AL ESTILO CACIQUIL

26 jun 2011

Elecciones al estilo Atlacomulco

ARNALDO CÓRDOVA



El estado de México, desde los oscuros tiempos del dominio absoluto del PRI, siempre ha estado sometido a un poderoso grupo oligárquico, el llamado Grupo Atlacomulco, que ha logrado combinar con extraordinario éxito, desde la época de Carlos Hank González, el poder político y el poder económico. Todos sus miembros son políticos de gran poder y, a la vez, empresarios de mucha riqueza. Ese grupo ha dominado férreamente la política y el mundo de los negocios del Edomex. Ha formado un condensado de alianzas, contubernios y complicidades que hace su dominio total y sin alternativa en la entidad.

Se dice que el fundador fue don Isidro Fabela, el gran jurista y diplomático de la Revolución Mexicana que tantos y tan meritorios servicios prestó a la nación. El gran maestro de los miembros de esa secta fue, indudablemente, Hank González. Con él el grupo se consolidó en el poder y se ramificó también a otras partes de la República, sobre todo al centro, la capital del país. Él enseñó a los miembros a combinar el abuso del poder con el aprovechamiento de la riqueza pública. La red de alcahueterías e intereses sobre la que se asienta el grupo no tiene fin y casi no hay gente en el Edomex que goce de cierta situación privilegiada que no le deba algo. Todos los gobernadores del estado, desde Hank, han salido del mismo.

El próximo domingo 3 de julio, 10 millones 312 mil mexiquenses elegirán al próximo gobernador del estado para el periodo 2011 a 2017. El primer dato raro, si se quiere, es que el candidato del grupo, Eruviel Ávila Villegas, ya no es de su seno, sino externo al mismo, aunque no debe serlo tanto si logró hacer una carrera política personal notable. El grupo o ramas importantes del mismo lo han venido cobijando y lo han impulsado en su desempeño. Al iniciar su lucha por la gubernatura, pidió a los integrantes del mismo que lo admitieran como uno de sus miembros. Hace unos días, los de Atlacomulco lo recibieron como si fuera uno de los suyos.

¿Por qué Eruviel Ávila y no Alfredo del Mazo Maza? Ya en ocasión reciente traté de dar una explicación. Enrique Peña Nieto vivió el último año presa del miedo a una alianza en el Edomex de panistas y perredistas. Pergeñó con Fernando Gómez Mont, anterior secretario de Gobernación, un compromiso para impedir esa alianza. A Gómez Mont no le hicieron caso ni en el gobierno ni en el PAN. El peligro, según debe haber pensado Peña Nieto, se mantenía. Del Mazo, que era su delfín, un buen día supo que la bondad de su candidatura no superaba el peligro de que el presidente de Ecatepec se fuera por la libre y acabara siendo candidato reciclado de perredistas y panistas.

No hay que llamarse a engaño, Ávila es y ha sido un miembro prominente de la clase política mexiquense, aunque no sea miembro del grupo. Sus apoyos los ha tenido incluso dentro de esa sociedad, pues de otra manera no habría hecho una carrera tan sostenida y tan ascendente como lo ha hecho en la política mexiquense. Se le conocen mil y una trapacerías de toda monta que han implicado un continuo enriquecimiento personal, casi siempre con base en negocios turbios y que acaban puntualmente en el abuso de los dineros públicos. En ese sentido, la fama del candidato priísta es amplia y bien sabida, incluso desde mucho antes de que fuera designado como tal.

De negocio en negocio, aquí y allá, Eruviel Ávila se ha vuelto, como los miembros del grupo, un político que ha dejado de ser un pobre político. No ha tenido otro mérito que el de comportarse de acuerdo con las reglas del priísmo, mexiquense y de otros lados. Lo que es típico de los priístas que tienen el poder, vale decir, usar del dinero público y de sus cómplices empresariales y de sus amplísimas redes de poder político y social para aplastar a sus contrincantes en las contiendas electorales lo está desarrollando el candidato priísta mexiquense en su campaña por la gubernatura. Su dominio propagandístico y de medios es apabullante y eso hace que todos lo den por triunfador.

En los debates con sus contrarios se le ha visto haciendo muy mala figura. Trae un discurso de esos que se llaman acartonados, o sea, siempre dice lo mismo y con las mismas palabras. No hay variaciones ni matices. Hasta mueve las manos como su protector Peña Nieto, como si estuviera arrullando a un niño. Su cultura es nula y su oratoria tan pobre que sólo usa un número limitado de palabras y de frases. Intelectualmente debería estar en otro nivel, puesto que ha hecho una carrera universitaria; pero hasta en eso es una nulidad.

Hay una anécdota que lo pinta de cuerpo entero. Un día le cantó una oda a su protector Arturo Montiel, que no es sino un plagio de otra que un maestro de la Facultad de Derecho de la UNAM hizo para un gran jurista, con los mismos términos. Decía: Montiel fue siempre como el árbol fuerte y frondoso, al que acudimos para protegernos bajo su sombra del inclemente sol. Al maestro Noriega Cantú, eminente constitucionalista mexicano, un colega suyo le cantó una oda similar: El doctor Alfonso Noriega Cantú siempre fue como el árbol fuerte y frondoso al que acudimos a protegernos bajo sus sombras del sol inclemente.

No nos debería extrañar. Es un hecho histórico que el PRI jamás ha sabido, salvo muy contadas excepciones, escoger a sus mejores hombres para competir por los puestos de representación popular. Se impone siempre el que tiene mayor número de complicidades y apoyos en el complejo político empresarial. A Del Mazo sólo le faltó lo que a Ávila parece sobrarle, el apoyo de los poderosos que deciden. El papel tan pobre que está desempeñando en la campaña electoral frente a Encinas (Bravo Mena se ha despeñado) en el terreno del debate político, no parece importar. El acarreo, el derroche de recursos, la unción de todos los grupos interesados en mantener el poder, el uso abiertamente faccioso de las autoridades electorales (el instituto y el tribunal), para que las cosas sigan como están, es lo que priva.

Uno se pregunta, ¿para qué hacen elecciones? ¿Qué utilidad tienen unos comicios que ya están decididos de antemano, porque no hay equidad en la competencia y ésta siempre se resuelve en un colosal abuso del poder y de la riqueza? Que hay que hacer elecciones porque así lo mandan la Constitución y las leyes. De acuerdo, pero resulta que en esa contienda no hay Constitución ni leyes que puedan normar de verdad el proceso, porque los poderosos no respetan ninguna ley y sólo se imponen por la fuerza. Encinas es un competidor de respeto y los priístas son los primeros en saberlo. Es notable que, sin contar con los medios del priísta, su campaña esté resultando tan relevante. Ha gastado poco más de cien millones. Ávila lo supera en 12 veces y sólo en prerrogativas.

A Encinas lo quieren acallar con base en encuestas amañadas y que se dirigen sólo a un sector reducido de la población mexiquense. Sólo los clasemedieros que tienen teléfono se pueden manifestar y sólo ciertos grupos a la mano pueden ser consultados. Los priístas no se arriesgarían a hacer encuestas amplias y de profundidad y menos a hacer análisis de tendencias. Entonces se vería que su dominio espectacular y que tanto presumen es sólo una voluta de humo.

Los mexiquenses tienen su destino en sus manos. Ojalá lo sepan decidir.

La farsa del PAN-gobierno

JESUSA CERVANTES

MÉXICO, D.F., (apro).- Felipe Calderón Hinojosa no está empecinado en aprobar reformas que realmente abatan el crimen organizado, pues de ser así su reforma contra el lavado de dinero iría “tras la huella” de recursos sucios y atacaría las ganancias de los cárteles de la droga. Hasta ahora no ha sido así.

Y en los hechos tampoco ha mostrado su deseo de que una iniciativa tan limitada, como la que envió, sea aprobada, dado que públicamente demanda al Poder Legislativo que convoque a un periodo extraordinario para aprobar diversas reformas o nuevas leyes, como la del lavado de dinero, pero en privado mantiene callados a los diputados afines a su gobierno.

Mientras por un lado Felipe Calderón acusa al Poder Legislativo de frenar sus iniciativas, en San Lázaro los diputados del PAN se mantienen pasmados, atados de manos. Así, por ejemplo, Alberto Becerra Pocoroba, presidente de la Comisión de Hacienda, quien tiene en su poder la minuta del Senado sobre lavado de dinero, ni siquiera ha convocado a reunión al resto de los partidos, ya no se diga para aprobar la minuta, sino al menos para leerla.

¿Cómo, entonces, el Ejecutivo pretende que se apruebe una iniciativa, si no empuja a sus legisladores a cabildear, a operar políticamente en pro de la minuta contra lavado de dinero?

Eso sí, mediáticamente utiliza a su fallido secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, para que se reúna con los coordinadores parlamentarios, en un intento por “destrabar” las iniciativas, convocar a un periodo extraordinario de sesiones y luego aprobarlas.

En cuanto al proceso legislativo, Calderón demanda una cosa en público y en privado hace otra. Pero, además, hay otro aspecto: la iniciativa en sí misma.

La minuta contra el lavado de dinero enviada por Calderón al Senado no va al centro del problema, es decir, no ataca realmente ese complejo sistema. Por ejemplo, deja que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) sea la única dependencia capaz de establecer denuncias cuando se sospeche que el lavado está ocurriendo. La responsabilidad, entonces, sigue recayendo en una sola instancia, la Unidad de Investigación Financiera que depende, precisamente, de la SHCP.

Resulta absurdo que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que es la que detecta movimientos bancarios inusuales, no pueda, por cuenta propia, interponer denuncias. Y, del otro lado, el Sistema de Administración Tributaria, donde se reflejan los posibles evasores de impuestos, tampoco puede interponer denuncias.

Y es que el movimiento de cuentas bancarias y evasión fiscal son dos elementos que juegan un papel vital en el proceso de lavado de dinero.

A contracorriente de lo que se hace en Italia, donde se cuenta con una policía especializada en lavado de dinero, el gobierno mexicano diversifica en varias instituciones cada uno de estos actos y entrega sólo a una –la SHCP– la potestad de interponer la denuncia. Es decir, que los entes involucrados en las investigaciones de lavado de dinero trabajan de manera descoordinada.

Existen varias cifras sobre cuánto dinero se lava anualmente en México, algunas de las cuales van de los 10 mil millones a los 40 mil millones de dólares, dependiendo del organismo que las emita.

Lo único cierto es que para la comunidad internacional, México ya se ha convertido en un foco en el que hay que poner atención por la fácil manera de lavar dinero.

Por ejemplo, tanto el Fondo Monetario Internacional como el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) de la ONU han señalado que “México se enfrenta ahora a una amenaza a su estabilidad y a su seguridad nacional sin precedentes, por el tráfico de drogas y la delincuencia organizada”.

Y más: “Los poderosos cárteles de la droga, que recurren a la violencia extrema, han extendido sus actividades en diversas partes del país. Estas actividades suponen un importante desafío para el gobierno”.

Los organismos internacionales acusan desarticulación en el combate al lavado de dinero y pocas sentencias condenatorias por ese delito.

En su reporte de 2009, el FMI señala que pese a la expansión del tráfico de drogas y las actividades del crimen organizado en México, los delitos de lavado de dinero no han sido adecuadamente investigados, “pues las autoridades mexicanas solamente han obtenido 25 sentencias condenatorias por este ilícito desde 1989 a 2007, y 14 de ellas fueron dictadas en 2007. Más aún, la mayor parte están relacionada con delitos en flagrancia, es decir aseguramiento de dinero y detenciones en operativos policíacos o militares, y prácticamente ninguna con el intercambio de información con la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda”.

Otro dato: Entre 2007 y el primer trimestre de 2011, la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda recibió 185 mil 677 reportes de operaciones inusuales, y sólo se han logrado 20 sentencias condenatorias.

Y la iniciativa de Felipe Calderón contra lavado de dinero, que tanto se demanda públicamente sea aprobada en un periodo extraordinario, pero en privado se mantiene en el cajón del diputado panista Alberto Becerra Pocoroba, no va al corazón del dinero sucio, y mientras no se ataque esta arista, aminorar el crimen organizado en México será poco menos que imposible.

Mantener empecinadamente que la estrategia sólo debe ser de policías, militares y armas, no dará resultado, o por lo menos no se ha logrado abatir el lavado de dinero, que es el último fin de los diversos cárteles.

De manera que la demanda de Calderón de convocar a un periodo extraordinario no es real, sino mediática y electorera. Por lo menos los hechos así lo demuestran.



Dato: ¿De dónde sale el dinero para la campaña de Eruviel Ávila en el Estado de México? En el PRI dicen que no de la dirigencia local que encabeza el fallido precandidato a gobernador, Luis Videragaray. También alegan que no es mucho el apoyo del gobierno de Enrique Peña Nieto, debido a que el gobernador todavía no asimila la imposición de Arturo Montiel. De ahí que el dinero salga, aseguran los propios priistas, de los bolsillos de la maestra Elba Esther Gordillo. Quizá por ello su hija y futura dirigente de Nueva Alianza, Mónica Arreola, se encuentra instalada en territorio mexiquense, para atender todas las necesidades de Eruviel Ávila.

En el remolino

ROLANDO CORDERA CAMPOS

Europa ingobernable, consignaba el inolvidable Il Manifesto italiano en mayo o junio de 1974. Ante el espectáculo dantesco del ataque especulativo contra la libra en 1992, el ministro Heseltine aleccionaba a un asistente que se desesperaba frente a las imágenes de la televisión británica: “That’s capitalism”. Y en el mismo tono, Henry M. Paulson, secretario del Tesoro de W. Bush (2206-09), le respondió a un asesor que no entendía por qué no habían regulado a tiempo: We were making too much money man, le hacen decir al financiero en la formidable producción de HBO de Too big to fail.

Hace un par de años, para terminar con este desordenado viaje memorioso, Le Monde Diplomatique de Argentina advertía: Europa al borde del colapso (o del precipicio). Y así está la cosa por estos días en que Grecia se cocina al fuego poco lento incitado por los mercados, cuyas comillas hicieron mutis, España asiste a la muerte chiquita que le han recetado las calificadoras, el FMI y un Rajoy disfrazado de astuto, y la señora Merkel preside desde la potente Alemania lo que bien podría ser el fin de un régimen monetario provisional para dar paso a una dolorosa, pero promisoria, operación para normalizar la unión monetaria con algún tipo de unidad fiscal sin la cual la Europa de la unión puede en efecto asomarse al abismo del endeudamiento sin fin, la inflación y la generalización de los indignados, aquí sí que de Finisterre a los Urales.

Dar por terminada la primera crisis global de la época de la posguerra fría ha sido cara tentación de los tristemente célebres mercados. Pero es su propia manera de ser, su naturaleza, la que impide que el planeta tenga un respiro y aspire a algún tipo de recuperación transitable. Los que de veras mandan en esa enloquecida galaxia del beneficio sin costo, pero con mucho perjuicio para el trabajo y la mayor parte de la empresa, se abocaron con furia a bloquear, distorsionar y vaciar de contenido a la reforma del capitalismo financiero que en 2009 Obama o Sarkozy, el Banco Mundial y hasta el FMI veían como indispensable y crucial para la salud del capitalismo.

En vez de ello, engordaron a sus huestes con alucinantes bonos y ganancias, pusieron de rodillas a los reformistas y humillaron a buena parte del circuito europeo, de la mítica Irlanda a la nueva rica España, desde luego a Grecia y Portugal, para no mencionar a la sufrida periferia del Este.

Ahora se acerca el mundo a una nueva prueba de ácido que no podrá reducirse a la vieja Europa, pegará de lleno en la ya no tan marcial Unión Americana y pondrá al mundo emergente ante sus propias limitaciones y liviandades. El auge de las materias primas se topará con el encarecimiento alimentario, y el reclamo social se desplegará de la Plaza del Sol a Tiananmen y, por qué no, al Zócalo o a La Moneda.

Para cruzar este reiterativo chaparrón, que sin previo aviso se vuelve tifón, no sobra repetir las lecciones viejas del 2009, que bien podrían ser las del 29: la única ortodoxia es la del interés nacional, bien definido por la deliberación democrática y amarrado por los veredictos de la historia. No hay interés nacional que se mantenga sin un mercado interno robusto, sostenido por la inversión productiva, el empleo y el salario. No hay un mercado así sin una política de fomento industrial, rural, social, inspirada en propósitos universales, éstos sí cosmopolitas, de apropiación y cultivo de la ciencia, la técnica y la cultura modernas.

A eso, que no es fácil ni lo venden en Wal-Mart, se han dedicado los chinos y los brasileños, mientras nosotros nos sometemos a las cábalas de una guerra y una sucesión que, si nos descuidamos, pueden no tener fin.