NI LOS HUNOS NI LOS HOTROS.

9 mar 2011

El festín de la hipocresía

ARNOLDO KRAUS
La soberbia y la hipocresía son dos conductas aborrecibles. Quizás sean las formas de actuar que más enfado propician. La hipocresía se ejerce en forma individual, comunitaria o nacional; la soberbia es más frecuente en individuos que en grupos. Ambas conductas se aprenden desde temprano; en la casa y en los círculos inmediatos: escuela, familia, amigos. Los soberbios dañan menos que los hipócritas. Destilan arrogancia e impudicia. Se les detesta por su forma de ser y de actuar. Producen rechazo y encono. Dañan poco y se les puede ignorar. Ignorarlos es una vía para disminuirlos.

Los hipócritas suelen dañar. Cuando la hipocresía se contagia y adquiere el visto bueno de la sociedad o la aprobación de los políticos como uno de sus ejes de acción las mermas pueden ser enormes. Buena parte de lo que sucede en el mundo contemporáneo tiene que ver con el hábito de la hipocresía política, que además de hábito es escuela. Hace algunos años gasté una broma, la cual, probablemente, dentro de poco tiempo dejará de serlo; postulé, arropado por ironía y sorna la siguiente idea: en el futuro la ciencia codificará los genes que determinan cierta proclividad hacia la corrupción o la impunidad. Ahora agrego al menú de los genetistas un nuevo reto: ¿podrán aislar el gen vinculado con la hipocresía?

Quizás en algunos años los genetistas determinarán con exactitud quiénes padecerán y a qué edad enfermedades neurodegenerativas; describirán, probablemente, quiénes podrán, dependiendo de su carga genética, ser suficientemente hipócritas (e impunes y corruptos y asesinos y mentirosos y ladrones y un gran etcétera) para ejercer el oficio de la política.

Al reflexionar sobre el festín de la hipocresía pocos escenarios, o quizás ninguno, como el que sostienen los políticos todos los días, en todas las latitudes, en todos los idiomas, en todos los tiempos. La esencia de ese ideario se resume en una frase de Timothy Garton Ash: Haz lo que decimos, no lo que hacemos. ¿Es posible ejercer la política de otra forma? Es posible, pero es infrecuente. Ejemplos acerca de la hipocresía como parte fundamental del quehacer político sobran, algunos muy nauseabundos, otros menos nauseabundos, todos abominables. Muchos en casa, otros lejos de casa, la mayoría protagonizados por políticos (imposible no abrir este paréntesis: el maridaje entre PAN y PRD, elocuente ejemplo de hipocresía, deberá ser motivo de muchas reflexiones y razón de estudio siquiátrico).

Entre una miríada de ejemplos –no exagero– comento el caso de Libia. En Europa y en Estados Unidos las matanzas producidas por el sátrapa libio –nadie sabe cuántas personas han sido asesinadas– impidieron que el festín de la hipocresía diplomática continuase. Lo mismo le sucedió, ¡en 2011!, al Consejo de Derechos Humanos, órgano de las Naciones Unidas; en enero, en una de sus publicaciones, el consejo resaltó que “varias delegaciones expresaron su reconocimiento al compromiso del país con la defensa de los derechos humanos…”. El país de esas líneas era Libia…

A partir de los bombardeos contra su población, la tónica mundial cambió: no más negocios con el asesino. No más visitas de Kadafi y su séquito a los países europeos. No más venta de armas. No a los donativos de Saif el Islam, el hijo intelectual de Kadafi a la London School of Economics. No a la resolución del Consejo de Derechos Humanos. Los asesinatos impiden soslayar la realidad. En el caso del Kadafi 2011 no hay espacio para las dicotomías. La lección es evidente: en política la necesidad es más poderosa que la honestidad y la hipocresía más necesaria que la ética.

El festín de la hipocresía comunitario o nacional requiere dos actores. La única diferencia es que uno debe ser más hipócrita que el otro. En el caso del líder libio y los países occidentales huelga decir que Kadafi siempre dijo la verdad y los occidentales siempre mintieron. Uno y otros han sido desnudados por la población libia. Es muy probable que el primero se exilie en algún país desmemoriado o que sea asesinado. Es muy improbable que los países occidentales, Estados Unidos y Europa, con Sarkozy y Berlusconi a la cabeza, cambien. Ni los hunos ni los hotros en el lenguaje de Miguel de Unamuno. En el festín de la hipocresía los hunos y los hotros son casi idénticos. La diferencia ya la dije: Huno se irá; los hotros permanecerán.

Televisoras y Telmex, la guerra sucia

Jenaro Villamil



MÉXICO, DF, 8 de marzo (apro).- Una mujer joven, al borde un ataque de nervios de interconexión, arroja su bolso en su cocina. Está molesta por el alto cobro de las tarifas que cobran Telmex y “su filial” Telcel. Muestra a la cámara un teléfono celular y uno fijo. La voz en off dice que en México pagamos tarifas de telefonía más caras que en Francia. Y para ilustrar a los ignorantes televidentes, aparece un joven paseando a un perrito, con acento francés que dice lo mismo. También una pareja de oficinistas se quejan por las altas tarifas de interconexión.

Sólo les faltó decir "Telmex-Telcel, un peligro para México", a tono con los mensajes de la guerra sucia del 2006.

Al final del spot nos enteramos que es de la Cámara Nacional de la Industria de la Televisión por Cable (Canitec), un organismo que nunca ha pagado anuncios en horarios de alta audiencia en la televisión comercial. Más bien se trata del parapeto corporativo para que Televisa y su socia TV Azteca se lancen a esta guerra de desplegados y de spots en contra de Carlos Slim.

Nunca se preocuparon antes por las tarifas telefónicas. Es más, nunca le han informado a sus propios agremiados que iban a emprender este tipo de campañas y a los abonados de la televisión restringida jamás les han hablado de temas poco cómodos para las televisoras, especialmente para Televisa, como el must offer y el must carrier.

Es evidente que esta campaña de spots sustituye a los anuncios que Telcel-Telmex suspendieron desde febrero en los canales de Televisa y de TV Azteca, en represalia por diferendos corporativos que ninguna autoridad es capaz de resolver.

Telmex no se ha quedado manca. Ya pagó en páginas de periódicos, y en sitios web, una frase que aparece ahora en todos lados: “Duopolio televisivo ataca para evitar competencia en TV: Telmex”.

Incluso Telmex comienza a hablar en el lenguaje de legisladores como el panista Javier Corral, quien durante años peleó contra el duopolio televisivo sin que Carlos Slim ni ninguna de sus empresas se dedicara a replicar su mensaje.

Otro mensaje de la empresa telefónica, emitido en la tarde de este 8 de marzo, teoriza: "Duopolio televisivo confunde libertad de expresión con libertad de presión: Telmex".

La guerra sucia es una guerra de desplegados periodísticos. La empresa Bestel, filial de Televisa en telefonía, pagó una plana entera en varios periódicos, dirigido “A la Opinión Pública”, para defenderse diciendo que gracias al contrato de 2 mil 80 millones de pesos (nunca hacen pública esta cifra, por supuesto) el ISSSTE “recibirá ahora servicios de alta calidad usando equipos con tecnología de última generación”.

Para documentar su dicho, publican dos fotos que son la joya del cinismo empresarial: una donde dice “antes ISSSTE con Telmex”, donde se ve un enredo de cables en torno a un transformador y otra donde dice “ahora ISSSTE con Bestel”.

Por su parte, la empresa Iusacell-Unefón, propiedad del Grupo Salinas, anunció en un comunicado que los operadores de telecomunicaciones en nuestro país solicitarán este 9 de marzo a la Comisión Federal de Competencia que abra una investigación sobre prácticas monopólicas en el mercado de la telefonía.

Dicha solicitud, advierte el comunicado, se entregará en las instalaciones de la Cofeco e invitan a "los representantes de los medios de comunicación".

¿Desde cuándo tanto interés en investigación sobre prácticas monopólicas que realizan tanto unos como otros?

A todas luces se trata de una guerra de odio corporativa que ya va siendo hora que la autoridad tenga a bien decir algo, a menos que piense que así se beneficiará a los usuarios de los servicios de triple play.

Moreira y Peña Nieto, el pacto

Jesús Cantú

MÉXICO, D.F., 8 de marzo.- Las encuestas de preferencia electoral muestran tal ventaja del todavía gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, en la carrera por la Presidencia de la República que tuvo plena libertad para designar a Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila, como sucesor de Beatriz Paredes en la dirigencia del PRI.

Bastó que el gobernador mexiquense se pronunciara a favor de Moreira, a finales de noviembre del año pasado, en la reunión de la Confederación Nacional de Gobernadores en Xalapa, Veracruz, para que todos se sumaran

a dicho apoyo y el coahuilense arribara a la dirigencia priista mediante la llamada “candidatura de unidad”. Es público que ambos (Peña Nieto y Moreira) mantienen cercanía con la dirigente del magisterio, Elba Esther Gordillo, quien es otro de los apoyos políticos del ahora dirigente nacional del tricolor.

La llegada de Moreira a la dirigencia de ese partido no representará cambios bruscos en los posicionamientos y directrices del PRI, pero sí en lo que se refiere a los estilos personales, pues mientras Beatriz Paredes se caracteriza por su asertividad, Moreira se distingue por su estridencia. Esto fue manifiesto el mismo día en que lo declararon presidente electo del Comité Ejecutivo Nacional del PRI (8 de enero), cuando de inmediato arremetió contra el actual gobierno, lo que provocó reacciones de cuatro secretarios de Estado. Posteriormente, no se sabe si motu proprio o por recomendación de su propulsor, cambió el tono de sus declaraciones y ahora incluso propone sentar a todas las fuerzas políticas, incluido el presidente de la República, en una mesa de diálogo para “construir los grandes acuerdos para México”.

Pero lo cierto es que Moreira llega a la dirigencia nacional para pavimentar el camino de Peña Nieto a la Presidencia de la República. De acuerdo con el último levantamiento del tracking poll mensual que realiza Consulta Mitofsky, el gobernador cuenta con el respaldo de 83.8% de los priistas contra el escaso 5.4% que recibe Manlio Fabio Beltrones; y en el plano de la competencia con los candidatos de otros partidos, Peña Nieto aparece en el segundo lugar, con 91% de los entrevistados que lo conocen (rebasado únicamente por Andrés Manuel López Obrador, con el 94%). Sin embargo, por lo que se refiere a las opiniones positivas y negativas que se tiene de ambos, Peña Nieto obtuvo un saldo positivo de 42.4 puntos porcentuales, mientras López Obrador terminó con un saldo negativo de 18.2 puntos porcentuales. Y esto se traduce en preferencias electorales.

Asimismo, cuando se preguntó a los encuestados por quién votarían, incluyendo los nombres de los tres candidatos que van a la cabeza en sus respectivos partidos (Peña Nieto, AMLO y Santiago Creel), el resultado fue que el PRI, con Peña Nieto, alcanza 51.4% de las menciones (11 puntos más de los que obtiene el tricolor sin candidatos), muy por encima de las preferencias declaradas por el PRD, con AMLO (16%), y el PAN, con Creel (13%).

Aunque todavía faltan muchos meses y acontecimientos para llegar a los comicios del 1 de julio de 2012, lo cierto es que la ventaja que muestra Peña Nieto le permite imponer sus decisiones en el PRI, tal como hizo hace seis años López Obrador en el PRD. En aquel momento, en la sucesión interna perredista, López Obrador designó como dirigente a Leonel Cota; hoy, Peña Nieto hace lo propio con Moreira. Sin embargo, hay diferencias importantes: entonces en el PRD no asomaba ningún serio contendiente ante López Obrador, pues Cuauhtémoc Cárdenas ya llevaba cinco años sin reflectores públicos; y ahora, en el PRI, no deja de latir el corazón de Manlio Fabio Beltrones, quien para exhibirse cuenta con el escaparate del Senado, y ya lo está haciendo.

De acuerdo con la misma encuesta, en lo relativo al conocimiento que se tiene de los personajes, Beltrones aparece en el cuarto lugar, casi justo a la mitad de Peña Nieto, con únicamente 44.1% de los entrevistados, y con un saldo favorable de opinión positiva menos la negativa de 6.5 puntos. No obstante, tiene todo lo que resta del año para acrecentar ambos índices y/o disminuir el saldo favorable de su principal opositor interno.

Desde el inicio de su periodo en el Senado, Beltrones busca posicionarse como un legislador conciliador, propositivo, capaz de tejer acuerdos e impulsar iniciativas legislativas. Hay que recordar que él fue quien presentó la iniciativa para sacar adelante la llamada reforma del Estado, que finalmente concluyó casi exclusivamente con la reforma electoral a finales de 2007.

Y no es casualidad que al inicio de este año Beltrones haya lanzado su iniciativa de reforma fiscal, que ya metió en un brete al mismo Peña Nieto, quien tuvo que mover a otro de sus personeros, Francisco Rojas, líder de la fracción priista en la Cámara de Diputados, para pronunciarse en contra y tratar de cancelar así cualquier posibilidad de éxito a dicha iniciativa. Sin embargo, Beltrones no desistió y, de acuerdo con filtraciones y declaraciones de actores secundarios, Peña Nieto no dejaría vía libre a la reforma, sino hasta el periodo de sesiones que empieza en septiembre, para que su aprobación no le represente ningún costo para los comicios que, en julio próximo, elegirán a su sucesor en el Edomex.

Una de las principales labores de Beatriz Paredes fue precisamente evitar que se generaran choques entre los distintos grupos tricolores. Donde no pudo hacerlo, como en Sinaloa y Guerrero, el PRI perdió las elecciones. Y esa no parece ser una de las intenciones principales de Moreira, quien llega a la dirigencia nacional para servir a Peña Nieto, por una parte, como escudo que saca el pecho frente a los misiles o aparece en los temas que resulten incómodos o inconvenientes para el todavía gobernador, y por la otra, como distractor, que tenderá cortinas de humo, fundamentalmente como provocador, cuando lo considere pertinente, para despejarle el camino a Peña Nieto, quien seguirá con su presencia mediática intensiva, pero exhibiéndose en acciones positivas u opinando sobre temas no controvertidos.

Esto puede resultar muy positivo para Peña Nieto frente a los ataques del exterior, pero no le permitirá sortear el llamado “fuego amigo”, que a pesar del pragmatismo y la disciplina tricolores estará presente en los próximos meses.

De las primeras acciones de Moreira se desprende que ellos consideran que su principal contendiente en julio de 2012 será el candidato blanquiazul, y por lo mismo empiezan a perfilar una campaña en la que básicamente se discuta sobre la capacidad o incapacidad para gobernar. Es decir, los tricolores tratarán de mostrar que los gobiernos panistas son incapaces y propondrán su experiencia y capacidad probadas. En este contexto, Beltrones quiere mostrar que él también sabe cómo hacerlo.

Hasta estos momentos Peña Nieto impone su ley, y una muestra de ello es la designación de Moreira en la dirigencia del tricolor; pero el camino que falta por recorrer todavía es muy largo y los mejores obuses de sus contendientes internos y externos todavía están por venir.