FENOMENO PERVERSO

16 mar 2011

Acumulación salvaje

LUIS LINARES ZAPATA
La tendencia global para acumular la riqueza producida en pocas manos no sólo se confirma sino que acelera a paso redoblado. El perverso fenómeno no se limita a México sino que cubre el planeta. Detrás de ello hay un motor de impulso: el modelo neoliberal diseñado e impuesto por la nueva derecha estadunidense y su contraparte inglesa. Los beneficiarios son los cada vez más reducidos grupos oligárquicos de los distintos países, casi todos inmersos en el medio financiero o en posesión de distintas y onerosas concesiones públicas que administran a su caprichoso albedrío. Hace apenas unos cuantos años, los grandes capitales mexicanos se apropiaban de 5 o 7 por ciento del PIB. Ahora, una década después, llegan a 12 por ciento, un avance que no deja duda sobre sus desbocadas ambiciones. Todo este proceso lleva atado, y bien atado, su contraparte de miseria o exclusión de las mayorías.

La crisis, cuyo epicentro detonó en el sistema de las grandes finanzas mundiales (Wall Street), ha resultado de gran utilidad para adentrarse en su propia génesis. El estudio emprendido por la comisión que designó por decreto el presidente Barack Obama y aprobó el Congreso de ese Estados Unidos, no deja lugar a suposiciones falsas o recovecos sin desentrañar. Todo queda expuesto a la mirada y el juicio de la historia. Va al fondo, al meollo de lo que ocurrió. Los grandes bancos de inversión y comerciales, auxiliados por las calificadoras, fueron los causantes del desaguisado. Y, por desgracia, todo apunta que no serán ellos los que carguen con las consecuencias y penalidades. Varios millones (26) de estadunidenses desempleados tendrán que resistir, con su marginalidad, el costo más pesado del bulto. Otros 4 millones lo hacen también al quedarse sin la vivienda que poseían. Y el resto, otros 4.5 millones, atraviesan por penuria y media para pagar sus ya vencidas hipotecas. La pérdida de valor de las viviendas ha sido monumental: alcanza cifras fantasmagóricas situadas en los millones de millones de dólares (11 trillones de dólares, casi el PIB anual).

La explicación de cómo y por qué ocurrió la inmensa tragedia tampoco ha tenido desperdicio. Estudios académicos posteriores, las revelaciones de actores del drama, afirmaciones de funcionarios y la crítica informada han dado cuenta del desarrollo de la tragedia. El crédito, que hacía funcionar la economía del país a través del consumo privado, pasó de 4 millones de millones de dólares a la pantagruélica suma de 30 millones de millones de dólares sólo unos años después. Es decir, alcanzó a ser el doble del PIB de la economía más grande del mundo. La mayor parte del cual estuvo (¿está?) fincado en papeles de poco valor. La historia, sin embargo, no terminó ahí. A través de los famosos e incomprensibles derivados se infló, aún más, la desatada especulación y se extendió por todos los sistemas financieros del planeta. Unos más, otros menos, contribuyeron con su parte de rapiña para cebar al monstruo que hasta hoy día vaga sin arreglo efectivo.

En el proceso, sin embargo, hubo ganones que se aprovecharon hasta la desmesura. El director (dueño) de un fondo de riesgo acumuló, en sólo dos años, una fortuna personal valuada en 10 mil millones de dólares. Apostó a la baja contra las llamadas hipotecas subprime. Lo acompañaron (y lo siguen haciendo) otros gerentes, corredores de valores, administradores de fondos y funcionarios bancarios. Mediante bonos, premios por resultados y salarios de cifras inmensas, continúan apropiándose de la riqueza generada por la masa de trabajadores, ahorradores de mediana y pequeña escala, profesionistas independientes y demás incautos sostenedores (conscientes o no) del sistema vigente de explotación sin mesura.

La narrativa anterior, cuando desembarca en México, se deforma y acrecienta de manera exponencial. Duopolios y monopolios de toda suerte y alcances (con sus traficantes de influencia a bordo) se han apoderado del grueso de la riqueza y el poder que debería estar depositado en manos de los consumidores y votantes mexicanos. La metodología es harto conocida: se usufructúan, de manera indebida, concesiones públicas y se consiguen, bajo presión continua, privilegios de variados tipos y clases, fiscales, entre otros. Los trafiques y abusos, sin límite ni pudor, quedan expuestos a plena luz en sus descarados pleitos por defender sus cotos de influencia. Se ha falsificado la representatividad sindical o popular de forma grosera. La vida democrática es atropellada sin mesura que valga. Las instituciones se han envilecido. Los organismos diseñados para el arbitrio, equidad y control han sido capturados por aquellos sobre los que habrían de prevalecer, nulificando así la impartición de justicia o trampeando elecciones sin pausa ni visión. Los grupos de presión en México se han trasformado en un gigantesco monstruo que atenaza y deforma el desarrollo nacional.

Sólo 10 fortunas, las notables a escala mundial, han pasado, en su evaluación (Forbes), de 24 mil millones de dólares en el cercano inicio del milenio, hasta situarse, en 2010, en 145 mil millones de la misma moneda. Un crecimiento y concentración desmesurados que el priísmo inauguró y sus émulos panistas han permitido, propiciado y hasta usufructuado. Ante tal cúmulo de riqueza, el poder concomitante apabulla todo. Los partidos políticos son simples franquicias en sus manos. Los ejecutivos, el federal y los locales, están a su servicio. Los medios de comunicación masiva son sus agentes de persuasión. Las elecciones son simples trámites para imponer a sus gerentes y personeros. La propaganda que dicta el retorno de los priístas a Los Pinos, como hecho consumado, es sólo una estrategia para continuar su voraz ritmo de acumulación. La plutocracia dominante no tiene el menor escrúpulo ni se detiene ante la miseria, inseguridad, estancamiento económico y violencia que ha desatado. Sus actores seguirán empeñados en su propósito de agrandar heredades hasta que alguien o algo les ponga un hasta aquí.

Edomex, en la mira

BERNARDO BARRANCO V.



No sólo es importante ganar sino la forma en que se gana. El proceso electoral en el estado de México está tironeado por esta disyuntiva. Este mes será determinante en el proceso electoral porque habrán de definirse las principales apuestas políticas en materia de candidatos a la gubernatura, y se conocerá el resultado de la consulta ciudadana que en cierta forma delineará la viabilidad de la alianza PRD-PAN. El Edomex cuenta, como sabemos, con el padrón electoral más alto del país, con 10.5 millones pero con un alto grado de abstención que rebasa en promedio 50 por ciento.

Si bien todo hace suponer que el PRI aventaja notablemente a sus adversarios políticos con o sin alianzas, nada garantiza un triunfo en automático. A pesar de tener el aparato partidario más sólido y las encuestas en su favor, el PRI no tiene un cheque en blanco ni el triunfo asegurado. La explicación la encontramos en el comportamiento del electorado, sobre todo a escala municipal; éste recambia continuamente su voto. Estudios de la UAEM muestran que la alternancia en los ayuntamientos alcanza 80 por ciento, por ejemplo en Ecatepec, el municipio con mayor población, ha cambiado de colores en los últimos tres comicios. Mientras que en 2000 el voto mayoritario en la entidad fue para Vicente Fox, del PAN, y en 2006 fue para Andrés Manuel López Obrador, del PRD.

El clima político en la entidad es particularmente tenso. Los temores a la candidatura común y a las alianzas justificaron una polémica reforma electoral en 2010, su imposición ha propiciado un clima de creciente polarización e interrupción de acuerdos. La llamada ley Peña ha erigido en cierta forma la antesala de la guerra sucia. Antes de entrar en las campañas hay una atmósfera enrarecida que presagia tormentas. Por ahora, la válvula de escape a la presión política se ha focalizado tanto en el árbitro electoral como en el tribunal local. El PRI y el gobierno local pugnaron por asegurar ambos espacios, colonizando con posiciones de actores leales y dúctiles. En el caso del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) no sólo tiene cuatro consejeros afines, sino al aparato, efectivamente director general que es la verdadera fuente de poder real en el instituto. Justo por el desbalance tan evidente, los órganos electorales entran a escena como instancias mermadas de autoridad moral y fuente de descalificaciones no sólo de los partidos de oposición sino de un sector de la opinión pública. El IEEM acaba de celebrar su aniversario 15, en medio de reproches, al grado que el Partido del Trabajo ha abandonado las sesiones del Consejo General en señal de agravio. La clase política mexiquense puede pagar caro el sometimiento que ha operado hacia el instituto, pues en tan sólo seis años han operado cuatro consejos diferentes, cuatro presidentes, de los cuales dos renunciaron; además de escándalos de corrupción de proporciones mayúsculas, como el caso de la cartonera plástica en 2005. El Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM) no se queda atrás. Ha resultado costoso e ineficiente. Este órgano electoral también ha sido cuestionado, no sólo por su sesgado comportamiento, sino por la lentitud de sus resoluciones. El tribunal federal le ha corregido la plana y le ha exigido ser más expedito; el TEEM, con una composición igualmente inclinada hacia el partido en el poder, según una investigación del periódico Reforma en 2010, de las 28 resoluciones que fueron impugnadas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), 42.8 por ciento fue revocado o modificado o se ordenó dar cumplimiento a una sentencia en otro sentido. Se calcula que cada resolución cuesta 1.6 millones de pesos y para colmo, el tribunal citado se vio envuelto en escándalos por haberse adelantado bonos, es decir, antes de que den inicio las campañas se han premiado los magistrados mexiquenses por un trabajo que aún no han desempeñado. Por ello, en casos de querella, los partidos de oposición buscan brincarlo y acuden directamente a los tribunales federales. El proceso electoral, por tanto, tiende a la judicialización. Buena parte de las decisiones y resoluciones del Consejo General del IEEM, terminan en los tribunales. Menciono sólo algunos casos: la designación de consejeros distritales y de vocales, monitoreo, reglamentos internos, multas a partidos, propaganda gubernamental y adopción de medidas cautelares. Muestran no sólo un proceso trompicado, sino la falta de acuerdos que van más allá de los órganos electorales y el riesgo latente de crispación.

Pronto tendremos el destape del candidato tricolor. Salvo excepciones, han de predominar los llamados políticos tolucos. En este proceso todo indica que seguirán prevaleciendo, paradójico en verdad, pues 80 por ciento del electorado está en la diadema geográfica del valle de México. El electorado mexiquense se concentra principalmente en municipios como Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Nezahualcóyotl, Coacalco y Chalco. También a fines de mes se definirá, vía consulta, el posible desenlace de alianza entre el PAN y el PRD. Para algunos es una farsa, para otros una innovación de acercamiento de los partidos con la ciudadanía. Está por determinarse, con la posible alianza, qué tan alto será el costo político para la izquierda mexicana. Flotan cuestiones en el proceso mexiquense que inquietan a la ciudadanía: ¿hasta dónde el pragmatismo y la búsqueda del poder pasan encima de los valores de la democracia?, ¿hasta dónde el interés de grupo subordina los proyectos de nación y la lógica del bien público? Ganar, no importa cómo, sí importa. El absurdo dilema del dinero antes que la justicia.

Juan Pablo II en Facebook, indulgencias cibernéticas

Jenaro Villamil



MÉXICO, D.F., 15 de marzo (apro).- “Santo padre, te pido que mi marido pueda conseguir trabajo”.

“Intercede por nuestro mundo, nuestra patria y nuestra familia”.

“Santo padre, intercede para que podamos identificar la obra de Satanás y aléjanos de ella”.

“Santo padre, ponemos en tus manos nuestro noticiero católico”.

Estos son, entre otros cientos, los mensajes que se lanzan desde el más acá hasta el más allá en la nueva cuenta que el Vaticano abrió para promover la beatificación de Juan Pablo II. Hasta la mañana del domingo 13 de marzo, los “seguidores” del pontífice fallecido hace más de un lustro suman 96 mil 367.

No es la única cuenta que el Vaticano ha abierto para incidir en las redes sociales. La cuenta Juan Pablo II Figura Pública, tiene 21 mil 956 seguidores; y Juan Pablo II Autor tiene un poco más de 11 mil.

Lo sorprendente es que el “papa mediático” siga dando seguidores y forme parte de una nueva catequesis a partir de las web 2.0. Quizá a alguien se le ocurrirá hacer una especie de Second Life donde revivan al obispo de origen polaco que se convirtió en el líder de masas más importante de los últimos años para la Iglesia católica.

En las tres cuentas predominan plegarias y peticiones a Karol Wojtyla que, seguramente, intercederá ante el más allá para resolver lo mismo el tsunami de Japón que la guerra contra el narcotráfico en México o que el “libertinaje” sexual de las nuevas generaciones que, paradójicamente, se documenta en el mismo Facebook.

Para el Vaticano la modernidad significa utilizar las nuevas herramientas mediáticas y tecnológicas, explotando la “marca” más famosa de los últimos años, pero sin modernizar su orientación teológica, sus postulados más retardatarios frente a cuestiones fundamentales como el uso del condón, la despenalización del aborto, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la contracepción, la muerte asistida, las parejas del mismo sexo, etcétera.

Paradójicamente, el papa más conservador en el terreno moral fue, precisamente, Juan Pablo II. Su pontificado representó un retroceso de más de 40 años frente a las tesis más avanzadas del Concilio Vaticano II y una constante persecución a teólogos de la Liberación, al tiempo que protegió a la teología de la extorsión, representada por Marcial Maciel, ahora verdadero “expulsado” del paraíso de Juan Pablo II.

El pretexto para esta estrategia es la beatificación exprés que el Vaticano pretende realizar con Karol Wojtyla. Cosas verdes, diríamos en este mundo de la convergencia. Quizá ahora las beatificaciones se logren a través de followers, “amigos”, “enlaces” y contactos de quienes vivimos en este mundo pensando en el más allá.