EDUCACION DEVALUADA

24 mar 2011

Educación contra la corriente.
MANUEL PÉREZ ROCHA /II
El creciente desempleo de profesionistas, técnicos y científicos demuestra que, para el común de los mortales, el valor de cambio de sus conocimientos se desvanece. Este desempleo, informó recientemente la Secretaría de Educación Pública, afecta a cientos de miles de egresados, no solamente de las carreras de derecho o administración de empresas, también están sin trabajo decenas de miles de egresados de computación e informática, ingeniería mecánica industrial, eléctrica y electrónica. Este problema no se resolverá con llamados a la buena voluntad de los empleadores y capitalistas; es un fenómeno estructural del capitalismo contemporáneo.

La constatación de la pérdida de este valor de cambio de los conocimientos es uno de los factores que explican las enormes cifras de estudiantes que abandonan la escuela o la universidad antes de concluir sus estudios. Y esto es así porque en ellos domina la idea de que la escuela sirve solamente para conseguir un empleo y ganar dinero; si la experiencia les demuestra que no sirve para eso, mejor buscan por otro lado.

Esta idea de verdad es dominante. En la encuesta realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) en 2005, solamente 24 jóvenes de cada 100 afirmaron que la educación sirve para adquirir conocimientos; por abrumadora mayoría respondieron que la educación sirve para obtener un buen trabajo y ganar dinero. El propio IMJ apunta que la mayoría de los jóvenes relaciona una buena educación con un mejor nivel socioeconómico, dejando de lado la formación integral y las repercusiones que puede tener en el bienestar, y concluye que es necesario lograr que los jóvenes revaloren la escuela y tengan en mente que el tiempo y los recursos que invierten en ella no sólo se verán reflejados en mejores condiciones económicas, sino también en mayor cohesión social y desarrollo humano.

En estas circunstancias, el abandono de la escuela y la universidad seguirá siendo un fenómeno amplio y creciente. Podrá mitigarse con sobornos para continuar en la escuela o universidad y facilidades para obtener certificados y títulos, así mejorarán las estadísticas. Pero construir nuevas generaciones de gente realmente educada implica un cambio en los valores que dominan esta sociedad, concretamente un cambio en la valoración del conocimiento. Si, para bien o para mal, el valor de cambio del conocimiento se desvanece, es necesario rescatar su valor de uso.

Un aspecto del valor de uso del conocimiento se deriva de su poder para resolver problemas y satisfacer necesidades, ya sea individuales o sociales. Saber curar una enfermedad, tener la capacidad para diseñar un puente o una carretera, conocer las leyes para poder defender una causa justa, disponer de conceptos para comprender un fenómeno social, son ejemplos del valor de uso del conocimiento. Quien se fija como meta contribuir a la solución de esos problemas o necesidades buscará los conocimientos apropiados y sabrá aprovechar las oportunidades que para ello ofrecen la escuela y la universidad. De la solidez de su compromiso y empeño por contribuir a atender esas necesidades dependerá la fortaleza de su motivación para constituirse en un agente activo en el proceso educativo y permanecer en él trabajando con la intensidad requerida.

De manera creciente, la solución de los problemas personales o familiares también requiere de conocimientos, y en ocasiones de conocimientos avanzados. La salud, la organización de la vida cotidiana, la educación de los hijos, las relaciones laborales, los problemas de la vida urbana, implican la aplicación de conocimientos o la capacidad de gestionar los apoyos especializados necesarios.

Otro aspecto del valor de uso del conocimiento es su potencial para ayudar a desarrollarnos como personas, para encontrar el sentido de la vida y respuestas a las preguntas básicas de nuestra existencia. Asimismo, el valor de uso del conocimiento está en la posibilidad que nos ofrece para entender el mundo natural, el universo, la humanidad y su historia. La autenticidad con que se asuman estos problemas determinará la fortaleza de la motivación para estudiar con empeño y buenos resultados.

Desarrollar estas motivaciones supone que, sin caer en solemnidades ni el tedio academicista, se supere la frivolidad, estulticia y enajenación que dominan la vida contemporánea. Sería ilusorio esperar que la televisión, la radio o la mayor parte de la prensa contribuyan masivamente, como debieran, para impulsar este cambio de valoración social del conocimiento. A contracorriente, es imperioso promover este cambio en el mismo sistema de enseñanza. Es indispensable generar motivaciones intrínsecas en el educando no solamente con discursos, conferencias y demás, sino principalmente con una reingeniería del sistema que conduzca a que los estudiantes distingan con claridad el espacio y tiempo en que se educan, del espacio y tiempo en que se materializa el eventual valor de cambio de sus aprendizajes: la certificación de conocimientos.

Paradojas de la alianza

OCTAVIO RODRÍGUEZ ARAUJO



El diputado panista Javier Corral ha estado advirtiendo que los priístas del estado de México están llamando a participar en la consulta del 27 de marzo sobre la alianza del PAN y el PRD. Sugiere, él y otros políticos, que Peña Nieto está tan atemorizado de dicha alianza que la consigna a sus correligionarios es que voten No. Como se trata de una consulta ciudadana, no se puede impedir que voten todos los mexiquenses, sean del partido que sea o sin partido.

Un razonamiento simplista sería que si una acción es mala para mis enemigos entonces es buena para mí, y viceversa. De tal razonamiento desprenden, panistas y perredistas, que si la alianza es mala para el PRI gobernante, es buena para la oposición en su conjunto. Lo que no cuestionan los blanquiazules ni los del sol azteca son el significado y las consecuencias de la propuesta de la alianza.

Evitar que el PRI gane la gubernatura en la entidad mexiquense, aliándose con el enemigo (bajo la tonta máxima de que los enemigos de mis enemigos son mis amigos), es engordar el caldo a Felipe Calderón y al PAN, pues el PRD, así como está y bajo la dirección de Chucho II, no ganaría la gubernatura este año ni mucho menos la Presidencia del país el año entrante.

Si el resultado de la consulta es favorable a la alianza, el PRD, muy especialmente, terminará de desprestigiarse ante los millones de mexicanos que quisieran verlo como una alternativa de izquierda o de centro izquierda; si es en contra, casi seguro que el tricolor seguirá gobernando y Peña Nieto saldría un poco más fortalecido de lo que está ahora. En este segundo escenario, el PRD también pierde, pero por partida doble: 1) por haber querido hacer alianza con el PAN y 2) por haber perdido la posibilidad de hacerla, gracias a la consulta abierta a todos los ciudadanos y a los perversos priístas que participen en ella para sabotearla –como diría Corral.

En teoría, si no gana la alianza como resultado de la consulta, Encinas sería el candidato del sol azteca. No conozco suficientemente la intención del voto en el estado de México, pero me temo que el PRD solo no le ganaría al PRI, por lo menos esto es lo que piensan los perredistas pro alianza, y algo sabrán, pues son oportunistas, pero no tontos ni desinformados.

Como veo las cosas, el amarillo con negro perderá en todos los casos, y si buscamos culpables, encontraremos que éstos fueron (o serán) los chuchos y los promotores de la alianza con el PAN y/o con Calderón que antes estaban con López Obrador.

Quiero dejar constancia de que, como estudioso de la política, no creo en los políticos puros ni me atrevería a pedirles que fueran tan consecuentes en sus ideas y simpatías políticas como podemos ser los intelectuales que hemos evitado ser cooptados por el poder. Pero, como en todo, hay límites razonables y relativos para la acción, y también prioridades cuando se trata de tomar decisiones que afectan a terceros. La prioridad que han escogido los de Nueva Izquierda (alias chuchos) es conservarse en el podercito de sus cargos partidarios y en el reparto de candidaturas de mayoría y de representación proporcional en las elecciones. Otra cosa sería si hubieran escogido hacer de su partido una gran organización opositora y de izquierda, o centro izquierda, que la distinga de las demás.

Tan perdieron la brújula por sus ansias de poder, de podercito, en realidad, que no han podido (o querido) distinguir la casi identidad de intereses que defienden el PAN y el PRI ni oponerse a ambos por igual. Peor aún: son convenientemente amnésicos. Quieren olvidar que tanto el PRI como el PAN les robaron la Presidencia de la República en 1988 y en 2006. ¿Qué diría su sicoanalista, si lo tuvieran? ¿Les diagnosticaría una especie de síndrome de Estocolmo o simplemente masoquismo?

Observo una paradoja muy curiosa en los chuchos: ven y aprecian para sí mismos el poder del aparato partidario, pero no el de sus adversarios. Me explico mejor: usaron el aparato del partido y su fuerza en el Consejo Nacional para ganar en la renovación de la dirección del PRD, pero se resisten a ver el mismo uso en el gobierno de Calderón. Parecen pensar que éste, por sus errores múltiples y obvios, está debilitado y que, por lo mismo, el PRI podría ganar la elección presidencial de 2012. Como el tricolor ha venido fortaleciéndose en los últimos años, después de haber pasado a ser la tercera fuerza electoral en 2006, apoyan al débil en el Edomex para evitar que el fuerte se fortalezca todavía más. En sus fantasías construyeron un escenario en el que, debilitado el PRI y su posible candidato mexiquense, ellos competirían por la Presidencia con un PAN también debilitado, y tendrían mayores probabilidades de ganarle. Sin embargo, el peso del aparato y los recursos del gobierno federal y de sus bien pagados aliados en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación bien pueden ser usados para evitar que el PRI y el PRD puedan ganar. Las experiencias del 88 y de 2006 no pueden ni deben olvidarse.

El poder es el poder y se usa cuando y como sea necesario. Lo que está en juego, habré de insistir, no es sólo que el PAN continué gobernando, sino que el régimen político que consolidó Salinas, y que han usufructuado Zedillo y los panistas, pueda cambiar por otro, distinto al neoliberal-tecnocrático y entreguista que tan contentos tiene a Estados Unidos y a los grandes empresarios en nuestro país. Esto es lo que no parecen haber entendido los chuchos, razón por la cual, en lugar de fortalecer su partido han preferido ser socios minoritarios del poder a como dé lugar. O tal vez sí lo han entendido y por eso han querido ser aliados del PAN: algo les tocará en el reparto de utilidades.