarde”, decía el mensaje. Televisa lo “ilustró” con Junco de la Vega, quien desde 2008 vive en Austin, Texas.

Seis días después la campaña tomó otro cariz. Del lunes 6 al jueves 9 de septiembre El Noticiero y todos los espacios informativos de la televisora unificaron su cobertura acusando al periódico Metro, del Grupo Reforma, de promover la trata de personas a través de los anuncios clasificados de servicios sexuales. Violencia y sexo, bomba de tiempo, titularon el “reportaje de investigación”.

Televisa entrevistó a legisladores, revivió un debate de meses atrás que se dio en España para legislar en esa materia, entrevistó a supuestas sexoservidoras que denunciaron el maltrato e ilustró con varios anuncios clasificados lo que consideró “la doble moral” de Reforma.

En Tercer Grado los comentaristas coincidieron en que se trataba de “un caso muy grave” de falta de ética periodística, pero no hicieron alusión a otros medios que también tienen ese tipo de anuncios, entre ellos la revista TV y Novelas, propiedad de Editorial Televisa.

La ofensiva contra Reforma duró una semana. El periódico no respondió directamente, pero varios de sus principales colaboradores advirtieron que el ataque era una respuesta a la cobertura crítica que ese periódico realizó sobre el resultado de la “ganga” de la Licitación 21, que favoreció claramente a la sociedad Televisa-Nextel.

Sin embargo el ataque de Televisa no fue producto sólo del interés de la televisora. Proceso pudo confirmar que detrás estuvo la autorización de Los Pinos para emprender en pantalla un linchamiento contra el grupo editorial con el pretexto de los anuncios clasificados.

Reforma ha publicado resultados de encuestas que documentan los bajos índices de aprobación de Felipe Calderón. En septiembre, en vísperas del ataque de Televisa, su sondeo arrojó el más bajo nivel de aprobación al gobierno calderonista (55%). En ese sondeo 59% opinó que la guerra contra el narcotráfico la estaba ganando el crimen organizado.

Las farmacéuticas, el escándalo

El linchamiento más reciente, previo al enderezado contra Proceso y el reportero Ricardo Ravelo, ocurrió entre el 9 y el 12 de noviembre pasados cuando El Noticiero difundió dos llamadas telefónicas que documentaban “la relación corrupta a base de comisiones y sobornos” entre el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y los laboratorios farmacéuticos.

El caso fue una pifia de Televisa. La persona a la que se presentó como “funcionario aún no identificado” que negociaba con Rafael Castro, del laboratorio Novartis, era en realidad Carlos Abelleyra Cordero, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica de 2007 a 2009 y presidente ejecutivo de la compañía Stendhal.

Este semanario documentó que detrás del linchamiento estaban los intereses del vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez, en el laboratorio Landsteiner –sancionado por la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios–, así como la sociedad del consorcio con Gennoma Lab y la búsqueda de una multimillonaria adjudicación de telefonía interna del IMSS para Bestel, subsidiaria del grupo que preside Azcárraga Jean (Proceso 1776 y 1777).

La sospecha de un acuerdo entre Televisa y Calderón también salió a relucir. Bestel impugnó en octubre de este año las bases de licitación para otorgar –por 2 mil millones de pesos– una red interna de telecomunicaciones en el IMSS. Los abogados de Bestel argumentaron que dichas bases beneficiaban a Telmex.

El pasado 11 de noviembre el juez Francisco Rebolledo le otorgó un amparo a Bestel-Televisa. En esa fecha concluyó la campaña sobre la “red de corrupción” en el Seguro Social.

Publicidad a Televisa

La campaña contra Ricardo Ravelo y Proceso, iniciada el miércoles 1, coincidió con una larga entrevista de Joaquín López Dóriga a Felipe Calderón en el Canal 2, para hablar sobre sus nuevos retos en vísperas del cuarto año de gobierno. Asimismo, la cobertura favorable y la amplia difusión de esa entrevista coinciden con un incremento sustancial para el gasto en Comunicación Social y Publicidad que el gobierno federal planea para 2011.

Según el Presupuesto de Egresos el gasto en esta materia pasará de mil 670 millones de pesos en 2010 a mil 940 millones en 2011. Más de 50% de ese gasto se destinará a la televisión.

Un estudio del Centro de Análisis e Información, Fundar, destaca que sólo en 2009 el gasto en Comunicación Social y Publicidad del gobierno de Calderón “aumentó 501% respecto de lo que se gastó en el último año del gobierno de Vicente Fox” y además el gasto ejercido ese mismo año “fue 145% mayor de lo que se había presupuestado y 49% más de lo que se gastó en 2008”.

El análisis de Fundar no tiene aún el gasto real ejercido al finalizar 2010, pero advierte en su reporte, del cual Proceso obtuvo una copia, que existen “grandes divergencias” entre lo que reportan las dependencias de gobierno.

De lo que no hay duda es que el principal cliente de publicidad en televisión es el gobierno federal. Pese a los montos manejados en el Presupuesto de Egresos, un reporte de KP Central Media (empresa de Carlos Alazraki) basado en tarifas publicadas, calcula que sólo en 2009 el gobierno de la República destinó 4 mil 585 millones 52 mil pesos a publicidad en televisión. 60% fue a los canales de Televisa.